miércoles, 31 de diciembre de 2008

De nocheviejas

He acompañado al niño a comprar una corbata rosa para ponerse de punta en blanco para ir a una fiesta de Nochevieja a un local de moda de Santander...no sé a cual. Me ha dado por pensar, mientras le acompañaba y disfrutaba porque estaba encantado que haceya mucho tiempo que no salgo en plan nochevieja. A mí la noche de fin de año no me gusta especialmente. Mi día favorito de las navidades siempre ha sido la Nochebuena, pero el día 31 es menos entretenido.
Los dos primeros años que salí fueron estupendos. A esa edad no me dejaban salir mucho y fin de año era especial: me arreglaba más que normalmente, me dejaban más tiempo, incluso fui dos o tres veces a cotillones en discotecas. El primer año, que debía tener 16 años, estuve emocionada con el plan por lo menos un mes. Fuimos al Cormorán. Bueno, a lo que antes era el Cormorán, no al nuevo Cormorán, que se llama Old Cormorán Tavern y poco tiene que ver con el de mi adolescencia. Ya casi ni me acuerdo.
Después, rondando los 20 años, alguna vez salí de bares por Santander, que, como siempre llueve, y está todo llenísimo, no se puede pedir en ningún lado, todo es caro, no hay taxis...suele acabar siendo una noche insorportable.
Los años que he pasado en Madrid, primero porque no tenía coche, después porque no tenía ganas, nunca he hecho planes de nochevieja... de hecho creo que sólo he salido dos de los últimos cinco o seis años y las dos veces ha sido a fiestas en casas. El año pasado, la organizamos Loren y yo en el Nidito cuando aun no viviamos juntos y fue una noche tranquila pero divertida. Me hubiera gustado repetir este año. Brindar con amigos y besarnos celebrando el año nuevo. Pero las cosas han salido así y estamos lejos el uno del otro este año.
Este fin de año de 2008 tampoco salgo. Nos hemos quedado en Santander y cenamos en casa, viene la familia, hemos comprado bengalas para encenderlas después de las uvas con la niña de mis ojos, como llevamos haciendo desde que era muy pequeña...le encanta. Al lado de los petardos y los fuegos artificiales que ensordecen la ciudad de Santander, nuestras bengalas apenas se ven, pero ya es una tradición.
A estas alturas me han preguntado un millón de veces si no voy a salir esta noche, y he recibido un montón de invitaciones y proposiciones de planes...pero no salgo, ni me lo pienso, hace ya mucho tiempo que dejé de sentirme un bicho raro por no gustarme los planes nocheviejeros...
Daré la bienvenida a 2009 en casa.

Ir de pueblos

Una de mis aficiones favoritas en fin de semana es lo que nosotros llamamos "Ir de pueblos" y cuando estamos en la tierruca, la cultivamos especialmente. Nos encanta recorrer la provincia, ir a comer a algún pueblo, pasear, encontrar rincones, disfrutar del paisaje, ver casas, y echar el día.
Lo que más me gusta de pasar el día de pueblos es que parece que el tiempo se ha detenido. Los domingos se sienten mucho más largos y me gusta disfrutar de cada sonido, de cada olor, de cada color...
El domingo pasado, fuimos a Esles, un pueblo nuevo para mi, nunca había ido anque mis padres ya me habían hablado de él. Esles está cerca de Sarón y es un pueblo pequeño, pero precioso, absolutamente encantador. Comimos cocido montañés y cabrito, paseamos, vimos unas casas espectaculares, disfrutamos del olor a chimenea y tomamos café en un hotelito rural acogedor.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Griposa de fin de año

No podía ser de otro modo: después de que toda mi familia haya estado griposa, uno detrás de otro: al final he caído yo también. He pasado una noche horrible, me duele todo el cuerpo y además de mocos, tengo tos y la garganta irritada. Estaba cantado, que pasar las vacaciones rodeada de virus, sólo podía llevarme camino de la gripe.
Soy una auténtica especialista en ponerme mala durante las vacaciones, y he perdido la cuenta de las veces que he pasado la Nochevieja hecha un asco. Otro año, el 2008, que despido mocosa.
Qué le vamos a hacer.


domingo, 28 de diciembre de 2008

Medias a medias

Hace un par de días me puse vestido de punto marrón y medias marrones. Con este frío, las medias abrigan más que los pantalones, y los vestidos son más cómodos. El caso es que llevaba un rato con ellas puestas y no terminaba de encontrarme encajada. Me tiraban por las caderas, no me subían lo suficiente...
Se lo dije a mi hermana "Sister, no sé si es que ya me están pasando factura las comilonas de las navidades, pero estas medias me hacen daño, es que estoy incomodísima". Pasé el día tirando de las medias para arriba, que además de incómodo es muy antiestético. Quién se haya puesto unas medias que le hicieran daño (algo muy normal, porque acertar con la talla de las medias es como acertar la quiniela, más o menos) sabe a que me refiero.
Mi hermana me miró y me dijo "Pues fíjate, que a mi me sobran estas por todos lados. Se me caen, estoy incomódisima". Y es que si las medias te aprietan, es un suplicio, pero como se te caigan, es que no sabes cómo hacerlo para sujetarlas en su sitio.
Mis medias eran marrón chocolate. Y cuando miré las de mi sister, pues eran también marrón chocolate...y fue little sister quién nos dió la solución.
"En mi cajón había unas medias de Cris de ese mismo color. Es que mamá nos las ha cambiado todas y estamos usando las medias a medias."
Quién tenga al menos una hermana, y haya compartido con ella habitación o casa, sabe muy bien a qué me refiero con encontrar medias, calcetines, y tangas ajenos en los cajones propios.
Yo tengo dos y en las vacaciones en las que nos juntamos las tres, solemos andar con toda la ropa interior intercambiada durante las semanas siguientes.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Por fin luce en sol en Santander estas fiestas...help: ideas para despedida de soltera especial y diferente

En toda la semana no ha salido el sol. Hoy, por fin, se ha dignado a aparecer y hace un día despejado y luminoso, con esa luz que tiene Santander, que no tiene ningún otro sitio. Sigue haciendo frío, pero esa luminosidad invita a caminar, a pasear cerca de la costa, a visitar algún rincón...
Ayer estuve con mis amigas en el Spa del Hotel Real. El sitio nos decepcionó un poco, esperábamos, por el emplazamiento, más detalles, más calidad...la conclusión es que los hemos visto mejores, pero, la cosa era vernos y pasar un rato juntas. Pena que E. no pudo venir, está con gripe en la cama (La mitad de las personas -si no más- que me rodean, han estado o están con gripe. Yo de momento, me voy salvando). Estuvo bien...charlamos del resumen de este año, de los planes del que viene...empezamos a planear una despedida de soltera...aun no la tenemos muy clara, pero empezamos a darle vueltas, porque tiene que ser muy muy muy especial y diferente.
Se admiten sugerencias...¿tenéis alguna idea para una despedida de soltera especial y diferente que podáis compartir conmigo?.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Buena noche de Nochebuena

En Santander le robo el wifi a los vecinos sin piedad. Casi siempre hay dos o tres redes sin seguridad cerca para engancharme, pero, entre que estoy poco en casa y que un par de mañanas mis vecinos han decidido no conectarse, me está costando entrar en Internet estos días, aunque también es la mejor forma de descansar un poco de ordenador...
Desde que llegué el domingo hace un frío en mi ciudad natal, de esos que te dejan helado por dentro: niebla, humedad, frío...apenas he visto el sol desde que llegué. Los paseos por el centro, a ver escaparates y disfrutar de las luces, las tiendas y la gente, los he hecho, como manda la tradición, pero ¡¡¡qué frío!!!. Eso sí, he ido a mis tiendas preferidas de Santander, he comprado algunos regalitos pendientes y he tomado cafés y pinchos en los bares de siempre.
Los dos últimos días han sido un pelín raros, con la familia visitando más de lo que nos gustaría el hospital y subiendo y bajando a casa de mi tía, cuartel general de las nochebuenas. He hecho mil planes con mis hermanas, que nunca estamos las tres solas, y nos hemos reído, y hemos compartido infinidad de complicidades.
Para mí, lo mejor de las navidades siempre es la nochebuena, nos juntamos los primos, nos regalamos, dejamos que los padres se achispen un poco y nos ponemos al día de las anécdotas que nos perdemos separados a lo largo del año. Esta ha sido un poco diferente: 10 cubiertos para 9 comensales y algunos regalos abiertos en el hospital. A pesar de todo, pasamos una buena noche de nochebuena.
Menos mensajes de felicitación que otros años: no sé si la gente acusa la crisis, o acusa que este año no he tenido tiempo de mandar ni una felicitación navideña con los agobios de última hora. Eso sí, los clásicos nunca fallan: Lemus, como cada año, felicita temprano y Fran, como siempre, manda mensajes adorables. Y mis amigas selectas siempre, siempre, siempre, siempre están.
Gracias, queridos amigos, todos los que estáis aunque no estéis y que contribuis a que la nochebuena sea una buena noche a pesar de todo.
Ah, y ¡Gracias a los vecinos generosos que me dan la posibilidad de actualizar el blog!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Lotería de Navidad, ¿en qué te gastarías el premio si te tocase?

Mi prima nació el día de la lotería de Navidad y, en mi casa, siempre hemos dicho que ya nos tocó el gordo ese día y no esperamos que nos toque mucho más. Durante mucho tiempo, no compré lotería, hasta que un año tocó en mi oficina -no el gordo, un premio pequeño- y yo no llevaba nada -aunque un premio pequeño, qué se yo, de 300 euros en esa época, me parecía un potosí- y me hice la promesa de que no volviera a pasarme nada similar. De eso hace cinco o seis años quizás y desde entonces compro lotería del trabajo y me intercambio con mis mejores amigas, mi padre y mi prima -el premio gordo de la familia-.
Tengo todos los recuerdos del comienzo de las navidades de mi infancia, asociados al sonido de la lotería. Ya fuese en el coche cruzando España -cuando éramos pequeñas y no vivíamos en Santander, el 22 era un día muy habitual de estar viajando en el coche, con mal tiempo y muy cargados, camino de la tierruca para ver a la familia- o en en casa con la tele puesta desde las 8 de la mañana y la radio a ratos, para escuchar cómo iban cubriendo la información de los premios en cada rincón de España dónde hubiese llegado la alegría de la lotería.
En España, que somos muy de celebrar, da lo mismo que te hayan tocado 20 euros que 3 millones de euros, lo primero que hacemos es salir al bar -o a la calle- a compartir nuestra alegría y brindar con todo el que pase. Y a mí me encanta ver a todos esos españoles felices, brindando encantados con su premio -ya sea el gordo o el reintegro- contando a las cámaras que ese dinero lo van a invertir en "tapar agujeros" o, lo que más se repite a día de hoy, en pagar la hipoteca.
Y cada año las mismas conversaciones: ¿tú en que te lo gastarías?. Bueno...yo siempre he dicho que en pegarme un buen homenaje de viaje, uno de esos que sería imposible hacer de otro modo. Ir a conocer islas remotas, a recorrer sudamérica, a Japón, qué se yo. Y quizás dar la entrada de una casita pequeña, de una planta, que tuviera un amplio prao, cerca del mar, no lejos de la montaña, con chimenea, con espacio para cultivar mis tomates -que en la maceta no me crecen mucho, los pobres- donde poder sentirme relajada, tranquila, tener mi espacio, escribir, y quizás ver corretear a mis garbancitos...
Pero no por mucho elucubrar va a cambiar la realidad: este año no me ha tocado ni una mísera devolución.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Cabrales y cumples

La escapada a Cangas se torció un mucho. Sólo pude pasar una noche allí, pero, os recomiendo el Parador, es una auténtica maravilla. Tuvimos suerte, además, y el domingo había mercadillo en el pueblo de Cangas de Onís: uno de esos mercadillos de pueblo donde lo mismo te venden un queso cabrales, que unas cebollas trenzadas, que tres pares de calcetines gordos por tres euros. Me encantan los mercadillos y cuanto más típicos mejor. Compramos varios quesos: somos muy "queseros" y en el mercadillo eran baratísimos. Eso sí, el olor a cabrales del coche no creo que lo quitemos en meses.
Y ya de vuelta en mi tierruca, domingo en Santander. Hace bastante frío para lo que estamos acostumbrados por esta zona.
En esta época del año, ronzando las vacaciones escolares y las fiestas navideñas, cumplen años algunas de las personas que más quiero. Entre otros: mi prima Paola y su novio, que ya es mi primo, Oscar. Él ha cumplido 30 años. Aunque me dijo cuando le llamé para felitarle que casi no era edad de celebrar, hemos salido a celebrarlo, a cenar al Deluz, que está tan encantador en verano como en invierno. No lo conocían y les ha gustado. Es más, ha pasado el casting de "lugar encantador para organizar una boda".
Iban todos guapísimos: los cumpleañeros, por supuesto, que han traído los planos del pisito que se han comprado hace nada para compatirlos con nosotras y charlar, de dónde irán los armarios, las camas, el sofá...y yo ya les imagino eligiendo los azulejos, el color de la pared, los interruptores de la luz, y entrando por primera vez juntos en la que va a ser su casa. Están muy ilusionados, y me contagian su ilusión que se les escapa a raudales cada vez que hablamos de su nidito en construcción.
Y mis hermanas: guapísimas, las dos, arregladas para la ocasión, emocionadas con los regalos de los cunpleañeros, los primeros que son para su casita.
Pasé una noche genial: disfrutamos del sitio, nos reímos, estábamos prácticamente solos en el comedor...una pena que Loren no pudiera quedarse a la cena. Pero estas son las cosas del directo: muchas veces tenemos que improvisar y sale como sale.

viernes, 19 de diciembre de 2008

¿Lo estaré haciendo bien?

La verdad es que esta semana ha sido un poco larga. Y que los últimos días han sido la locura total: ayer casi entramos en colapso en el curro por un problema entre directores pero que nos afecta al final siempre a los mismos. Me di un golpe con el coche, por ir corriendo agobiada a todos lados, y no estar suficientemente atenta. Han cerrado el aparcamiento público más cercano al máster, y llegué una hora tarde, y tuve que aparcar lejísimos y pegarme un buen paseo con el frío que hacía.
Hoy he estado todo el día con mal cuerpo... con un dolor de cabeza increíble... arreglando los temas del seguro del coche, dejando cosas cerradas para poder irme de vacaciones un poco tranquila, planchando, organizando ropa, pensando en la maleta... con tantas prisas, y tantas cosas, esta mañana no encontraba el parte amistoso que hicimos ayer tras el golpe y ahora no encuentro las llaves de casa de Santander. Además, a estas horas el viaje a Cangas de Onís, que tanta ilusión me hacía, se me ha torcido un poco. Bueno, todavía no sé si un poco o un mucho.
Esta no es manera de comenzar las vacaciones de Navidad.
En clase un profesor ayer nos dijo que las decisiones estratégicas de nuestra vida profesional no debían ser más importantes que las de nuestra vida personal. Porque el riesgo que corremos es el de perdernos la vida. Creo que tiene razón.
No sé si estoy haciéndolo muy bien, la verdad.

Es un hecho: la Navidad está aquí

Para comenzar las vacaciones con paz...me voy tres días en plan relax al Parador de Cangas de Onís, donde ya está mi santo esperándome. Y después a mi tierruca a disfrutar de la familia hasta principios de enero. El ordenador viene conmigo...así que volveré por aqui, una vez descanse un poco...para contaros cómo van las navidades.
Vosotros cómo las pasáis ¿bien o en familia?. : )
Aprovecho para desearos una muy buena salida y mejor entrada de año.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Hablando de blackberrys

Como estaba con el síndrome de abstinencia tras entregar mi blackberry de vuelta el post me quedó un poco tristón y no os conté la cantidad de anécdotas que me generó, y eso que la tuve poco.
El día que me la dieron fue por una urgencia. Así que me arrebataron mi móvil de empresa Nokia, pequeño, gris y manejable y me entregaron la maquina infernal. En ese mismo momento y con las prisas, no me duplicaron todos los contactos del teléfono a la blackberry, con lo que pasé de ser una persona con contactos personales y profesionales a ser una persona sin más contacto que el teléfono de mi madre y el de mi jefa (los dos únicos que me sé de memoria).
Cierto es que la blackberry se sincroniza -como las nadadoras- al outlook del ordenador...pero...como el outlook es tan tan tan pero tan inteligente que te reconoce las direcciones, llevo aproximadamente dos años, si no tres, sin actualizarlo, por lo que en mi blackberry además de cero números de teléfono, tenía una centena de correos electrónicos obsoletos.
Cuando por fin, metida en una reunión, quise contestar a un sms de Navarrete, me di cuenta que cada tecla tenía dos letras y no una...con suficiente sensibilidad como para que la maquinita entendiése que si le das a la izquiera de la tecla hay una A, y si rozas la derecha de la tecla, saldrá una S. La cosa parecía imposible. Eso yo que tengo los deditos de un hobbit, imaginaos cómo deben vérselas esos tipos que tienen porras por dedos.
Tuve que reconocer que no me apañaba e hice la primera llamada al salir de la reunión:
- Navarrete, que no puedo escribirte un sms, que con este teclado no hay manera.
Navarrete se desconojó de mi...claro.
Al rato me encontré con que esa luz roja que te avisa de que tienes algún mensaje, se había encendido demasiadas veces...y vi que tenía varios correos, sms, llamadas perdidas, con sus diferentes símbolos indicativos...
Al querer responder un sms me di cuenta que era un mail, y una llamada pérdida me dijo que tenía un sms del número XXXXX.
La segunda llamada, ya de vergüenza total:
- Navarrete, mira, que esto es un lío, demasiada tecnología para mí, que ya no sé si quiero enviarte un sms al mail o un correo electrónico al móvil, o una carta al fax, o una video-llamada a la impresora...
Lo mejor: mis correos, cuando dos días después conseguí entender las teclas y sus manías, no salían. Me aparecía una cruz roja enorme a su lado, que me soplaron que quería decir, que no había sido entregado.
Ahí si tuve que ponerme en contacto con los informáticos. Cual fue mi sorpresa al saber que no "tenía permisos para enviar correos, sólo para recibir"...mmm, pues vaya tecnología puntera, desdeluego, podía ver el correo y ponerme del riñón, pero no contestarlo para solucionarlo.
Muy lógico y sobretodo útil.
Y así estuvimos las dos, mi maquina infernal y yo, el tiempo que duró nuestra relación.
* La de la foto soy yo, mosqueada con las tecnologías.

