miércoles, 17 de diciembre de 2008

Hablando de blackberrys

Como estaba con el síndrome de abstinencia tras entregar mi blackberry de vuelta el post me quedó un poco tristón y no os conté la cantidad de anécdotas que me generó, y eso que la tuve poco.
El día que me la dieron fue por una urgencia. Así que me arrebataron mi móvil de empresa Nokia, pequeño, gris y manejable y me entregaron la maquina infernal. En ese mismo momento y con las prisas, no me duplicaron todos los contactos del teléfono a la blackberry, con lo que pasé de ser una persona con contactos personales y profesionales a ser una persona sin más contacto que el teléfono de mi madre y el de mi jefa (los dos únicos que me sé de memoria).
Cierto es que la blackberry se sincroniza -como las nadadoras- al outlook del ordenador...pero...como el outlook es tan tan tan pero tan inteligente que te reconoce las direcciones, llevo aproximadamente dos años, si no tres, sin actualizarlo, por lo que en mi blackberry además de cero números de teléfono, tenía una centena de correos electrónicos obsoletos.
Cuando por fin, metida en una reunión, quise contestar a un sms de Navarrete, me di cuenta que cada tecla tenía dos letras y no una...con suficiente sensibilidad como para que la maquinita entendiése que si le das a la izquiera de la tecla hay una A, y si rozas la derecha de la tecla, saldrá una S. La cosa parecía imposible. Eso yo que tengo los deditos de un hobbit, imaginaos cómo deben vérselas esos tipos que tienen porras por dedos.
Tuve que reconocer que no me apañaba e hice la primera llamada al salir de la reunión:
- Navarrete, que no puedo escribirte un sms, que con este teclado no hay manera.
Navarrete se desconojó de mi...claro.
Al rato me encontré con que esa luz roja que te avisa de que tienes algún mensaje, se había encendido demasiadas veces...y vi que tenía varios correos, sms, llamadas perdidas, con sus diferentes símbolos indicativos...
Al querer responder un sms me di cuenta que era un mail, y una llamada pérdida me dijo que tenía un sms del número XXXXX.
La segunda llamada, ya de vergüenza total:
- Navarrete, mira, que esto es un lío, demasiada tecnología para mí, que ya no sé si quiero enviarte un sms al mail o un correo electrónico al móvil, o una carta al fax, o una video-llamada a la impresora...
Lo mejor: mis correos, cuando dos días después conseguí entender las teclas y sus manías, no salían. Me aparecía una cruz roja enorme a su lado, que me soplaron que quería decir, que no había sido entregado.
Ahí si tuve que ponerme en contacto con los informáticos. Cual fue mi sorpresa al saber que no "tenía permisos para enviar correos, sólo para recibir"...mmm, pues vaya tecnología puntera, desdeluego, podía ver el correo y ponerme del riñón, pero no contestarlo para solucionarlo.
Muy lógico y sobretodo útil.
Y así estuvimos las dos, mi maquina infernal y yo, el tiempo que duró nuestra relación.
* La de la foto soy yo, mosqueada con las tecnologías.

2 comentarios:

ordago13 dijo...

quien tuviera un iphone 3g es mi respuesta¡¡¡


visita mi blog si quieres/puedes:
republica libertaria de las tortugas

Cris dijo...

Jjejjejejej, me encanta, es muy chulo...pero no está en mis planes inmediatos tenerlo!!!