miércoles, 19 de agosto de 2009

Gripe A

Un poco por mi trabajo, otro poco por el tiempo libre que estoy teniendo este mes y otro poco mas porque los medios están atestados he leído todo aquello que se ha publicado sobre la Gripe A en agosto y reconozco que no puedo mas. Estoy atragantada de tantas noticias de la Gripe A.
Como en el Nidito parisino no tengo ninguna tele española que ver y, me canso de SkyNews, y no entiendo las francesas, a fuerza de cambiar y cambiar, descubrí que no es que sean mas de 300 canales, es que son cerca de 500 y entre ellos hay uno que se llama TeleSur. Ayer vi un programa bastante entretenido de viajes, que se llama Destino Latinoamerica. Por lo menos cuatro veces durante los anuncios pusieron los consejos de higiene para evitar la influenza.
Me encanta el consejo que dice "evitar las aglomeraciones". Lo recuerdo cada mañana cuando cojo el metro en Pasteur atestado de gente. Y no te quiero decir nada cuando regreso por la tarde, que es todavía peor.
Ventilar la casa y que entre la luz del sol también tiene cierta gracia, con el calor tan insoportable que esta haciendo este mes de agosto en Paris –quien me iba a decir a mí que pasaría tanto calor en una ciudad como Paris, con la fama que tiene su clima lluvioso- que es imposible abrir las ventanas.
Daria lo que fuese por una piscina, aunque fuese una de esas infantiles hinchables.
Pero como no la ponga en el salón… por no tener donde chapotear, no tengo ni bañera.

domingo, 16 de agosto de 2009

Domingo caluroso de agosto en París

Por increíble que parezca en mi Nidito Parisino tengo una tele de plasma nueva - me la pusieron cuando llevaba aqui un par de semanas- con más de 300 canales. Por más increíble que pueda parecer esto, hay algo más increíble todavía: de los más de 300 canales no hay ninguno español, ni siquiera Televisión Española Internacional. Y esto no es lo peor: es que no hay un sólo canal en español. Y escasean los que son en inglés...eso sí, puedo entretenerme viendo uno de los tantos canales locales de cualaquier rincón de Francia, o alguno en árabe, japonés, italiano y hasta rumano.
Pregunté al agente de la inmobiliaria que si podían ponerme al menos TVE internacional, para ver el telediario, me dijo que tendría que pagar: como no tengo cuenta de banco francesa todo se complica así que decidí que por estar seis meses sin ver la tele en español no me iba a pasar nada.
Apenas enciendo la tele. Algún día pongo un canal de noticias de fondo, por escuchar algo, pero me enerva un poco, porque como hay tantos, me paso media hora dándole alante y atrás al mando para encontrar un canal informativo.
Hoy quería ver el mundial de atletismo, un poco por entretener esta tarde calurosisima de agosto, un poco por sentir que estoy en el mundo...he estado más de veinte minutos, canal para arriba, canal para abajo, buscando uno en el que lo estuviesen retransmitiendo y por fin lo tengo, aunque estoy algo cansada de tanto cambiar.
Después de diez días de visita familiar, hoy me he quedado sola. Para evitar encontrarme de golpe con la soledad del Nidito después de tantos días de agetreo, conversaciones, y compañía, he ido paseando hasta los Inválidos, uno de los sitios que más me gusta de la ciudad. Y me he sentado durante horas en la terraza de una cafetería enfrente de la cúpula, que con el brillo del sol parecía de oro, y me he terminado "Los confines" de Andrés Trapiello, que me ha dejado al mismo tiempo dolorida y perpleja.

