miércoles, 31 de diciembre de 2008

De nocheviejas

He acompañado al niño a comprar una corbata rosa para ponerse de punta en blanco para ir a una fiesta de Nochevieja a un local de moda de Santander...no sé a cual. Me ha dado por pensar, mientras le acompañaba y disfrutaba porque estaba encantado que haceya mucho tiempo que no salgo en plan nochevieja. A mí la noche de fin de año no me gusta especialmente. Mi día favorito de las navidades siempre ha sido la Nochebuena, pero el día 31 es menos entretenido.
Los dos primeros años que salí fueron estupendos. A esa edad no me dejaban salir mucho y fin de año era especial: me arreglaba más que normalmente, me dejaban más tiempo, incluso fui dos o tres veces a cotillones en discotecas. El primer año, que debía tener 16 años, estuve emocionada con el plan por lo menos un mes. Fuimos al Cormorán. Bueno, a lo que antes era el Cormorán, no al nuevo Cormorán, que se llama Old Cormorán Tavern y poco tiene que ver con el de mi adolescencia. Ya casi ni me acuerdo.
Después, rondando los 20 años, alguna vez salí de bares por Santander, que, como siempre llueve, y está todo llenísimo, no se puede pedir en ningún lado, todo es caro, no hay taxis...suele acabar siendo una noche insorportable.
Los años que he pasado en Madrid, primero porque no tenía coche, después porque no tenía ganas, nunca he hecho planes de nochevieja... de hecho creo que sólo he salido dos de los últimos cinco o seis años y las dos veces ha sido a fiestas en casas. El año pasado, la organizamos Loren y yo en el Nidito cuando aun no viviamos juntos y fue una noche tranquila pero divertida. Me hubiera gustado repetir este año. Brindar con amigos y besarnos celebrando el año nuevo. Pero las cosas han salido así y estamos lejos el uno del otro este año.
Este fin de año de 2008 tampoco salgo. Nos hemos quedado en Santander y cenamos en casa, viene la familia, hemos comprado bengalas para encenderlas después de las uvas con la niña de mis ojos, como llevamos haciendo desde que era muy pequeña...le encanta. Al lado de los petardos y los fuegos artificiales que ensordecen la ciudad de Santander, nuestras bengalas apenas se ven, pero ya es una tradición.
A estas alturas me han preguntado un millón de veces si no voy a salir esta noche, y he recibido un montón de invitaciones y proposiciones de planes...pero no salgo, ni me lo pienso, hace ya mucho tiempo que dejé de sentirme un bicho raro por no gustarme los planes nocheviejeros...
Daré la bienvenida a 2009 en casa.

Ir de pueblos

Una de mis aficiones favoritas en fin de semana es lo que nosotros llamamos "Ir de pueblos" y cuando estamos en la tierruca, la cultivamos especialmente. Nos encanta recorrer la provincia, ir a comer a algún pueblo, pasear, encontrar rincones, disfrutar del paisaje, ver casas, y echar el día.
Lo que más me gusta de pasar el día de pueblos es que parece que el tiempo se ha detenido. Los domingos se sienten mucho más largos y me gusta disfrutar de cada sonido, de cada olor, de cada color...
El domingo pasado, fuimos a Esles, un pueblo nuevo para mi, nunca había ido anque mis padres ya me habían hablado de él. Esles está cerca de Sarón y es un pueblo pequeño, pero precioso, absolutamente encantador. Comimos cocido montañés y cabrito, paseamos, vimos unas casas espectaculares, disfrutamos del olor a chimenea y tomamos café en un hotelito rural acogedor.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Griposa de fin de año

No podía ser de otro modo: después de que toda mi familia haya estado griposa, uno detrás de otro: al final he caído yo también. He pasado una noche horrible, me duele todo el cuerpo y además de mocos, tengo tos y la garganta irritada. Estaba cantado, que pasar las vacaciones rodeada de virus, sólo podía llevarme camino de la gripe.
Soy una auténtica especialista en ponerme mala durante las vacaciones, y he perdido la cuenta de las veces que he pasado la Nochevieja hecha un asco. Otro año, el 2008, que despido mocosa.
Qué le vamos a hacer.


