jueves, 30 de octubre de 2008

Días de tormenta en nuestro cuartel general

Últimamente andamos de tormenta en el núcleo duro de la familia. Problemas variados de salud y de mal de amores han provocado preocupación en el cuartel general de los cabeza-llata, situado como alguna vez he debido contar ya en Las Matas, desde hace más de 15 años.
En mi casa somos muy piña, para lo bueno, y para lo malo. Los fines de semana solemos juntarnos todos siempre, al menos en una comida, pero entre que soplan vientos de marejada en el trabajo, y varios fines de semana seguidos con eventos sociales de diversa índole –la visita al faro de Finisterre, la despedida de soltera en Toledo, la boda de mi amiga Lou en Pedraza-, no he pasado por el cuartel general mucho.
En el cuartel general familiar sigo teniendo mi cuarto tal y como lo dejé. Así que el sábado dejé el Nidito para ir a pasar el fin de semana con mi madre y mis hermanas, en plan intenso. Mi padre también estaba, claro, pero cuando los problemas sentimentales acechan, hay cosas que sólo las chicas podemos entender y mi pobre padre, no sólo no entiende nada, sino que prefiere no saber.
Y no hicimos nada, pero lo hicimos todo. Por la mañana, pasamos horas de debate en la cocina poniendo la cafetera tantas veces que perdí la cuenta. Encargamos buñuelos para la comida. Y por la noche, salimos a comer pizza juntas, probamos todas las tartas que había en la carta, y nos reímos hasta que nos dolió la tripa imaginando las historias familiares de las mesas que nos rodeaban.
En el cuartel general comparto el baño con mis hermanas. Y el domingo por la mañana nos metimos las tres al mismo tiempo, discutimos por quién tardaba en secarse el pelo menos tiempo, quién lo tenía más liso, qué champú huele mejor, qué crema hidrata más, porque amamos y odiamos el flequillo a partes iguales, y nos robamos la ropa las unas a las otras para probárnosla y partirnos con el resultado.
En todo el fin de semana, entregada como estaba a mi relación de hermanas, no me acordé ni una sola vez del trabajo, del estrés, de los problemas, de la crisis, ni de todas esas cosas que son menos importantes de lo que suelo creerme y que a pesar de eso me ocupan el tiempo, la mente y me hacen sentirme mal.
Un ole por las cosas que son verdaderamente importantes. La más, la gente que quiero.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esa foto es preciosa...

Estáis guapísimas las tres!!!

Besitos

Lara

Unknown dijo...

Chapeau!!!
PD: eres la de enmedio??? jejeje

Cris dijo...

Jejejjeje, me pillaste, la de enmedio!!!