viernes, 14 de agosto de 2009

Ser propietaria

Hace ya varios años que valoro la posibilidad de comprarme un piso, como todo buen joven español que se precie curtido en la cultura de que alquilar es tirar el dinero y de que no eres nadie si no tienes al menos 35 metros cuadrados en propiedad.
Al principio, no podía ni remotamente acceder al precio de una vivienda, por eso espere unos anos –3, creo- pacientemente a que salieran las listas de las VPO de las Rozas, el pueblo donde llevo unos 15 años empadronada, listas que salieron el año pasado, listas en las que por supuesto yo no figuraba como futura propietaria.
Ahora podría, quizás, pagar la hipoteca de un zulo, o de una vivienda quizás algo más digna en alguna de las provincias colindantes con Madrid. En principio, me inclino por lo primero: un zulo bien situado que en el mejor de los casos tendrá la habitación separada del salón y esto, sin duda, ya será un lujo.
Empecé a pensar en esta opción seriamente el pasado verano: comprarme un zulito en un sitio en el que en un momento dado yo pudiera vivir –por ejemplo si un día se enfada y me despacha el dueño del Nidito- y alquilarlo mientras tanto para ir pagando la hipoteca mas cómodamente. Con la crisis, decidí esperar un poco más. Y en esas estamos, la gente dice que espere más, que van a bajar, y yo me he puesto de horizonte cercano empezar a mirar, pero en serio, cuando regrese a España después de la misión parisina, esto es, diciembre.
Claro, que no podemos olvidar que necesito cambiar de coche, el mío va a dejar de funcionar cualquier día.

Cerrado por vacaciones

En mi barrio hay una boulangerie cada 5 metros, sin exagerar, además de fruterías, fromagieres, tiendas de vinos y champagnes, de foigrass y delicatessen y tiendas de chocolates, y floristerías y charcuterías y carnicerías, y algunas especializadas en pollos y aves de corral…hasta dos pescaderías. Da gusto pasear por las calles del 15e después de volver del trabajo, mirando los escaparates, viendo el bullicio de los vecinos que salen a hacer la compra de los frescos del día, normalmente con los niños, y que entre las cinco y las siete y media de la tarde se afanan en comprar baguettes calentitas, algún queso cremoso pescado fresco y carne preparada, para la cena, además de croissant y otros delicados bollos para el desayuno de la mañana siguiente.
Pero el mes de agosto, la mayor parte de estos pequeños –algunos muy pequeños- comercios están cerrados por vacaciones, también algunos de los bares lo están, y el barrio ha perdido un poco de encanto y un mucho de ritmo. Quedan algunas cositas abiertas, y, por supuesto, aguantan los supermercados y la panadería grande que tiene el Monoprix fuera, pero resulta un poco triste ir por la calle contemplando todas las persianas de los comercios cerradas a cal y canto, sin apenas movimiento de gente, mas que algunos turistas despistados que pasean con miradas curiosas y se sientan a tomar un café en alguna de las terrazas del Boulevard Pasteur.
Y yo que creía que era España la que se paralizaba en agosto –y podemos decir que cada vez menos-. La vida nunca deja de sorprenderme.

jueves, 13 de agosto de 2009

sé dos o tres cosas nada más

Aunque soy un pobre diablo

sé dos o tres cosas nada más

sé con quién no debo andar

también se guardar fidelidad

sé quien son amigos de verdad

sé bien donde están

nunca piden nada y siempre dan

Soy un corazón tendido al sol - Victor Manuel





Hoy tengo el día un poco meláncolico, he hablado con uno de mis mejores amigos de Madrid, y me he dado cuenta de lo mucho que le echo de menos. Y después también me he dado cuenta la faltan que me hacen las cenas con amigas, y saber de sus vidas y de sus cosas, hasta de las más tontas... Y al volver a casa, he estado escuchando muuuuuuchas canciones antiguas en youtube y sin querer me he topado con esta y, si, yo también sé dos o tres cosas nada más.





y todo lo que escribo al día siguiente rompería


si no fuera porque creo en ti


a pesar de todo tú me haces vivir


me haces escribir dejando el rastro de mi alma...


Porque también eso echo de menos.

martes, 11 de agosto de 2009

Guille, el hermanito de Mafalda

Ademas de adorar a Mafalda, siempre he tenido debilidad por su hermanito, Guille. Y no se muy bien por que durante años he recordado siempre el contenido de esta tira. Hoy, con el milagro de Internet, he podido recuperarla en un ratito: me encanta.