domingo, 28 de diciembre de 2008

Medias a medias

Hace un par de días me puse vestido de punto marrón y medias marrones. Con este frío, las medias abrigan más que los pantalones, y los vestidos son más cómodos. El caso es que llevaba un rato con ellas puestas y no terminaba de encontrarme encajada. Me tiraban por las caderas, no me subían lo suficiente...
Se lo dije a mi hermana "Sister, no sé si es que ya me están pasando factura las comilonas de las navidades, pero estas medias me hacen daño, es que estoy incomodísima". Pasé el día tirando de las medias para arriba, que además de incómodo es muy antiestético. Quién se haya puesto unas medias que le hicieran daño (algo muy normal, porque acertar con la talla de las medias es como acertar la quiniela, más o menos) sabe a que me refiero.
Mi hermana me miró y me dijo "Pues fíjate, que a mi me sobran estas por todos lados. Se me caen, estoy incomódisima". Y es que si las medias te aprietan, es un suplicio, pero como se te caigan, es que no sabes cómo hacerlo para sujetarlas en su sitio.
Mis medias eran marrón chocolate. Y cuando miré las de mi sister, pues eran también marrón chocolate...y fue little sister quién nos dió la solución.
"En mi cajón había unas medias de Cris de ese mismo color. Es que mamá nos las ha cambiado todas y estamos usando las medias a medias."
Quién tenga al menos una hermana, y haya compartido con ella habitación o casa, sabe muy bien a qué me refiero con encontrar medias, calcetines, y tangas ajenos en los cajones propios.
Yo tengo dos y en las vacaciones en las que nos juntamos las tres, solemos andar con toda la ropa interior intercambiada durante las semanas siguientes.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Por fin luce en sol en Santander estas fiestas...help: ideas para despedida de soltera especial y diferente

En toda la semana no ha salido el sol. Hoy, por fin, se ha dignado a aparecer y hace un día despejado y luminoso, con esa luz que tiene Santander, que no tiene ningún otro sitio. Sigue haciendo frío, pero esa luminosidad invita a caminar, a pasear cerca de la costa, a visitar algún rincón...
Ayer estuve con mis amigas en el Spa del Hotel Real. El sitio nos decepcionó un poco, esperábamos, por el emplazamiento, más detalles, más calidad...la conclusión es que los hemos visto mejores, pero, la cosa era vernos y pasar un rato juntas. Pena que E. no pudo venir, está con gripe en la cama (La mitad de las personas -si no más- que me rodean, han estado o están con gripe. Yo de momento, me voy salvando). Estuvo bien...charlamos del resumen de este año, de los planes del que viene...empezamos a planear una despedida de soltera...aun no la tenemos muy clara, pero empezamos a darle vueltas, porque tiene que ser muy muy muy especial y diferente.
Se admiten sugerencias...¿tenéis alguna idea para una despedida de soltera especial y diferente que podáis compartir conmigo?.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Buena noche de Nochebuena

En Santander le robo el wifi a los vecinos sin piedad. Casi siempre hay dos o tres redes sin seguridad cerca para engancharme, pero, entre que estoy poco en casa y que un par de mañanas mis vecinos han decidido no conectarse, me está costando entrar en Internet estos días, aunque también es la mejor forma de descansar un poco de ordenador...
Desde que llegué el domingo hace un frío en mi ciudad natal, de esos que te dejan helado por dentro: niebla, humedad, frío...apenas he visto el sol desde que llegué. Los paseos por el centro, a ver escaparates y disfrutar de las luces, las tiendas y la gente, los he hecho, como manda la tradición, pero ¡¡¡qué frío!!!. Eso sí, he ido a mis tiendas preferidas de Santander, he comprado algunos regalitos pendientes y he tomado cafés y pinchos en los bares de siempre.
Los dos últimos días han sido un pelín raros, con la familia visitando más de lo que nos gustaría el hospital y subiendo y bajando a casa de mi tía, cuartel general de las nochebuenas. He hecho mil planes con mis hermanas, que nunca estamos las tres solas, y nos hemos reído, y hemos compartido infinidad de complicidades.
Para mí, lo mejor de las navidades siempre es la nochebuena, nos juntamos los primos, nos regalamos, dejamos que los padres se achispen un poco y nos ponemos al día de las anécdotas que nos perdemos separados a lo largo del año. Esta ha sido un poco diferente: 10 cubiertos para 9 comensales y algunos regalos abiertos en el hospital. A pesar de todo, pasamos una buena noche de nochebuena.
Menos mensajes de felicitación que otros años: no sé si la gente acusa la crisis, o acusa que este año no he tenido tiempo de mandar ni una felicitación navideña con los agobios de última hora. Eso sí, los clásicos nunca fallan: Lemus, como cada año, felicita temprano y Fran, como siempre, manda mensajes adorables. Y mis amigas selectas siempre, siempre, siempre, siempre están.
Gracias, queridos amigos, todos los que estáis aunque no estéis y que contribuis a que la nochebuena sea una buena noche a pesar de todo.
Ah, y ¡Gracias a los vecinos generosos que me dan la posibilidad de actualizar el blog!

