jueves, 3 de abril de 2008

Las nuevas tecnologías nos complican la vida

Cine de barrio. No me acuerdo de la película pero era el típico actor español de los años 80, en plan Rodríguez en Madrid. Su santa, con los niños y la suegra en la playa, le llama cada noche a casa desde la cabina frente al chiringuito.
Él vuelve a casa para atender la llamada, charlan 2 minutos porque es muy caro, y después se va a bailar con las suecas toda la noche. Así durante tres meses cada verano. Todos tan felices. El de Rodríguez con las suecas, y ella haciéndose la sueca por su Rodríguez.

Igualito que ahora.

Las nuevas tecnologías han hecho, y continuarán haciendo mucho mal al hombre. Quién no conoce alguien, o mejor, quién no ha sufrido en propias carnes los efectos colaterales de estar siempre localizado y localizable, permanentemente conectado, y en comunicación perpetúa con los demás.

Yo las he sufrido todas.

Primero las del e-mail. Cada día es más inteligente, así que cada día hago cagadas más gordas. Desde que es intuitivo y escribe las direcciones solo a partir de las primeras letras le mando correos a mi Madre, cuando quiero enviárselos a mi Médium, y a mi Directora cuando estoy pensando en mi amigo David, que está como un queso, por cierto.
Como sea más automático va a ser cagarte en tu vecino y un se generará un correo electrónico instantáneo para su persona con las siguientes palabras: Me cago en tu persona, firmado tu vecino. Y eso sin tener ni siquiera la dirección de correo del señor.

Correo electrónico personal a mi amiga Maritina criticando a nuestra bastante menos amiga Nuria.
“Nuria es tonta del culo, y le pesa el idem. No la aguanto”. Y se lo envío a Nuria.

Correo electrónico baboso que recibo de mi admirador Juanjo, que no me gusta nada. Se lo quiero reenviar a mi compañera de piso con un comentario jocoso no apto para melindrosos. “Nena ¿Qué hago, me caso con él o me tiro debajo de un tren de mercancías? Total, atropellada o de aburrimiento al final me muero igual. O me ahogo con las babas, otra opción”. Y se lo envío a Juanjo, por supuesto.

En el trabajo, contestar a todos, queriendo contestar solo a uno, con un “Pero tú de qué vas, esto sale mal seguro, ¿no ves que nuestro querido jefecillo resabidillo no apuesta por este tipo de iniciativas?”. Copiando al jefecillo, y a todo el equipo al que manda dicho jefecillo.

Segundo, las del móvil.

“Me has hecho un chupetón enorme. Te voy a matar en cuanto te vea. ¿Un café antes de subir a la redacción?”. Mi santo oficial está fuera de España. ¿A quién se lo mando? A mi santo oficial, por supuesto.

“Tía, tienes que cubrirme con papa. Si te llama, le dices que he dormido en tu casa. Luego te cuento”. ¿Se lo mando a mi prima?… Pues no, a mi padre, como suponéis y suponéis bien.

“Llego tarde, estoy aun en la oficina, tengo un lioooooooo”, y se lo mando, a mi compañero de la oficina, que no sabe dónde estoy, pero sabe que en la oficina no. Y que piensa que un lío es exactamente lo que debo tener, y que no, que no es con nadie de la oficina.

Ahora los móviles hacen que estés localizado por satélite si alguien quiere saber dónde estás con exactitud. Qué fue de aquellos tiempos en que le decías a tu madre que te marchabas con las monjas de excursión a Silos, y estabas en realidad en Sevilla con un rollito andaluz poniéndote ciega de fino?...pero, mama, al menos las dos localidades empiezan por S….

Te avisan de los cumpleaños de toda tu agenda. ¿Qué fue de aquellas bonitas tarjetas que rezaban “Más vale tarde que nunca, me olvidado, pero no por eso vamos a dejar de celebrarlo, no”?.

Vienen con plantillas de mensajes, para no perder tiempo escribiendo. Como sigamos así van a incluir el modelo de plantilla “Declaración formal de amor”, e incluso el modelo “Ruptura, pero en plan amigos y tal”.

Yo ya os he dicho que soy un poco adicta al móvil, y el ordenador va detrás, pero no puedo más que estar de acuerdo con que las nuevas tecnologías son útiles, pero nos hacen un poquito más infelices, o al menos, nos dejan más en evidencia que un sobrino de 4 años que nos encuentra haciendo manitas.

1 comentario:

Zinar Ala dijo...

Yo prefiero el correo electrónico más que el móvil o el fijo, me cuesta hablar con una persona sin ver las reflexiones de su cara.