sábado, 13 de diciembre de 2008

ING: la desatención telefónica

He bloqueado y vuelto a bloquear la clave de acceso a mi cuenta de ING.
Con tanto pin, puk, password, clave, contrañena, identificación como tenemos hoy en día para casi cada cosa que hacemos -encender el ordenador, el móvil, apagar la alarma, el cajero, los servicios on line de los bancos y hasta la página de iberia plus, es imposible que alguna vez no estres en pánico y olvides alguna, o, peor aun, que metas la del móvil en el cajero y te trague la tarjeta, o, como he hecho yo, que metas la clave de un banco en otro convencida de que es esa la buena hasta bloquear la cuenta.
Una vez bloqueada, tienes que pedir una nueva, que te mandan a casa por correo ordinario. Entre lo que tardan en enviarla y que yo sigo recibiendo el correo en casa de mis padres, 10 días o más que he tardado en conseguir la nueva clave.
Cuando te llega, tienes que activarla. Esta mañana he llamado para proceder y, oh, sorpresa, además de mis datos personales he tenido que contestar seis preguntas. Que si tengo o no hipoteca con ese banco, que si tengo depósito devalores, que si ha habido algún movimiento de algún interviniente en la cuenta en los últimos 30 días...entre lo dormida que estaba, sábado a las nueve y media de la mañana...y lo enrevesado de las preguntas...al final, he fallado en alguna de las preguntas. En la de los 30 días, creo yo. Pensándolo bien, es que NO SÉ si ha habido algún movimiento en la cuenta en los últimos 30 días, entre otras cosas, porque hace dos semanas que no puedo acceder a la página, porque estaba bloqueada.
He perdido un poco los nervios, pero, estaba dormida y sin ganas de discutir con la operadora, que además, no tenía culpa de nada, aunque tampoco me haya dado ninguna solución.
Bueno, si, una: la vuelta a empezar. Me tienen que mandar otra clave por correo ordinario, que con las vacaciones de Navidad es muy posible que no recupere la carta hasta 2009 y para cuando quiera volver a llamar, igual tengo suerte y han pasado los 30 días de la discordia.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Blackberry: esa máquina infernal

Al principio, cuando me dieron la blackberry en la oficina estaba feliz. Feliz de poder ver el correo sin cargar con la mochila del portatil a todos lados, sin tener que conectarme en remoto a la oficina, porque la conexión es muuuuuuuuuuuy lenta y se cae cada dos minutos y todo resulta muy aparatoso.
La maquinita en cuestión es pequeña, manejable y me permite estar viendo el correo en cualquier momento y lugar: da lo mismo que esté en el tren camino de Barcelona, que en una reunión en París, que en una grabación en nuestras instalaciones de Leganés.
Además, me llegan igual de cómodamente los sms y las llamadas y tengo acceso al calendario de reuniones y a ver las alertas de google con noticias de la empresa, o mapas de dónde tengo que ir a ver una localización...todo pintaba genial.
El único problema, es que me la dieron temporalmente, para varios proyectos importantes en los que he estado involucrada estos últimos meses, y el flechazo que habíamos tenido mi blackberry y yo tenía sus días contados: era como uno de esos amores intensos que sabes que terminarán, porque ella, iba a dejarme para siempre en unos meses.
Y con la misma intensidad con la que estaba disfrutando de nuestra relación, comenzó el tormento. De una maquinita ideal, pasó a ser de la noche a la mañana una maquina infernal.
Supongo que es cuestión de carácter pero cada vez que veo la luz roja que indica que tengo un mensaje nuevo en mi dispositivo blackberry, tengo que mirarlo. Como no sé si estoy recibiendo un sms del macizo del ascensor invitándome a una caña o mi jefa pidiéndome un informe, me lanzo en picado a leer el mensaje y, al descubrir ciertos e-mails, me llevo los soponcios propios de las 9.00h de la mañana de un lunes en la oficina, a las 23.00h del domingo y como no soy capaz de pasar, hago llamadas que no hubiera hecho de no leer el correo, soluciono cosas que podrían esperar al lunes, me pillo unos mosqueos que no son necesarios, y paso la noche comiéndome la cabeza.
Ya sé que podría apagarla, que podría no leer los correos, que podría tener otra relación con mi maquinita, pero no soy capaz. Yo, cuando empiezo con una relación intensa, me entrego por completo...y así me va.
Esta semana he decidido devolverla ya, sin esperar a que termine el plazo. No quiero pasar las navidades con ella. Dejarlo así va a ser difícil, pero es mejor cortar de raíz. Necesito volver a tener paz mental y desconectar de todo en vacaciones.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Disco rayado

Yo soy de las que escuchan un disco hasta rayarlo, pero LITERALMENTE. Cuando me da por uno, lo puedo poner un millón de veces seguidas hasta haberme aprendido todas las letras, los ruidos y hasta los silencios.
Como me compre uno nuevo y me guste, lo echo al bolso y va del salón, al coche, al ordenador del trabajo, de vuelta al coche, de vuelta a casa...el último ha sido el Gato Negro, Dragón Rojo de Amaral.
Me gusta más el Gato Negro y lo he fundido más que el Dragón Rojo, además de llevarlo de un lado a otro.
No siempre tiene por qué ser discos nuevos, algunos me dan por rachas. Que me da la racha Sabina, puedo ponerme el Hotel Dulce Hotel hasta que bajan los vecinos. Que tengo el día Hombres G, pues entro voceando "Indiana, Indiana, me tienes hasta la banana" en el garaje del curro y me miran hasta las columnas. Que me da por la Julieta, pues puedo estar canturreando "yo te quiero con limón y sal, yo te quiero tal y como estás" durante varias horas seguidas.
Es inevitable, consigo que a mi alrededor la gente termine odiando los discos de tanto ponerlos.
También me pasa con las canciones.
Cuando Shakira y Alejandro Sanz lanzaron "La Tortura" en la radio y no estaba en ningún disco, los torturados fueron mis compañeros de oficina. Navarrete y yo pasabamos el día buceando en diferentes radios para localizarla y cuando por fin conseguimos el disco, lo poníamos 45 veces al día. Yo no la he aborrecido, y creo que él tampoco. De hecho, cuando la escucho ahora, sigue recórdandome al nene y a las risas que nos hemos echado a cuenta de la Shakira, la tortura, la mesa de la cocina y todo lo demás.
Lo que es una tortura es no poder pasar tan buenos ratos siempre.

domingo, 30 de noviembre de 2008

Risas mil con amigas

Después de meses de cenas en las que siempre una de nosotras estaba triste, mosqueada, amargada o agobiada por algo. Después de un año en el que hemos pasado por expedientes de regulación de empleo, tanatorios, hospitales, rupturas, paros, busquedas de empleo, citas desastrosas...el martes tuve cena de amigas y no paramos de reirnos en toda la noche.
Me encanta ver a mis amigas selectas contentas, y disfrutar contándonos nuestras vidas las unas a las otras quitándonos la palabra y recordando batallitas.
El martes pasado en Madrid hacía un frío del infierno, yo estaba cansada, como el último mes y medio, porque tengo mucho trabajo, y encima, tengo las clases del master del universo, pero salí de la oficina encantada con poder reunirnos y deseando poder compartir nuestras cosas. Pensaba darme un paseo previo, y ver las luces de Navidad, que ya están puestas en Madrid, pero el frío terminó por meternos a P y a mi en un Mallorca a tomarnos un café mientras hacíamos tiempo para la cena.
Habíamos quedado la semana anterior, para tratar de vernos todas, ya que P. había vuelto de Nepal y R. había devuelto a sus padres a casa, y aprovechando que por una semana, yo no tenía que ir a Barcelona. Así que elegimos el martes sin saber, que, además, íbamos a estar celebrábamos un ascenso, lo que hizo que la cena tuviera un ingrediente aun más festivo.
La semana que viene, hemos quedado otra vez el martes...estas son las pequeñas cosas que hacen que la vida tenga todo el sentido.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Capítulo 1: por qué me fui de Erasmus

Yo estudié Periodismo en 4 años. No me fui de Erasmus, aunque me apetecía irme fuera un tiempo, por miedo a perderme alguna asignatura esencial para mi vida futura -aun era joven e inexperta, como demuestran ciertas decisiones-.
A los 22 ya estaba licenciada, había hecho prácticas en la SER, la COPE y un periódico en Bolivia, y empecé a buscar trabajo, pero la cosa pintaba chunga. Trabajé en una página Web, cuidé niños, pasé unos meses lo mejor que pude y finalmente tomé la decisión de hacer el segundo ciclo de Publicidad y RRPP y tratar de entrar en alguna empresa como becaria algún tiempo más y adquirir así más experiencia y de paso, echar la solicitud del programa Erasmus, a ver si sonaba la flauta para un país dónde las clases se dieran en inglés, y así poder llenar esa lagunilla que tenía en mi formación. Inglaterra y Holanda eran los destinos más cotizados en mi universidad -o eso se rumoreaba-, y era difícil conseguir esas plazas. Lo normal era que te mandasen a Italia, o Grecia, pero eso me interesaba menos.
Empecé cuarto curso de Publicidad y RRPP y conseguí prácticas en la Agencia EFE. Las pruebas de admisión son un tostón, pero estaba en uno de esos años que todo me salía. Empecé las prácticas, que fueron absolutamente enriquecedoras y, después de las navidades, comenzó el proceso de selección para el Erasmus: exámenes, entrevistas personales, pruebas de inglés...no le dije ni a mi familia que estaba en el proceso, hasta que no fueron hechos consumados: en primavera supe que me habían dado plaza para Holanda, más concretamente para una universidad de la ciudad de Haarlem y que me iría para allá a finales de agosto.
Tenía 24 años y era el año 2005. Hubo alguna que otra tragedia personal-relacional aquel intenso verano, y el 25 de agosto salí de Madrid en un avión con una sola maleta donde llevaba ordenada y apretujada mi vida de los siguientes meses. Dejé una capital a 45 grados y aterricé en Schiphol, mi aeropuerto preferido del mundo, en un día gris plomizo, con la maleta roja en una mano, y un mapa y mini-diccionario de inglés en la otra. Sola. Más sola que la una. Sólo había contactado con una chica de otra clase de mi universidad, con la que coincidí en la entrevista personal, que no llegaba hasta un par de días después. Ilusionada. Extraña. Sin novio. Echando de menos. Sin más contacto que el de la universidad y el de la residencia que nos facilitaba el programa.
Me arremangué y me acerqué a la oficina de información del aeropuerto, donde aun no sé cómo conseguí entender que necesitaba hacer un trasbordo, pero que en tren llegaría a Haarlem.
Lo primero que tuve que hacer cuando salí a la calle, fue ponerme los calcetines debajo de las sandalias, porque en Holanda, en agosto, puede hacer un frío que pela. Y lo hacía.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Un eramus nunca olvida que lo fue