lunes, 22 de diciembre de 2008

Lotería de Navidad, ¿en qué te gastarías el premio si te tocase?

Mi prima nació el día de la lotería de Navidad y, en mi casa, siempre hemos dicho que ya nos tocó el gordo ese día y no esperamos que nos toque mucho más. Durante mucho tiempo, no compré lotería, hasta que un año tocó en mi oficina -no el gordo, un premio pequeño- y yo no llevaba nada -aunque un premio pequeño, qué se yo, de 300 euros en esa época, me parecía un potosí- y me hice la promesa de que no volviera a pasarme nada similar. De eso hace cinco o seis años quizás y desde entonces compro lotería del trabajo y me intercambio con mis mejores amigas, mi padre y mi prima -el premio gordo de la familia-.
Tengo todos los recuerdos del comienzo de las navidades de mi infancia, asociados al sonido de la lotería. Ya fuese en el coche cruzando España -cuando éramos pequeñas y no vivíamos en Santander, el 22 era un día muy habitual de estar viajando en el coche, con mal tiempo y muy cargados, camino de la tierruca para ver a la familia- o en en casa con la tele puesta desde las 8 de la mañana y la radio a ratos, para escuchar cómo iban cubriendo la información de los premios en cada rincón de España dónde hubiese llegado la alegría de la lotería.
En España, que somos muy de celebrar, da lo mismo que te hayan tocado 20 euros que 3 millones de euros, lo primero que hacemos es salir al bar -o a la calle- a compartir nuestra alegría y brindar con todo el que pase. Y a mí me encanta ver a todos esos españoles felices, brindando encantados con su premio -ya sea el gordo o el reintegro- contando a las cámaras que ese dinero lo van a invertir en "tapar agujeros" o, lo que más se repite a día de hoy, en pagar la hipoteca.
Y cada año las mismas conversaciones: ¿tú en que te lo gastarías?. Bueno...yo siempre he dicho que en pegarme un buen homenaje de viaje, uno de esos que sería imposible hacer de otro modo. Ir a conocer islas remotas, a recorrer sudamérica, a Japón, qué se yo. Y quizás dar la entrada de una casita pequeña, de una planta, que tuviera un amplio prao, cerca del mar, no lejos de la montaña, con chimenea, con espacio para cultivar mis tomates -que en la maceta no me crecen mucho, los pobres- donde poder sentirme relajada, tranquila, tener mi espacio, escribir, y quizás ver corretear a mis garbancitos...
Pero no por mucho elucubrar va a cambiar la realidad: este año no me ha tocado ni una mísera devolución.

