domingo, 6 de julio de 2008

Encantada con el Facebook

Me ha costado, pero al final, he acabado por hacerme una cuenta de Facebook. No es que no quisiera, es que me parecía muy poco intuitivo y hasta que logré enterarme de que iba la vaina, ya tenía una treintena de peticiones de amistad. Al principio no me le encontraba el punto a la red porque, bueno, si quiero decirle algo a mis amigos les mando un correo, un sms, o les llamo, pero no necesito dejarles un mensaje en el muro, ni nada similar. O eso creía yo.
Pero poco a poco, me estoy picando. Más que nada, por todos los amigos que tengo fuera de mi entorno, sobre todo del Erasmus, o de mi paso por otras ciudades. Esa gente que es importante para ti, pero que vive lejos y con la que, al final, no se habla muy a menudo porque todos vamos corriendo, todos tenemos prisa, estamos estresados, y cuando empiezas un correo, tienes tantas cosas que contarle a tu amiga Blanca, que es enfermera, y matrona, y vive en Londres, que no sabes ni por donde empezar, y cuando llevas dos párrafos cierras el Outlook y dices, bueno, pues mejor la llamo un día de estos. Pero para poder llamarla, necesitas encontrar algo así como una hora libre, para poder ponerte al día de todo lo que os pasado, porque, joder, hace lo menos un año que no habláis. Y nunca tienes una hora libre seguida para tirártela colgada del teléfono. Así que al final le mandas un sms que dice, “Blanca, tía, que no me olvido de ti, pero es que estoy súper-liada y no me da tiempo a na”. Y te quedas con mal cuerpo porque nunca sabes si el sms le llega al móvil inglés, eso si no te has equivocado y se lo has enviado al fijo, porque joder, con los teléfonos extranjeros es que no te aclaras.
Así que, aunque me parecía una chorrada, ahora entro en el Facebook y veo que Blanca se actualizó hace 6 horas. Y me río pensando que coño hacía la tía conectada a esas horas. Y su mensaje personal dice que está de guardia, y me la imagino en el hospital, de un lado para otro, haciendo reír a los pacientes, con su acento de Murcia y su risa contagiosa. Además, puedo ver que ha actualizado sus fotos, y conocer a su sobrina nueva, y sé, por algunos mensajes que es feliz con su novio David, que la lleva siempre en volandas. Y con diez minutitos dedicados a pasarme por la red, me quedo con la impresión de que ya no hace tanto que no sé de ella. Y si tengo suerte, además, descubro algún amigo común que no tengo agregado y empiezo una nueva historia similar a esta.
El Facebook es un excelente método para encontrar gente a la que habías perdido de vista y para recuperar fotos que creías haber extraviado para siempre. Estoy encantada.

No hay comentarios: