miércoles, 13 de enero de 2010

La vuelta al cole

Efectivamente: el lunes no pude llegar al trabajo, ni salir del Nidito, bloqueado por la nieve.
Trabajé desde casa, lo que me sirvió para, bendecir las tecnologías y el teletrabajo, y para limpiar el correo, que es una cosa que siempre lleva tiempo y aburre después de las vacaciones.
Pero el martes, si, el martes me reincorporé del todo a mi vida: a los asombrosos atascos de Madrid a las 7 de la mañana, al frío y a la lluvia que nos ha perseguido toda la semana en la ciudad, en este duro invierno como no se recordaba otro, a las noticias en la radio del coche cuando aun es de noche, a las historias que a veces dan miedo y a veces dan risa de la oficina, del departamento, de los compañeros. Al cansancio mortal al filo de las diez de la noche, que me deja kao en el sofá, después del madrugón, de los largos traslados en coche, de trabajar ocho horas, y de tener siempre algo urgente que hacer después de salir del curro.
Y contra todo pronóstico, ya es jueves, y lo único que puedo decir es cómo lo echaba de menos: todo; esta es mi vida y no quiero otra.
He vuelto del todo, sin duda.

domingo, 10 de enero de 2010

Volver

No sé en qué momento lo decidí, pero estas navidades me he tomado vacaciones hasta de mí misma. Tras mi última noche en París, tuve cuatro días de intensa vida social en Madrid -es lo que tiene volver a casa justo en esas fechas- y después me marché a Santander a pasar las fiestas en familia: sin ordenador, sin correos de la oficina, ni personales, sin estados de Facebook. Sin libros, sin más música que la que me pusiera la radio, sin leer un sólo día el periódico. Sin ganas de escribir, sin compromisos que no me apeteciesen, sin ningún pensamiento que no fuese descansar y disfrutar de los míos. Y así han sido las vacaciones: familiares, relajadas y llenas de buenos momentos.
Desde que regresé a Madrid he ido retomando alguno de mis vicios poco a poco: he leído un par de libros, he vuelto a conectarme a Internet, he ido de compras, he vuelto a cocinar, he visto las noticias, y he acudido a algún que otro compromiso social.
Y hoy se terminan las vacaciones. Mañana vuelvo a la oficina de Madrid, después de seis meses fuera: hay muchos cambios a mi alrededor, y no tengo ni idea de lo que voy a encontrarme durante los próximos meses; pero como yo estoy inmersa en una metamorfosis total de mí misma, por una vez, no es que no me den miedo estos cambios, es que no me están afectando casi nada.
Y además de volver a trabajar, y de regresar a mi vida, vuelvo a tener ganas de escribir.