viernes, 19 de septiembre de 2008

Una fuerza incontrolable que no sabemos de dónde viene pero si a dónde va

Pongamos que son las hormonas. Pongamos que son las neuronas. Pongamos que es una fuerza incontrolable que no sabemos de dónde viene pero si a dónde va. El caso es que hay veces que cuando nos gusta alguien, nos gusta y no podemos explicar muy bien qué paramétros ha eligido nuestro cuerpo para esa decisión. Una vez conocemos mejor a la persona es diferente: nos gusta su forma de ser, tenemos gustos parecidos, nos caemos bien.
Pero hay un momento primero, una primera mirada, una primera sonrisa, una primera impresión incluso antes de entablar conversación. Algunas veces, nos quedamos prendidos de alguien en ese preciso momento.
Y tengo una bonita batallita, en realidad dos batallitas enlazadas, que hizo que ayer durante un rato me quedase en estado de shock.
La historia empieza cuando yo iba a séptimo de EGB -lo que ahora se llama tercero de la ESO- me cambiaron de colegio a mitad de curso y empece en el nuevo en enero. Eso, cuando tienes 13 años provoca una revolución hormonal propia y ajena que ni os cuento. Cuando entré el primer día de enero en la clase, lo vi en la primeras filas en seguida: el chico más guapo de la clase. Me gustaba a muerte. Y las cosas se dieron y fue mi primer novio. Yo estaba loca por él y nuestro amor duró dos meses. Me dejó por bocazas, según mi recuerdo, aunque podría estar inventandome parte, que ha pasado mucho tiempo y hay cosas que de mucho recordar al final las desvirtuas.
El tiempo pasó y le perdí la pista. Años sin saber nada de él y por supuesto, su rostro para mi sigue siendo el de un niño guapísimo de 13 años.
El segundo capítulo nos sitúa cuando yo estudiaba la carrera. Mis padres se fueron a vivir al extranjero y yo me quede sola en España. Eso, cuando tienes 21 años, provoca una revolución hormonal propia y ajena que ni os cuento. Una noche, en un bar, miembro de un grupo de amigos de amigos lo vi: el chico más guapo del verano. Me gustaba a muerte. Las cosas se dieron y acabó por ser mi novio. Yo estaba loca por él y tuvimos un intenso amor y una larga relación, siete años. Me dejó por otra, según mi recuerdo y hecha polvo según el recuerdo oficial de todo mi entorno.
No ha pasado tanto tiempo, así que si no se ha estropeado de golpe, calculo que su cara será más o menos la misma de mi recuerdo.
Y ayer mismo, fin de la historia: mediante el Facebook he visto una foto actual de mi primer noviete del cole. Es tan físicamente parecido a mi ex-novio que cuando lo ví casi me caigo de la silla.
Desdeluego, mis hormonas, mis neuronas, mi fuerza interior que no sé de dónde viene tiene unos gustos clarísimos y no deja nada a la imaginación.

1 comentario:

Tranquilamenteamuerte dijo...

Que bonitoooo, yo siendo un buen amigo de J.M me acuerdo de casi todo lo que cuentas. Interesante la coincidencia.