domingo, 20 de julio de 2008

Ganas de vacaciones, de mis vacaciones de siempre















Increíble, pero cierto: ESTOY DE VACACIONES.
Todavía no he salido corriendo de Madrid.
El viernes, que fue mi último día en la oficina, fue una locura. No me levanté de la mesa ni una vez, quería dejar todo cerrado como fuese.
El viernes, además, celebró su cumpleaños mi buena amiga Majo, así que después de una siesta olímpica-mi especialidad, sobretodo los viernes- me fui a cenar al Wagaboo, un sitio que me encanta y que os recomiendo. Son locales con una decoración chula, pero muy bien de precio, y una carta de cocina moderna con un poco de todo. A mí me gusta. Vi a gente a la que hacía un montón de tiempo que no veía, charlamos de todo y sobretodo nos reímos, nos reímos muchísimo, a carcajadas, fue genial.
Mi amiga Majo dice que no le gustan los pares, y por eso no estaba del todo contenta, aunque fue su cumplaños "no sé por qué, desde los 22 le tengo manía a los pares". Yo la vi radiante, muy encajada en la vida, muy bien. Me alegró horrores la cena, por un montón de cosas.
La noche del viernes al sábado hizo muchísimo calor en Madrid y el sábado me levanté extraña, medio atontada por el calor, sin haber descansado, con un puntito melancólico. Estuve así todo el día, ni siquiera tuve ganas de acercarme a la piscina y por la noche fue peor...las noches siempre son peores.
Salí a cenar a Brunete ayer noche. Sólo había estado en Brunete una vez antes, pero el pueblo me gusta, tiene encanto. Cenamos en una terraza que estaba llenísima y me divertí, pero estaba un poco ausente, con el mismo toque raro que me persiguió todo el día. Y eso que a la cena vino Manu, que es una de esas personas, que con sólo verla, se te alegra el día. ¿No os ha pasado?. Hay personas que tienen una sonrisa, una forma de andar por la vida que es simplemente verlas y te transmiten buen rollo sin apenas decir nada. Pues eso me pasa a mí con Manu. Me pasó desde la primera vez que le ví.
Aunque llegué a casa más tarde de las dos, me puse a leer, y terminé un libro que llevaba arrastrando el último mes: La Elegancia del Erizo. Jo, me encantó. Bueno, ya me estaba gustando mucho, pero el final es fantástico. Creo que me quedé dormida con la luz encendida.
Los domingos siempre ando de flojera, con el ánimo por los suelos. Los domingos me cuesta mucho disfrutarlos, porque son la antesala incómoda de los lunes. Pero hoy es diferente, porque estoy de vacaciones y aunque mañana es lunes, es un lunes diferente.
Hasta el martes no me voy a Santander, quiero aprovechar el lunes para solucionar cosas pendientes y marcharme el martes.
Mis padres y la niña de mis ojos ya están en mi ciudad natal.
Tengo ganas de ver la playa, de buscar la línea del horizonte en el mar sentada al lado de mi padre, de pasear por la orilla de cháchara con mi madre, de leer sin interrupciones, sin final, hasta cansarme, de tener todo el tiempo del mundo para escribir.
De ver a la enana encima de la tabla de surf con un café con leche en una mano y El Diario Montañés en la otra, desde el chiringuito de Liencres.
De salir a tomar una coca-cola con mi amiga Naiara por el Sardinero, de ir con Paula y Lara a tomar un café por el centro, de tomarme un copazo en el Ventilador con Cristina García.
De andar y desandar las calles conocidas, mis sitios preferidos, los bares de siempre.
De salir de fiesta una noche con mi hermana y sus amigas, que queman la noche y de que me lleven prácticamente a rastras al BNS.
De pasar las horas muertas en el porche de mis padrinos, con mi madre y su comadre -mi madrina-, con sus hijas Silvia y Elsa, poniéndonos al día de todas las novedades acaecidas desde navidades.
De ir a comer a casa de mis tíos, donde tios, primos, hermanos y sobrinos hablamos todos a la vez y nos reímos hasta que nos duele el cuerpo.
De salir de pinchos con mi prima Paola y su novio y amigo de mi adolescencia Oscar, que es siempre el mejor plan posible. De volver a ver mis paisajes preferidos: Arnía, La Magdalena desde el Camello, El Sardinero desde la La Magdalena, Ruiloba, El Faro, La Maruca...tantos rincones.
En definitiva tengo ganas de vacaciones, de mis vacaciones de siempre, con mi gente y con mis cosas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Que envidia! Todo planificado, sabiendo perfectamente lo que quieres hacer y con quien hacerlo. Espero que te sirvan esas vacaciones para desconectar y recuperar fuerzas. Yo te espero en Huesca el viernes 8 de agosto por la noche. El sábado empiezan las fiestas y hay que almorzar fuerte a las 9:30 de la mañana. Espero que te apuntes, Cris. Un beso.

Cris dijo...

¿Qué entendemos por "almorzar fuerte"? que me dáis un miedito. El viernes 8 de agosto me tendréis allí sin falta.
¿Puedo llevarme a mi propio Lorenzo para celebrarlo?.
: )