Hace ya muchos meses que mi gran amigo Monty me pidió que iniciara una serie de post sobre nuestro año de Erasmus en Holanda. Fue precisamente gracias al programa Erasmus que Montes y yo nos conocimos y aunque hace 5 años que emprendí esa aventura, tanto yo, como todos los amigos con los que compartí la experiencia, no sólo no la hemos olvidado, si no que la recordamos muy viva y solemos continuar hablando de ella.
Ayer mismo, en una cena con gente del trabajo, les contaba como en el Erasmus hice un curso acelerado de cocina y que fue precisamente en Holanda donde desarrollé la pasión por cocinar que hoy me acompaña. Además, les conté, solía tener la casa llena de gente -especialmente ellos- que añoraban la comida casera.
No es que no quiera complacer a Monty, que quiero, porque es un gran amigo y se lo merece y además es que a mí me apetece recordar las anécdotas, pero con poco tiempo para escribir, no da tiempo a pensar bien lo que uno quiere contar sobre esas cosas que pasaron hace tiempo. Nos gustaría recordarlas como pasaron, no como queremos que hubiesen sido, y evitar contarlo desestructurado, sin sentido. Y para eso, necesito concentrarme, y poder escribir tranquila, no a trompicones.
Hoy, leyendo El sentido de la Vida, me he encontrado con una divertida entrada "Manual de supervivencia del estudiante erasmus".
Me he dado cuenta que las anecdótas del Erasmus, que Montes y yo misma esperamos, tienen que empezar por el principio. Es decir, por el Capítulo 1: por qué me fui de Eramus.
Pero ese capítulo, lo veréis mañana.
*En la foto estamos mi amigo Monty y yo cuando éramos estudiantes erasmus.

No mezclar zumo y leche no es cuestión de cultura, si no de edad

Independientemente de si son sanos o no, que ahí yo no me meto, ¿os habéis dado cuenta que los niños y adolescentes de hoy toman un montón de productos que tienen una combinanción de leche y cítricos?.
Cuando yo era niña, era una verdad como un templo -o al menos así lo recuerdo-, que si te tomabas leche con zumo, "se te cortaba" el cuerpo. Fuese real o no, yo sigo teniendo esa sensación y no puedo casi ni pensar en sentarme a desayunar o cenar, y beberme un zumo y seguido un vaso de leche. Me dan ganas de vomitar. Imagínaos si estuviesen mezclados en el mismo envase, entonces ya me muero.
Hubo un tiempo que creí que esta creencia era más de mi familia que otra cosa, pero algunos de mis amigos me han confirmado que en sus infancias sucedía lo mismo. Naranja y Cola-cao, desastre seguro.
Ahora que los refescos a base de lacteos y zumos están de moda, que los anuncian por la tele, que la gente los toma y además dicen que son ricos, no doy crédito. A mí siguen sin gustarme, la vida es así. Esta mañana, he desayunado con mi amiga Nat, como llevo haciendo toda la semana. Recién levantadas siempre hablamos de cómo se llaman las cosas en España, en Venezuela, en Bolivia, en Canarias, en Santander, en Barcelona....nos divierten las diferencias culturales y lingüisticas. Yo estaba con mi café y ella con un gran zumo. Cuando iba a tomarse su leche manchada de café, no ha podido, porque no quería mezclar en su estómago las dos cosas. Nos hemos reído, no mezclar zumo y leche no es cuestión de cultura si no de edad.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Lo bien hecho, bien está

Lo bien hecho, bien está, y como llevo dos días absolutamente entregada al trabajo y dándolo todo, pero todo, todo, todo, sin tiempo ni para pestañear, ayer noche, felicitaciones por el trabajo bien hecho y hoy, un día en el que la nube negra que teníamos justo encima de la cabeza empieza a disiparse poco a poco.
Esta semana continua siendo intensa, pero, al menos va bien, bastante bien. Da gusto empeñarse en que las cosas salgan y que estas, consecuentemente, salgan.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Muchas cosas

La semana ha sido muy intensa, saliendo de la oficina pasadas las 23h, descubriendo asignaturas que me gustan en el máster -RRHH, por ejemplo- , haciendo de mami el fin de semana -cuánto disfruto de la niña de mis ojos, es inexplicable-, con tanta reunión social que apenas me ha dado tiempo a enterarme que era fin de semana...asistiendo al milagro de la vida en directo -es increíble lo que cambia un niño recién nacido en sólo unos días- y viendo maravillas de la medicina que te dejan cuanto menos perplejo.
Muchas cosas.
Muchas sensaciones.
Muchísimas cosas.
Mañana empieza una semana muy dura e intensa en el trabajo, que pasaré en Barcelona y que ojalá que se pase rápido. Quizás no pueda escribir mucho. Pero a partir del sábado que viene...espero que las cosas se calmen, al menos un poquito.
Tantas, tantas, tantas cosas...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

¿cómo, cómo?

¿Cómo voy a hacer los deberes, si sigo en la oficina, miércoles 12 de noviembre a las 22.34h. de la noche?.

Máster del Universo y Grupos de trabajo terrenales

He empezado el Máster del Universo que tan lejano parecía y ya está aquí y a pleno rendimiento.
El grupo lo formamos 28 personas, si no conté mal, 7 de ellos varones. El resto, mujeres. Diría que la edad media está entre los 30 y los 35 años y las dos primeras sesiones las pasamos entre clases de Contabilidad y Entorno Económico.
Yo llegué ya un poco depre el primer día, porque nos habían puesto un montón de deberes previos, y yo no había hecho ninguno.
Fue más o menos por septiembre cuando recibí un enorme sobre del IE. Yo -que a veces soy una incauta- me creía que sería el welcome pack, pero resultó ser el primer caso práctivo y una explicación extensa sobre cómo hacer un pre-curso online de contabilidad, de 8 horas.
Bueno, 8 horas tardarán los hábiles, yo que no sé dividir -no exagero, esto es literal- probablamente necesite 38. Alguien me sugirió que lo hiciera con mi padre...como idea, no está mal, podría ayudarme, pero no quise. Primero porque no quiero que mi padre sepa que tiene una hija de 29 años que no sabe dividir, y segundo, porque las ocho horas iban a convertirse en 88 y si hay algo de lo que no ando sobrada eso es el tiempo libre.
Total, que entre pitos y flautas, no me leí el caso y no hice el curso previo de contabilidad.
Con estos antecedentes...la cosa fue mucho mejor de lo que esperaba. Me enteré bastante, porque los profesores van bien aleccionados y saben que tienen enfrente, en su mayor parte, antiguos estudiantes de periodismo y de relaciones públicas, que la última vez que vieron un número, estaba sobre su tarta de cumpleaños y tenía forma de vela.
Han surgido coindencias graciosas, como que en el mismo grupo de master hemos caído cuatro personas de mi clase de la carrera (de esa qua acabó hace ya siete años) a las que recordaba vagamente.
Como las clases las tengo jueves y viernes por las tardes hasta altas horas, he descubierto que el fin de semana, es mucho más corto de lo que pensaba...
Los coordinadores, sin apenas darnos tiempo a coincidir en la máquina de café del patio y preguntarnos aquello de ¿estudias o trabajas? o ¿a qué dedicas el tiempo libre?, ya nos han hecho el primer grupo de trabajo y nos han envíado la información por correo electrónico a traición para que no podamos poner cara de ajo pocho. No he coincidido, por supuesto, con ninguna de las personas que conocía -o semi-recordaba- y hasta este jueves, no tendré mucho juicio de valor.
La suerte está echada.

viernes, 7 de noviembre de 2008

El encanto de lo cutre

He vuelto recientemente al barrio de Ventas donde hace tiempo pasaba muchos ratos.
Fui a una locución de un vídeo a un estudio pequeñito y pasé varias horas por esa zona.
Sentí mucho alivio porque, tras un tiempo en el que no pude pasar tranquila por allí, por fin puedo pasear por la Avenida de los Toreros sin sentir que me falta el aire, cruzar Parque de las Avenidas sin maldecir y volver a disfrutar de algunos sitios encantadores.
Ventas me gusta, me gustaba cuando lo frecuentaba y me sigue gustando ahora porque es un barrio muy auténtico. Tan auténtico que ves a la gente con bolsas del súper tomando café en el bar de la esquina.
La mañana de la locución terminamos comiendo en Casa Braulio, un mini-bar-tasca situado en la esquina de Avenida de los Toreros 43, donde hacen una tortilla de patatas de morirse.
El aforo debe ser de 20 personas, y dudo mucho que quepan las 20 juntas. He desayunado allí un montón de veces: un café con leche templada y un pincho de tortilla (mi desayuno favorito), ante la atenta mirada del camarero, a quién siempre presumí también dueño, que atiende a la clientela con mimo y decicación haciéndote sentir mejor que en el Palace y a 1.80 euros el desayuno completo.
Después de comer cruzamos a tomar el café casi enfrente, Gómez -si no me falla la memoria, que creo que no-, una pastelería con barra de bar donde tienen tartas, comida preparada, agujas de ternera, empanadillas...todo de excelente calidad.
Ambos lugares con tan cutres como encantadores. De esos que echas de menos cuando por circunstancias de la vida dejas de frecuentar.
Es genial poder volver a disfrutar de vez en cuando del encanto de lo cutre.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Cuatro cosas sobre mi

Siempre me han gustado estas cosas. Por qué no compartirlas.