domingo, 21 de diciembre de 2008

Cabrales y cumples

La escapada a Cangas se torció un mucho. Sólo pude pasar una noche allí, pero, os recomiendo el Parador, es una auténtica maravilla. Tuvimos suerte, además, y el domingo había mercadillo en el pueblo de Cangas de Onís: uno de esos mercadillos de pueblo donde lo mismo te venden un queso cabrales, que unas cebollas trenzadas, que tres pares de calcetines gordos por tres euros. Me encantan los mercadillos y cuanto más típicos mejor. Compramos varios quesos: somos muy "queseros" y en el mercadillo eran baratísimos. Eso sí, el olor a cabrales del coche no creo que lo quitemos en meses.
Y ya de vuelta en mi tierruca, domingo en Santander. Hace bastante frío para lo que estamos acostumbrados por esta zona.
En esta época del año, ronzando las vacaciones escolares y las fiestas navideñas, cumplen años algunas de las personas que más quiero. Entre otros: mi prima Paola y su novio, que ya es mi primo, Oscar. Él ha cumplido 30 años. Aunque me dijo cuando le llamé para felitarle que casi no era edad de celebrar, hemos salido a celebrarlo, a cenar al Deluz, que está tan encantador en verano como en invierno. No lo conocían y les ha gustado. Es más, ha pasado el casting de "lugar encantador para organizar una boda".
Iban todos guapísimos: los cumpleañeros, por supuesto, que han traído los planos del pisito que se han comprado hace nada para compatirlos con nosotras y charlar, de dónde irán los armarios, las camas, el sofá...y yo ya les imagino eligiendo los azulejos, el color de la pared, los interruptores de la luz, y entrando por primera vez juntos en la que va a ser su casa. Están muy ilusionados, y me contagian su ilusión que se les escapa a raudales cada vez que hablamos de su nidito en construcción.
Y mis hermanas: guapísimas, las dos, arregladas para la ocasión, emocionadas con los regalos de los cunpleañeros, los primeros que son para su casita.
Pasé una noche genial: disfrutamos del sitio, nos reímos, estábamos prácticamente solos en el comedor...una pena que Loren no pudiera quedarse a la cena. Pero estas son las cosas del directo: muchas veces tenemos que improvisar y sale como sale.

viernes, 19 de diciembre de 2008

¿Lo estaré haciendo bien?

La verdad es que esta semana ha sido un poco larga. Y que los últimos días han sido la locura total: ayer casi entramos en colapso en el curro por un problema entre directores pero que nos afecta al final siempre a los mismos. Me di un golpe con el coche, por ir corriendo agobiada a todos lados, y no estar suficientemente atenta. Han cerrado el aparcamiento público más cercano al máster, y llegué una hora tarde, y tuve que aparcar lejísimos y pegarme un buen paseo con el frío que hacía.
Hoy he estado todo el día con mal cuerpo... con un dolor de cabeza increíble... arreglando los temas del seguro del coche, dejando cosas cerradas para poder irme de vacaciones un poco tranquila, planchando, organizando ropa, pensando en la maleta... con tantas prisas, y tantas cosas, esta mañana no encontraba el parte amistoso que hicimos ayer tras el golpe y ahora no encuentro las llaves de casa de Santander. Además, a estas horas el viaje a Cangas de Onís, que tanta ilusión me hacía, se me ha torcido un poco. Bueno, todavía no sé si un poco o un mucho.
Esta no es manera de comenzar las vacaciones de Navidad.
En clase un profesor ayer nos dijo que las decisiones estratégicas de nuestra vida profesional no debían ser más importantes que las de nuestra vida personal. Porque el riesgo que corremos es el de perdernos la vida. Creo que tiene razón.
No sé si estoy haciéndolo muy bien, la verdad.

Es un hecho: la Navidad está aquí

Para comenzar las vacaciones con paz...me voy tres días en plan relax al Parador de Cangas de Onís, donde ya está mi santo esperándome. Y después a mi tierruca a disfrutar de la familia hasta principios de enero. El ordenador viene conmigo...así que volveré por aqui, una vez descanse un poco...para contaros cómo van las navidades.
Vosotros cómo las pasáis ¿bien o en familia?. : )
Aprovecho para desearos una muy buena salida y mejor entrada de año.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Hablando de blackberrys

Como estaba con el síndrome de abstinencia tras entregar mi blackberry de vuelta el post me quedó un poco tristón y no os conté la cantidad de anécdotas que me generó, y eso que la tuve poco.
El día que me la dieron fue por una urgencia. Así que me arrebataron mi móvil de empresa Nokia, pequeño, gris y manejable y me entregaron la maquina infernal. En ese mismo momento y con las prisas, no me duplicaron todos los contactos del teléfono a la blackberry, con lo que pasé de ser una persona con contactos personales y profesionales a ser una persona sin más contacto que el teléfono de mi madre y el de mi jefa (los dos únicos que me sé de memoria).
Cierto es que la blackberry se sincroniza -como las nadadoras- al outlook del ordenador...pero...como el outlook es tan tan tan pero tan inteligente que te reconoce las direcciones, llevo aproximadamente dos años, si no tres, sin actualizarlo, por lo que en mi blackberry además de cero números de teléfono, tenía una centena de correos electrónicos obsoletos.
Cuando por fin, metida en una reunión, quise contestar a un sms de Navarrete, me di cuenta que cada tecla tenía dos letras y no una...con suficiente sensibilidad como para que la maquinita entendiése que si le das a la izquiera de la tecla hay una A, y si rozas la derecha de la tecla, saldrá una S. La cosa parecía imposible. Eso yo que tengo los deditos de un hobbit, imaginaos cómo deben vérselas esos tipos que tienen porras por dedos.
Tuve que reconocer que no me apañaba e hice la primera llamada al salir de la reunión:
- Navarrete, que no puedo escribirte un sms, que con este teclado no hay manera.
Navarrete se desconojó de mi...claro.
Al rato me encontré con que esa luz roja que te avisa de que tienes algún mensaje, se había encendido demasiadas veces...y vi que tenía varios correos, sms, llamadas perdidas, con sus diferentes símbolos indicativos...
Al querer responder un sms me di cuenta que era un mail, y una llamada pérdida me dijo que tenía un sms del número XXXXX.
La segunda llamada, ya de vergüenza total:
- Navarrete, mira, que esto es un lío, demasiada tecnología para mí, que ya no sé si quiero enviarte un sms al mail o un correo electrónico al móvil, o una carta al fax, o una video-llamada a la impresora...
Lo mejor: mis correos, cuando dos días después conseguí entender las teclas y sus manías, no salían. Me aparecía una cruz roja enorme a su lado, que me soplaron que quería decir, que no había sido entregado.
Ahí si tuve que ponerme en contacto con los informáticos. Cual fue mi sorpresa al saber que no "tenía permisos para enviar correos, sólo para recibir"...mmm, pues vaya tecnología puntera, desdeluego, podía ver el correo y ponerme del riñón, pero no contestarlo para solucionarlo.
Muy lógico y sobretodo útil.
Y así estuvimos las dos, mi maquina infernal y yo, el tiempo que duró nuestra relación.
* La de la foto soy yo, mosqueada con las tecnologías.

sábado, 13 de diciembre de 2008

ING: la desatención telefónica

He bloqueado y vuelto a bloquear la clave de acceso a mi cuenta de ING.
Con tanto pin, puk, password, clave, contrañena, identificación como tenemos hoy en día para casi cada cosa que hacemos -encender el ordenador, el móvil, apagar la alarma, el cajero, los servicios on line de los bancos y hasta la página de iberia plus, es imposible que alguna vez no estres en pánico y olvides alguna, o, peor aun, que metas la del móvil en el cajero y te trague la tarjeta, o, como he hecho yo, que metas la clave de un banco en otro convencida de que es esa la buena hasta bloquear la cuenta.
Una vez bloqueada, tienes que pedir una nueva, que te mandan a casa por correo ordinario. Entre lo que tardan en enviarla y que yo sigo recibiendo el correo en casa de mis padres, 10 días o más que he tardado en conseguir la nueva clave.
Cuando te llega, tienes que activarla. Esta mañana he llamado para proceder y, oh, sorpresa, además de mis datos personales he tenido que contestar seis preguntas. Que si tengo o no hipoteca con ese banco, que si tengo depósito devalores, que si ha habido algún movimiento de algún interviniente en la cuenta en los últimos 30 días...entre lo dormida que estaba, sábado a las nueve y media de la mañana...y lo enrevesado de las preguntas...al final, he fallado en alguna de las preguntas. En la de los 30 días, creo yo. Pensándolo bien, es que NO SÉ si ha habido algún movimiento en la cuenta en los últimos 30 días, entre otras cosas, porque hace dos semanas que no puedo acceder a la página, porque estaba bloqueada.
He perdido un poco los nervios, pero, estaba dormida y sin ganas de discutir con la operadora, que además, no tenía culpa de nada, aunque tampoco me haya dado ninguna solución.
Bueno, si, una: la vuelta a empezar. Me tienen que mandar otra clave por correo ordinario, que con las vacaciones de Navidad es muy posible que no recupere la carta hasta 2009 y para cuando quiera volver a llamar, igual tengo suerte y han pasado los 30 días de la discordia.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Blackberry: esa máquina infernal