CUATRO EMPLEOS QUE HE TENIDO EN MI VIDA
1. Canguro (la más reputada de mi urbanización)
2. Becario (una profesión en sí misma)
3. Periodista
4. Responsable de comunicación interna (o tomarriendas comemarrones)
CUATRO LUGARES EN LOS QUE HE VIVIDO:
1. Santander
2. Murcia
3. Haarlem (Holanda)
4. Madrid

CUATRO PROGRAMAS DE TV QUE VEO:
1. Anatomía de Grey
2. Camará Café
3. 22 minutos
4. Callejeros

CUATRO FORMAS DIFERENTES QUE TE LLAMAN
1. Cris
2. Cristina
3. Cabeza
4. La nena

CUATRO PERSONAS QUE ME MANDAN CORREOS CASI TODOS LOS DÍAS:
1. Mi jefa
2. Navarrete
3. Google News
4. Mi amiga Paula

CUATRO DE MIS COMIDAS FAVORITAS:
1. Tomate con sabor a tomate y no al plástico que lo cubre
2. Tortilla de patatas de mi madre
3. Croquetas de mi madre
4. Sopa

CUATRO LUGARES EN LOS QUE DESEARIA ESTAR AHORITA:
1. Tomando café en el Paraninfo de la Magdalena o mejor tomando en café en el Faro de Santander, viendo el mar
2. Debajo de las sábanas, arropadita, muerta de risa
3. En el Nidito, con buen tiempo, sentada en el patio, viendo mis tomates, leyendo algo
4. Nadando, o buceando o flotando, en algún líquido elemento
CUATRO AMIGOS QUE CREO QUE CONTESTARAN:
Como no voy a mandarlo, el resultado será sorprendente. Si alguien se anima, welcome.
CUATRO COSAS QUE QUIERO ESTE AÑO (2008) : (si no queda ná, ¿no puedo pedir para el que viene?).
1. Seguir contando con los míos como siempre
2. Que no nos falte de ná
3. Tener un poquito de tiempo para mí
4. Que se pase rápido y empecemos uno nuevo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Metiendo horas por amor al arte...de la comunicación

Sábado 9.00h de la mañana.
He abierto el ojo con la cabeza llena de ideas. Tengo que preparar un curso para compañeros de otros departamentos sobre comunicación, como parte de un programa de formación interna. El programa parte de la base de que cada uno de nosotros es especialista en algo y consiste en que los departamentos comparten sus conocimientos unos con otros. Por ejemplo, yo puedo acudir a un curso de contabilidad para no financieros y otros empleados pueden venir a que yo les cuente cómo redactar de manera eficaz.
La idea me pareció buena cuando me la propusieron y me apunté como "formadora" (ejem...por llamarlo de algún modo), pero, como siempre, estas cosas te quitan el tiempo que no tienes, y acabas preparando el curso el sábado en tu casa, porque en la oficina no tienes momento de ponerte a hacerlo.
Aunque parezca increíble, me he despertado esta mañana, no sé cómo, con la estructura en la cabeza y he tenido que saltar de la cama a buscar un papel, no quería que se me olvidara...he trabajado toda la mañana en ella, y aun me falta identificar los ejemplos y casos prácticos que voy a utilizar. Pero, algo es algo, ya he interiorizado lo que quiero transmitir y cómo, la mayor parte del trabajo está hecho.
Tengo que dejarlo ya-de hecho, ya voy tarde-, porque tengo familia en Madrid este fin de semana y voy a comer al cuartel general, pero como me fastidia dejar las cosas cuando estoy concentrada...

viernes, 31 de octubre de 2008

Nosotras si tenemos colegio hoy

Yo soy muy poco de salir por la noche, pero ME ENCANTAN LOS CONCIERTOS. Los disfruto un montón.
Llevaba años queriendo ver a Amaral en concierto, porque me habían hablado muy bien de su fuerza en directo, y porque me gustan, claro. Concretamente el último disco me tiene cautivada.
Y hace ya no me acuerdo los meses que mi súper-amiga y yo compramos las entradas, tantos meses, que no sabíamos que me iban a ascender, que no sabíamos que yo iba estar reunida en Barcelona precisamente ayer, que no sabíamos que podría coger el AVE y plantarme en Madrid al filo de las ocho de la tarde, de una tarde lluviosa y de tráfico caótico, y que íbamos a dar mil vueltas en busca de aparcamiento. Tampoco sabíamos, cuando compramos las entradas hace un montón de tiempo ya, que este mes y esta semana iban a estar cargados de los acontecimientos que han estado, ni que estaríamos monotemáticas la hora larga que pasamos deambulando con el coche por las calles del Barrio Salamanca en busca de un sitio. Ni que prácticamente correríamos hasta el atestado Palacio de los Deportes heladas de frío, ni que nos engulliríamos una porción de pizza de carbonara en el mismo recinto que hay que ver como ha evolucionado la cosa, que lo mismo te ponen un telepizzza que un chiringuito ambulante de cervezas en cada esquina.
No sabíamos que nos apretujaríamos de ese modo, entre grupos de jóvenes fumando porros y familias de pijos, ni que las niñas de alrededor iban a cantar encantadas de la vida: "Mañana no hay colegio, mañana no hay colegio", y a hacernos sentir de repente que han pasado mil años o más desde que nosotras nos alegrábamos por cosas similares.
Lo que si sabíamos es que disfrutaríamos con Eva Amaral en el escenario, que, cuan gata panza arriba, no sólo no nos defraudó si no que nos hizo saltar, gritar, cantar, bailar, reir, emocionarnos un poquito y disfrutar como locas, a pesar de que estábamos muertas de cansancio, a pesar de las ojeras, y a pesar de todo lo que nos pesaba. Y eso que nosotras, hoy si que tenemos colegio.

jueves, 30 de octubre de 2008

Días de tormenta en nuestro cuartel general

Últimamente andamos de tormenta en el núcleo duro de la familia. Problemas variados de salud y de mal de amores han provocado preocupación en el cuartel general de los cabeza-llata, situado como alguna vez he debido contar ya en Las Matas, desde hace más de 15 años.
En mi casa somos muy piña, para lo bueno, y para lo malo. Los fines de semana solemos juntarnos todos siempre, al menos en una comida, pero entre que soplan vientos de marejada en el trabajo, y varios fines de semana seguidos con eventos sociales de diversa índole –la visita al faro de Finisterre, la despedida de soltera en Toledo, la boda de mi amiga Lou en Pedraza-, no he pasado por el cuartel general mucho.
En el cuartel general familiar sigo teniendo mi cuarto tal y como lo dejé. Así que el sábado dejé el Nidito para ir a pasar el fin de semana con mi madre y mis hermanas, en plan intenso. Mi padre también estaba, claro, pero cuando los problemas sentimentales acechan, hay cosas que sólo las chicas podemos entender y mi pobre padre, no sólo no entiende nada, sino que prefiere no saber.
Y no hicimos nada, pero lo hicimos todo. Por la mañana, pasamos horas de debate en la cocina poniendo la cafetera tantas veces que perdí la cuenta. Encargamos buñuelos para la comida. Y por la noche, salimos a comer pizza juntas, probamos todas las tartas que había en la carta, y nos reímos hasta que nos dolió la tripa imaginando las historias familiares de las mesas que nos rodeaban.
En el cuartel general comparto el baño con mis hermanas. Y el domingo por la mañana nos metimos las tres al mismo tiempo, discutimos por quién tardaba en secarse el pelo menos tiempo, quién lo tenía más liso, qué champú huele mejor, qué crema hidrata más, porque amamos y odiamos el flequillo a partes iguales, y nos robamos la ropa las unas a las otras para probárnosla y partirnos con el resultado.
En todo el fin de semana, entregada como estaba a mi relación de hermanas, no me acordé ni una sola vez del trabajo, del estrés, de los problemas, de la crisis, ni de todas esas cosas que son menos importantes de lo que suelo creerme y que a pesar de eso me ocupan el tiempo, la mente y me hacen sentirme mal.
Un ole por las cosas que son verdaderamente importantes. La más, la gente que quiero.

lunes, 27 de octubre de 2008

Virus y bufandas

Los virus han llegado a mi oficina. La semana pasada los sortee, pero el viernes ya empezó a dolerme la garganta y hoy ya tengo el clásico constipado-vulgar que suele cogerme. No la gripe, que te balda y te deja una semana inconsciente en la cama. No, lo mío es dolorcillo de garganta, congestión nasal, dolor de cabeza, mal cuerpo general...pero todos los días a la oficina, hecha un trapo, ojerosa y amarilla, sin terminar de estar lo suficientemente mal para quedarme en mi casita.
Suelo estar así alrededor de una semana...así que ya me queda menos.
Lo malo es que dicen las noticias que por fin, viene el invierno.
Aunque ya me lo ha dicho mi prima: "Ya era hora, prima, que ya nos veía comiendo las uvas en bikini". Y tiene toda la razón.

viernes, 24 de octubre de 2008

....

Y cuando coja la cama, después de esta semana del infierno, no voy a soltarla en tres días

jueves, 23 de octubre de 2008

Cuando el estrés empieza a ser incontrolable...

Cuando estoy realmente estresada, mi cuerpo siempre se revela igual. Salgo tarde y sobreexcitada de la oficina, llego a casa molida, pero no consigo desconectar. Picoteo mil cosas pero no me alimento en orden. Una patata frita, al cabo de un rato un yogur, media docena de pistachos, chocolate, un zumo...
Me cuesta horrores dormirme, sueño con el trabajo, y me despierto invariablemente una hora antes de que suene el despertador un poco asustada. Como estoy sobreexcitada, salto de la cama, y hago alguna tarea del hogar: pongo el lavavajillas, hago la lista de la compra, mareo la taza de café por la casa...justo antes o justo después me entran las naúseas. Suelo controlarme y consigo no vomitar, pero en días como hoy, no lo he logrado.
Y llegó a la oficina pasada de vueltas. Tan pasada de vueltas, que con sólo verme el careto, Navarrete me dice "uffff hoy toca niña insoportable".
Y en eso estamos.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Lo bueno si breve…¿o no?.

Sólo he estado un fin de semana, pero me hubiera quedado un mes disfrutando de las vistas inigualables del Faro de Finisterre, de la absoluta soledad del Faro de Finisterre, del incesante sonido del mar y del viento del Faro de Finisterre, de la sencilla pero cálida habitación del Faro de Finisterre, de la inexistente cobertura del móvil en el Faro de Finisterre.
Me vuelven loca los faros desde siempre. Me encanta visitarlos, me parecen lugares mágicos que hacen que me sienta en paz. Cuando hace como seis meses –quizás un poco más-, en la peluquería, leí un artículo titulado “Dormir en un faro”, me encantó la idea. Hoteles situados en faros: ¿cómo resistirme?. No tenía el recorte –no lo robé, vamos- y lo busqué a través de Internet, como en Internet está todo o casi todo, encontré en enlace. El artículo remitía a varios emplazamientos alrededor del mundo, pero mis sueños, de momento, si quería verlos cumplidos, tendría que ser en España, tampoco me he vuelto loca de repente.
Así que me quedaban dos: el de Finisterre en Galicia y el de Sant Sebastià en Gerona. Los dos lejísimos: hice la prueba del algodón y resultó que el de Finisterre era mucho más barato. Además, el emplazamiento, me resultaba mucho más mágico: exactamente en el lugar donde antiguamente se creía que se terminaba el mundo.
Me costó bastante reservar, porque tiene sólo 5 habitaciones, pero al final, lo logré, para octubre, para un fin de semana.
El viaje Madrid-Finisterre en coche son unas 7 horas y media. A la altura de Benavente, ya estábamos cansados, pero el esfuerzo realmente mereció la pena.
Cuando llegamos al pueblo costero que es Finisterre era completamente de noche. Y el Faro, aun marcaba a tres kilómetros y medio cuesta arriba y sin una sola luz.
“Finisterre” dijo él “Finismundi, le debían hacer puesto” “Qué digo el Fin del Mundo, esto es el Fin del Universo”.
Aparcamos en el parking público a la entrada, rodeados de mar por todos sitios, bajo el diluvio y con la única luz del faro, iluminándonos, un rato sí, un rato no. Justo delante del coche, una enorme cruz casi blanca se iluminaba al pasar la luz del faro. Nubes, ni rastro de la luna.
Casi a tientas encontramos el timbre, entre telarañas.
“Joder, esto está pasando de ser un plan romántico a ser del todo siniestro”, dijo él. Me reí, y le devolví el beso, aunque estaba empezando a preocuparme. Pensé que me había equivocado de dirección, pensé que no era allí, pensé que eran las once la noche de un viernes lluvioso en el fin del mundo y no teníamos dónde dormir. En lo que tardaron en responder al timbre, tuve tiempo de descubrir que no había cobertura en el móvil, lo que me causó un desasiego incontrolable.
Pero…una voz amiga con acento gallego respondió, nos invitó a meter el coche dentro y nos acompañó a una habitación que rozaba el cielo y desde la que se veían un paisaje increíble y a cenar algo rápido.
El amanecer nos mostró un panorama completamente diferente. Hay cosas que no se pueden explicar con palabras, mejor enseñarlas:

Resumen: os lo recomiendo un montón. El hotel es sencillo, pero el entorno merece del todo la pena.
Ah, y el sábado fuimos a comer a un pequeño lugar encantador, llamado A Casa da Crega, situado en Caldebarcos, sugerencia de Aída, donde nos atendieron maravillosamente bien, y comimos todavía mejor. Si pasáis cerca, no os lo perdáis. Gracias, Aída.

viernes, 17 de octubre de 2008

Como me gustaría...

Llevo seis meses intentando reservar en un hotel para ir a conocerlo. Como tiene pocas habitaciones, siempre que quería ir, estaba lleno. Desde finales de agosto tengo reservado este fin de semana, y, me muero, me muero, me muero de ganas de ir. En mis sueños ideales me pedía el viernes libre para hacer el viaje más tranquila, porque está en Finisterre. En mis sueños, un poco menos ideales, pero sueños también salía de la ofi un poco antes, para que no me pillara el atascazado del viernes saliendo de Madrid por la A6. En la mísera realidad, no sé a que hora me voy a ir de la oficina hoy.
Como me gustaría que en las empresas, la gente respetara el trabajo del resto de la gente. Como me gustaría, de verdad.

lunes, 13 de octubre de 2008

Tenemos una alarma moderna

Llegué a la puerta de casa hecha polvo, después de pasar el fin de semana de boda en Pedraza y sin haberme recuperado en absoluto del evento del viernes, de la noche del jueves en la que dormí unas 3 horas y de una semana de curro impresionante.
Arrastraba la maleta, el portatrajes, el bolso, el chubasquero...metí la mano en el bolso y rebusqué las llaves. Abrí la puerta y cuando cruzaba el umbral de la cocina miré el reloj de pared. Eran en ese momento las diez menos diez.
Y fue justo entonces cuando comenzó a atronar la alarma. ¡La alarma!. Ni me acordaba de la alarma. Busqué el mando en el bolso. No estaba. Mientras el ruido me dejaba sorda, me abalancé sobre el mueble de la entrada, buscando el mando, pero allí tampoco estaba. Aporreé todas las teclas del cajetín de la alarma, pero no dejó de sonar. Estaba tan nerviosa que no sabía que hacer, cerré la puerta, la volví a abrir, corrí hasta la habitación donde encontré el mando perdido, y le dí a todos los botones, pero estaba bloqueado.
Y fue justo entonces cuando escuché la voz. Alguien estaba hablando, dentro de mi casa, por encima del estruendo. "Hola, buenas, noches, le llamo de la central de alarmas, ¿está todo bien?". Por lo menos lo dijo tres veces. Como no sabía de dónde salía y estaba francamente nerviosa, estuve a punto de gritar "Dónde estás, manifiéstate", pero me contuve, hasta que, siguiendo el sonido de la voz, entré en el salón y me di cuenta de que salía del aparatito de alarma que tenemos en la pared.
"Si, hola", dije yo, hablando a una luz penetrante colgada de mi pared, "está todo bien, se me ha saltado la alarma a mí". Sabía que iba a preguntarme el código, y no conseguía recordarlo, estaba tan nerviosa y fuera de mí, que me había quedado en blanco, y aunque sabía que era imposible, rece para que no preguntara.
"No me acuerdo, estoy nerviosa", susurré. "Entonces, llamaré por teléfono al número de contacto". La voz en off me abandonó y 30 segundos después de sonó el móvil. Efectivamente, era la misma voz. "Si, soy la misma -ataque de inteligencia, como podéis ver- pero es que no me acuerdo, estoy muy nerviosa. Si podría esperar un poco a ver si se me pasa...".
No quiso esperar, pero fue bastante amable. "Tranquilicese, respire. A ver, nuestra palabra clave es batatas" dijo la voz en off, "¿y la suya". A sabiendas de que había varias palabras clave más y que sólo una de ellas me libraba de que me enviasen a casa a la guardia civil y probablemente del cuartelillo, -pues la única persona que podía identificarme estaba en Francia, y no cogía el móvil, ya que en ese rato mientras la alarma ululaba y yo aporreaba teclas, le había dejado tres mensajes sin noticias- decidí jugármela: "melones", y volví a rezar todas las oraciones que conozco para que la palabra que me salvaba no fuese "castañas", "sandías" o "fresones". Y tuve suerte, porque acerté.
Cuando acabó el episodio eran casi las once. Desconocía que tuviésemos una alarma tan moderna. Me dejé caer, agotada, en el sofá. Y fue entonces cuando me di cuenta que había dejado la maleta, el portatrajes y el chubasquero, tirados en la puerta de casa. Salté de nuevo, y salí fuera. Ahí seguían los tres bultos, abandonados. Los recogí y entré de nuevo a casa, pensando en comer algo y tratar de relajarme, porque, además de todo, era domingo, lo que quería decir que necesitaba poderme dormir para enfrentarme al lunes y a toda la semana.

sábado, 11 de octubre de 2008

Regresión a mi infancia...con otra perspectiva

He dormido como una bendita...claro, estaba muerta y relajada: la mejor combinación.
Anoche, después de escribir y cuando mis pies volvieron a la vida, estuve viendo la película Sufre Mamón y me divertí muchísimo. Cuando yo tenía 11 años estaba loca por los Hombres G, y esta película, yo creo que es un poco anterior a esa edad...no lo recuerdo con exactitud pero me parece que no fui a verla al cine, eso sí, cuando salió en vídeo, mi amiga Silvia la tuvo enseguida, y pasamos una tarde y noche completas viéndola sin parar. Creo que la vimos 12 veces seguidas casi sin respirar y gritando a pleno pulmón aquello de "estoy llorando en mi habitación, todo se nubla a mi alrededor, ella se fue con un niño pijo...tiene un ford fiesta blanco y un jersey amarillo".
Desconecté un montón y me di cuenta que sigo sabiéndome todas las canciones de Hombres G. Me parecieron, con el tiempo,unas letras super-divertidas, mucho mejores que las que hacen los grupos ahora. Y con la perspectiva del tiempo, la historia tiene matices que yo nunca capté con mi mente infantil, y la que hacía de novia de David Summer, a la que yo recordaba guapísima e ideal, la misma que se va con el pijo de jersey amarillo, es una niñata insoportable a la que dan ganas de matar durante toda la película.
Y esta mañana he madrugado un poco, para preparame la ropa de la boda y una mini-maleta, porque me voy a pasar dos días a Pedraza, a la boda de mi amiga Lou.
Cuando vuelva, más y mejor.

viernes, 10 de octubre de 2008

Con los pies en agua

Escribo con los pies metidos en agua caliente con sal. He estado de pie, corriendo de un lado a otro desde las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde con unos taconazos de muerte. Me duelen tanto, que no sé si podré calzarme las sandalias -con otro taconazo importante- de la boda que tengo mañana en Pedraza.
Me duele el cuerpo pero estoy más que satisfecha del trabajo bien hecho. Ha sido una semana superintensa. Un montaje increíble para el evento. He hecho de todo lo imaginable, he compartido con mis compañeros de trabajo horas de madrugada, ojeras, cansancio, mosqueos y ataques de risa incontrolables. He conocido un montón de gente interesante. He dormido poco, he comido mal, he arrastrado mil historias toda la semana. Tenía tan mala cara esta mañana cuando me miré al espejo a las 6, después de haberme acostado cerca de las tres y media, que he tenido que maquillarme, que apenas sé como se hace. Pero el balance es más que positivo, porque estoy orgullosa de cómo ha salido todo, de la capacidad de trabajo que tienen mis compañeros y amigos Nat y Navarrete. Del buen rollo que tenemos, aunque sea medianoche y estemos comprobando uno a uno más de 100 DNIs porque en un cruce de bases de datos, se han descolocado todos. De lo orgullosos y contentos que andaban los jefes toda la mañana por lo bien que estaba saliendo todo.
Mis tres últimos post, que he escrito de pascuas a ramos, suenan un poco descorazonadores, espero que este lo arregle, porque cuando te lo curras, las cosas salen bien, aunque cueste, hoy he vuelto a darme cuenta, aunque a veces se me olvide.

lunes, 6 de octubre de 2008

Que ajjjjjjko de todo

El fin de semana se ha ido volando. No me ha dado tiempo ni a darme cuenta de que era fin de semana entre tanta cosa. Que asco que lo bueno pase tan rápido. Que asco de lunes, que asco de atasco esta mañana. Y yo creo que me estoy poniendo mala. Que asco, me encuentro fatal hoy. Que asco de todo. AJ

viernes, 3 de octubre de 2008

Cansada, agobiada pero contenta

Llevo una semana con tanto trabajo, tantas historias, tantos marrones, que no puedo ni explicaroslo.
No he podido escribir, eso ya lo sabéis, pero es que tres días de la semana no he tenido tiempo de comer a mediodia, no he salido con luz solar ni un sólo día de trabajar, no he hecho ni atendido llamadas personales, él está enfermo y casi no he podido ni preguntarle qué tal está...no he podido pensar más que en el trabajo y dedicarme más que a eso, al trabajo. Y hasta el día 10 de octubre mi ritmo va a ser este, sin respiro.
Pero mientras preparamos lo que se nos avecina el día 10, que está generando un curro descomunal, estoy aprendiendo un montón de cosas nuevas, estoy viendo gente diferente cada rato, estoy dejando la piel haciendo cosas que me gustan, como escribir un guión de un vídeo, como hacer discursos poniendo todo el corazón en ellos, como elaborar mensajes que sean claros, que lleguen, como coordinar logísticas dispersas y hacer que cosas que parecen imposibles, funcionen...
Y estoy divirtiéndome con mi equipo, cosa que hacía tiempo que no conseguía. Estoy trabajando como una mula, pero a gusto, que siempre es muy diferente a hacerlo sin disfrutar.

lunes, 29 de septiembre de 2008

Hoy querría dedicarme a otra cosa

El sábado fui de sorpresa a una despedida de soltera a Toledo. La despedida de mi amiga Lou. Digo de sorpresa, porque ella ya creía que no iba a ir, llegué más tarde que el resto y ya me daba por perdida. A ella le hizo un montón de ilusión y a mí también. Lo pasamos GENIAL. Prometo contarlo bien, pero hoy no, hoy voy de cabeza.
Y el domingo, vamos, ayer, me tuve que venir a Barcelona. Pasé dos horas largas en la T4, tirada, esperando que algún puente aéreo se apiadara de mí. Estaba tan cansada que no tenía ni fuerzas para mosquearme. Llegué al hotel casi a la 1 de la mañana y me costó horrores dormirme.
Y he tenido un lunes realmente difícil de encajar, con mucho mucho sueño, muchas muchas ojeras, y muchas muchas ganas de dedicarme a otra cosa. Otra cosa en la que no tener que explicar tantas veces las cosas, no tener que repetirme como un loro, no tragar con que todo el mundo crea que puede decirme como hacer mi trabajo mejor, no deshechar las ideas diferentes antes de pelearlas porque ya sé que la pelea no valdrá de nada, no tener que demostrar que me merezco este trabajo cada diez minutos...Pero aquí sigo, siete de la tarde, sin despegarme del ordenador. Mañana me espera una jornada similar, espero poder descansar esta noche. Lo bueno es que mañana estaré de vuelta en mi Nidito, aunque sea tarde, aunque sea muerta y allí no tendré que volver a demostrarle nada a nadie, al menos por un rato.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Ordenar fotos es como ordenar la vida

Como estaba tan cansada después de una semana de infarto ayer me acosté como la cenicienta, incluso un poco antes porque no habían dado las doce. Salimos a tomar una cañas, con la intención de que me diera un poco el aire, pero en Villaviciosa hay fiestas y el pueblo estaba tan lleno y los bares tan imposibles que la intención me duró un suspiro y me volví a casa con olor a fritanga en la ropa y en el pelo y más agobiada de lo que me salí. Como me dormí tan pronto, he amanecido a las ocho de la mañana. He debido ponerme a trabajar porque tengo un colapso de temas que no sé cómo voy a solucionar, pero, en lugar de eso, he sacado las cajas de las fotos que me he traído de casa de mis padres, tratando de poner orden.
Me encanta ver fotos antiguas.
Y ordenarlas lleva su tiempo, pero también tiene mucha gracia. Hoy he colocado en un album precioso que me regalaron hace un par de años y tenía sin estrenar las de mi Erasmus, que no os puedo explicar los recuerdos que me traen, casi ya como de otra vida- y un par de viajes increíbles a Bélgica y Londres durante ese año tan loco, tan diferente, tan feliz. He rescatado algunas de fiestas -una de disfraces de los años 30, cumpleaños y bares- y escapadas -cuatro días divertidisímos en Cádiz; un fin de semana en Cuenca; otro en Córdoba, un viaje relámpago a Estambul- de mis años de carrera en las que nos reímos tanto que mis amigas y yo tenemos la cara desencajada en la mayoría de ellas. He separado algunas para poner en marcos, ahora que estamos en plena fase de decoración de las paredes del Nidito.
Hasta me he atrevido hasta con esas que escondí un día hace ya más de un año y medio al fondo del armario y creía que nunca iba a poder volver a sacar y mirar. No soy de tirar ni romper fotos, me da mucha pena, pero hubo un momento en mi vida en que me dije: o quito esas fotos de los marcos, de la pared y de mi vista o voy a volverme loca. Recuerdo que mis mejores amigas casi sin atreverse me preguntaban cuándo iba a quitarlas...pero al principio no podía. Un día me levanté con fuerzas y las quité todas y terminaron en una caja al fondo del armario. Han soportado la mudanza, pero no las había mirado todavía.
Hoy ha sido el día. Las he ordenado y he tomado la decisión de ponerlas en un álbum como parte de mi vida que son. No sólo no me ha dolido, si no que me ha gustado verlas, repasarlas con cariño gracias a la perspectiva que hoy me brinda el destino.
No he terminado mi trabajo de orden, entre otras cosas porque necesito más álbumes para colocar las fotos, pero ya me queda mucho menos.
La foto que ilustra este post me la hicieron sin saberlo en Londres, y es una de esas fotos que, a simple vista, no tiene nada, pero que a mí me dice tantas cosas...

jueves, 25 de septiembre de 2008

Las máquinas cargadoras de móviles universales y los chupitos de cesped

Ayer recibí un sms de un amigo que me decía "Debes estar muy liada, porque no has actualizado la Croqueta". Efectivamente, he estado MUY liada. No es que no haya tenido ideas, que en realidad han sido muchas, pero no he parado.
En mi nueva doble vida habito dos días a la semana en un hotel que hay frente a la oficina de Barcelona. Me encanta el hotel, es grande, las habitaciones son luminosas, con buenas vistas -por un lado al mar, por otro a la ciudad- y decoradas en agradables tonos blancos. Como aprovecho para trabajar hasta tarde, generalmente ceno en el mismo hotel o como mucho, cruzo al centro comercial que hay en frente, que es enorme y tiene de todo.
En mi última visita me he encontrado con dos cosas que me han sorprendido: las máquinas cargadoras de móviles universales y los chupitos de cesped.
Las máquinas llamadas "Cargador Universal de Móvil" están cerca de los aseos del centro comercial, hay varias. Me recuerdan un poco a los fotomatones o a esas máquinas que había antes -quizás sigue habiéndolas- que te hacían tarjetas de visita en el momento. Metes un euro por la ranura y te cargan el móvil. Tiene cables con salidas para tooooooooooodas las marcas que conozco de móviles y hasta algunas que no conocía. Me pareció útil, nunca sabes cuándo vas a quedarte sin batería -aunque yo, que llevo de todo encima, suelo llevar un cargador en el bolso- pero sobre todo me sorprendió no haberlo visto en más sitios ni antes.
Y cuando iba distraída pensando en mi descubrimiento, me acerqué a un bar que me encanta: se llama Smudy y preparan zumos naturales, frutas licuadas y batidos y están buenísimos. Te los preparan en el momento, así que me entretuve mientras me lo hacían leyendo carteles. Tenían uno que decía: Chupitos de Hierba de Trigo. Costaban 2,50 euros y el cartel aseguraba que tomar uno equivalía a comer un kilo de verduras. Al lado del cartel, tenían una enorme plancha de jardinería con tierra y plantada en la tierra hierba. Hierba de trigo, en teoría, cesped para mis ojos.
Yo soy muy de probar todo, pero me quedé atontasísima con este brebaje.
Cuando estaba pagando llegó un hombre que pidió uno de esos chupitos. Esperé para ver cómo era. Resultó increiblemente verde y bastante espeso.
Lástima de no haber hecho una foto. La próxima, lo pruebo o al menos, hago una foto para que podáis verlo.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Depre de domingo

Si hay algo peor que tener que irte un lunes al alba a Barcelona, es despertarte el domingo y darte cuenta que tienes que irte a Barcelona por la tarde, en domingo. Medio lloviendo. La ropa sin planchar, la maleta sin hacer, la casa como si hubiera pasado el Ike después del fiestón del sábado. Qué depre más grande de domingo.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Una fuerza incontrolable que no sabemos de dónde viene pero si a dónde va

Pongamos que son las hormonas. Pongamos que son las neuronas. Pongamos que es una fuerza incontrolable que no sabemos de dónde viene pero si a dónde va. El caso es que hay veces que cuando nos gusta alguien, nos gusta y no podemos explicar muy bien qué paramétros ha eligido nuestro cuerpo para esa decisión. Una vez conocemos mejor a la persona es diferente: nos gusta su forma de ser, tenemos gustos parecidos, nos caemos bien.
Pero hay un momento primero, una primera mirada, una primera sonrisa, una primera impresión incluso antes de entablar conversación. Algunas veces, nos quedamos prendidos de alguien en ese preciso momento.
Y tengo una bonita batallita, en realidad dos batallitas enlazadas, que hizo que ayer durante un rato me quedase en estado de shock.
La historia empieza cuando yo iba a séptimo de EGB -lo que ahora se llama tercero de la ESO- me cambiaron de colegio a mitad de curso y empece en el nuevo en enero. Eso, cuando tienes 13 años provoca una revolución hormonal propia y ajena que ni os cuento. Cuando entré el primer día de enero en la clase, lo vi en la primeras filas en seguida: el chico más guapo de la clase. Me gustaba a muerte. Y las cosas se dieron y fue mi primer novio. Yo estaba loca por él y nuestro amor duró dos meses. Me dejó por bocazas, según mi recuerdo, aunque podría estar inventandome parte, que ha pasado mucho tiempo y hay cosas que de mucho recordar al final las desvirtuas.
El tiempo pasó y le perdí la pista. Años sin saber nada de él y por supuesto, su rostro para mi sigue siendo el de un niño guapísimo de 13 años.
El segundo capítulo nos sitúa cuando yo estudiaba la carrera. Mis padres se fueron a vivir al extranjero y yo me quede sola en España. Eso, cuando tienes 21 años, provoca una revolución hormonal propia y ajena que ni os cuento. Una noche, en un bar, miembro de un grupo de amigos de amigos lo vi: el chico más guapo del verano. Me gustaba a muerte. Las cosas se dieron y acabó por ser mi novio. Yo estaba loca por él y tuvimos un intenso amor y una larga relación, siete años. Me dejó por otra, según mi recuerdo y hecha polvo según el recuerdo oficial de todo mi entorno.
No ha pasado tanto tiempo, así que si no se ha estropeado de golpe, calculo que su cara será más o menos la misma de mi recuerdo.
Y ayer mismo, fin de la historia: mediante el Facebook he visto una foto actual de mi primer noviete del cole. Es tan físicamente parecido a mi ex-novio que cuando lo ví casi me caigo de la silla.
Desdeluego, mis hormonas, mis neuronas, mi fuerza interior que no sé de dónde viene tiene unos gustos clarísimos y no deja nada a la imaginación.

jueves, 18 de septiembre de 2008

Te echaré de menos hoy...y hasta que vuelvas

Al final he salido de Barcelona a las seis y pico de la tarde cuando el cuerpo empezaba a pesarme. En la estación de Sants me he enfadado con el mundo. He coincidido en el control de acceso a los andenes del AVE con una mujer mayor cargada de maletas y acompañada de su hija y su nieta. Llevaba los brazos vendados. No han dejado que su familia la acompañara al anden, por seguridad y le han indicado con desgana que podía solicitar un servicio de acompañamiento en Atención al Cliente. En la cara de la nieta se ha dibujado un gesto de ansiedad. Eran las seis menos diez y ya no había tiempo de acercarse al mostrador de atención al cliente. Ninguno de los empleados de RENFE que estaban a nuestro alrededor y he contado al menos cinco se han movido, ni han dicho nada. No soy especialmente solidaria. De hecho, he mirado a mi alrededor, buscando con disgusto alguien que pudiera ayudar a la señora, alguien que no fuese yo. Pero nadie ha reparado en la situación. Sólo yo me estaba dando cuenta. Así que, he dejado mi maleta, mi mochila del portátil y mi bolso abandonados en la cinta y he ayudado a la mujer a colocar y recoger sus cosas. Luego me ha preguntado que por dónde tenía que ir y la he indicado, porque los carteles no se veían desde donde estábamos y nadie parecía muy dispuesto a echarle un cable. Cuando ella se ha montado en el tren, estaba tan enfadada con el mundo que tenía ganas de patalear. Me he sentado y he recordado que mi abuela nunca quería venir sola a Madrid en tren, porque se perdía por los andenes.
El enfado me ha dejado agotada y el recuerdo sensible.
Pero me he sacudido las ganas de abandonarme y quejarme. Para eso tenía un libro nuevo y música, así que me he sentado en el tren, y me he acomodado, tratando de no acordarme de que voy a llegar a Atocha a las nueve y 23 minutos y que aun tengo que ir hasta la oficina, recoger mi coche del aparcamiento y conducir hasta Villaviciosa de Odón. Cuando llegue, el Nidito estará vacío. Hoy y toda la semana, porque él está grabando fuera. No estoy acostumbrada a que no esté en casa cuando vuelvo de viaje y me descoloca un poco. No seas tonta, me he regañado. Porque cuando estoy cansada y no sé lo qué me pasa, me sucede como a la protagonista de “Lo raro es vivir” de Martín Gaite, -que he empezado a leer en el tren y me ha atrapado intensamente desde el principio- que estoy como irritada y cuando no podemos vernos, y tenemos que hablar por teléfono antes de dormir, me pongo a la defensiva y me enfado yo sola y le digo cosas que no quiero decir. Cuando le tengo al lado es diferente, las miradas, las sonrisas, las manos, son escudos que evitan que las lanzas de las palabras hieran.
He dejado de leer un rato, paladeando algunos párrafos un poco más, mirando por la ventanilla. Me he descalzado, no consigo que dejen de matarme los zapatos de tacón, he manoseado el Ipod. Además de toda la discografía de Sabina, me ha grabado su música, y también la nuestra, música de ahora, de antes, de entonces y de siempre que por una cosa u otra se ha convertido en nuestra: he puesto al azar uno de los discos de Los Piratas. En seguida he oído esa canción que tanto le gusta: "...tiene tanta prisa que tropieza y se despista y me deja aquí una nota de papel. Tengo que dejarte no voy a llegar, me gusta cuando duermes y odio madrugar, no tienes porque sentirte mal, te echare de menos hoy…te echaré tanto de menos, cerraré fuerte los ojos hasta verte, solo tengo que esperar…te echaré tanto de menos que aunque busque una palabra no habrá nada que me cure de verdad…te echaré tanto de menos que no sé cómo parar esta canción".
La he escuchado varias veces. A mí también me gusta. Y eso es exactamente lo que haré: sentarme, leer, seguir escuchando música, cerrar fuerte los ojos y buscar una palabra hasta que vuelvas, ¡te echo tanto de menos!.

miércoles, 17 de septiembre de 2008

No sé cómo decirlo pero vivo en pareja

Ayer creí que me había vuelto gilipollas de golpe.
Todo fue porque bajé en el ascensor y me encontré con un compañero de trabajo, de la oficina de Barcelona, donde curro parcialmente. Nos saludamos, hablamos un rato, me preguntó qué tal llevaba mis nuevas responsabilidades y el cambio de rutina de vida. Y me preguntó que si yo estaba casada y que si tenía hijos. Por díficil de comprender que parezca, nunca me habían preguntado eso. No sé si es la cara de niña, pertenecer a la generación pérdida o acercarme a los 30, pero lo más parecido había sido el tan escuchado y vapuleado "estudias o trabajas". Y me puse nerviosa y sólo acerté a balbucear:
- ¡¡¡No, que va!!! Vivo en pareja.
¿Vivo en pareja? ¿Pero yo desde cuándo hablo castellano antiguo y soy tan hortera?
Lo pensé mejor, buscando algo que lo definiera con más exactitud:
Vivo con mi pareja, igual o peor.
Vivo con mi novio, un poco baboso.
Comparto piso con mi pareja/novio, ni que fuese un contrato.
Vivo sola, irreal.
Me subí al despacho castigándome a mí misma: la próxima vez digo que estoy casada y me dejo de tonterías.