Al principio, cuando me dieron la blackberry en la oficina estaba feliz. Feliz de poder ver el correo sin cargar con la mochila del portatil a todos lados, sin tener que conectarme en remoto a la oficina, porque la conexión es muuuuuuuuuuuy lenta y se cae cada dos minutos y todo resulta muy aparatoso.
La maquinita en cuestión es pequeña, manejable y me permite estar viendo el correo en cualquier momento y lugar: da lo mismo que esté en el tren camino de Barcelona, que en una reunión en París, que en una grabación en nuestras instalaciones de Leganés.
Además, me llegan igual de cómodamente los sms y las llamadas y tengo acceso al calendario de reuniones y a ver las alertas de google con noticias de la empresa, o mapas de dónde tengo que ir a ver una localización...todo pintaba genial.
El único problema, es que me la dieron temporalmente, para varios proyectos importantes en los que he estado involucrada estos últimos meses, y el flechazo que habíamos tenido mi blackberry y yo tenía sus días contados: era como uno de esos amores intensos que sabes que terminarán, porque ella, iba a dejarme para siempre en unos meses.
Y con la misma intensidad con la que estaba disfrutando de nuestra relación, comenzó el tormento. De una maquinita ideal, pasó a ser de la noche a la mañana una maquina infernal.
Supongo que es cuestión de carácter pero cada vez que veo la luz roja que indica que tengo un mensaje nuevo en mi dispositivo blackberry, tengo que mirarlo. Como no sé si estoy recibiendo un sms del macizo del ascensor invitándome a una caña o mi jefa pidiéndome un informe, me lanzo en picado a leer el mensaje y, al descubrir ciertos e-mails, me llevo los soponcios propios de las 9.00h de la mañana de un lunes en la oficina, a las 23.00h del domingo y como no soy capaz de pasar, hago llamadas que no hubiera hecho de no leer el correo, soluciono cosas que podrían esperar al lunes, me pillo unos mosqueos que no son necesarios, y paso la noche comiéndome la cabeza.
Ya sé que podría apagarla, que podría no leer los correos, que podría tener otra relación con mi maquinita, pero no soy capaz. Yo, cuando empiezo con una relación intensa, me entrego por completo...y así me va.
Esta semana he decidido devolverla ya, sin esperar a que termine el plazo. No quiero pasar las navidades con ella. Dejarlo así va a ser difícil, pero es mejor cortar de raíz. Necesito volver a tener paz mental y desconectar de todo en vacaciones.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Disco rayado

Yo soy de las que escuchan un disco hasta rayarlo, pero LITERALMENTE. Cuando me da por uno, lo puedo poner un millón de veces seguidas hasta haberme aprendido todas las letras, los ruidos y hasta los silencios.
Como me compre uno nuevo y me guste, lo echo al bolso y va del salón, al coche, al ordenador del trabajo, de vuelta al coche, de vuelta a casa...el último ha sido el Gato Negro, Dragón Rojo de Amaral.
Me gusta más el Gato Negro y lo he fundido más que el Dragón Rojo, además de llevarlo de un lado a otro.
No siempre tiene por qué ser discos nuevos, algunos me dan por rachas. Que me da la racha Sabina, puedo ponerme el Hotel Dulce Hotel hasta que bajan los vecinos. Que tengo el día Hombres G, pues entro voceando "Indiana, Indiana, me tienes hasta la banana" en el garaje del curro y me miran hasta las columnas. Que me da por la Julieta, pues puedo estar canturreando "yo te quiero con limón y sal, yo te quiero tal y como estás" durante varias horas seguidas.
Es inevitable, consigo que a mi alrededor la gente termine odiando los discos de tanto ponerlos.
También me pasa con las canciones.
Cuando Shakira y Alejandro Sanz lanzaron "La Tortura" en la radio y no estaba en ningún disco, los torturados fueron mis compañeros de oficina. Navarrete y yo pasabamos el día buceando en diferentes radios para localizarla y cuando por fin conseguimos el disco, lo poníamos 45 veces al día. Yo no la he aborrecido, y creo que él tampoco. De hecho, cuando la escucho ahora, sigue recórdandome al nene y a las risas que nos hemos echado a cuenta de la Shakira, la tortura, la mesa de la cocina y todo lo demás.
Lo que es una tortura es no poder pasar tan buenos ratos siempre.