Serán cosas de la edad

Por las mañanas y aprovechando estas dos semanas de tranquilidad en la oficina –y la rara sensación que me provocan-, llego, el libro que estoy leyendo en una mano –ahora “Las cosas que no nos dijimos” de Marc Levy- , el bolso en la otra, organizo la mesa –cuando limpian siempre dejan todo fuera de lugar-enciendo el ordenador, una vaga mirada al calendario del Outlook, porque se que no tengo ninguna cita hoy, leo las cabeceras de las noticias de los periódicos nacionales –españoles, claro- y entro en Facebook, a ver que hay de nuevo entre mis pocos amigos que no están de vacaciones estos días… bueno, algunos están de vacaciones y cuelgan fotos o ponen comentarios envidiables desde las cuatro paredes del despacho.
Esta mañana he encontrado bastantes novedades –lo que me ha mejorado un poco mas si cabe el buen humor, que ya era bueno, porque he dormido de un tirón, me he despertado veinte minutos antes de que sonara el insoportable despertador, he tenido tiempo de leer un poco mientras me tomaba no uno si no dos cafés mañaneros, y me he felicitado por lo mucho que me ha gustado el comienzo del libro, por la buena elección, porque me da mucho gusto empezar una buena novela después de haber pasado el verano leyendo solo cuentos y relatos, que también me gustan pero es otra forma diferente de leer- la primera: un video del niño de tres meses y medio de unos amigos que viven en Londres, al que todavía no conozco, pero que sigo de cerca por las fotos y los videos, y que esta súper-cachondo…la segunda: fotos de una de mis amigas recientes que sale de cuentas en dos semanas, guapísima, con una enorme panza embarazada, pero delgada y guapa como nunca; y la tercera, un mensaje de una buena amiga de la universidad, que sale de cuentas en tres semanas contándome que el medico le dijo ayer que es posible que no pase de la semana que viene porque el bebe pesa ya tres y kilos y medio.
Me he reído sola pensando en la diferencia abismal que hay entre mi FB, repleto de fotos de crios, barrigas, bodas, viajes de novios y ecografías, y el de, por ejemplo, mis hermanas: fotos de fiestas locas, viajes imposibles y grupos de amigos haciendo todo tipo de cosas extravagantes.
Serán cosas de la edad.

lunes, 10 de agosto de 2009

Primera visita a Monmartre

Desde que llegue hace ya dos meses, había tenido ganas de visitar el barrio de Montmarte pero no ocasión…este fin de semana hice recuento y entre las vacaciones y dos visitas a España, una para graduarme del master y otra porque fue puente, solo he pasado en Paris cuatro fines de semana contando este y dos de ellos he tenido visita: eso explica en parte que no haya tenido tiempo de visitar el barrio mas bohemio de la ciudad, al menos el mas bohemio hace unos años.
Fuimos ayer, en familia, y es realmente cautivador. Es cierto que hubiera disfrutado mas el paseo si no hubiera estado acompañada de hordas de turistas, pero las callejuelas, las casas, las contraventanas de madera, los rincones que encuentras…todo es apetecible en Monmartre y espero poder volver a pasar alguna tarde con menos afluencia de público y disfrutarlo mas tranquila.
La plaza de Tertre es especialmente encantadora, aun abarrotada como estaba de turistas de todas las nacionalidades haciéndose retratos y caricaturas.
Aprovechamos el paseo para ver la zona del Moulin Rouge y Pigalle.
Como todos los barrios sexuales de las ciudades, me dejo un poco de mal sabor de boda, reconozco que son sitios curiosos de ver, pero siempre salgo de esos barrios con mal cuerpo, no me siento a gusto. Me pasó en su momento con el Barrio Rojo en Ámsterdam y volvió a pasarme ayer.

Nota: en la oficina pongo las tildes como puedo, pero muchas veces sencillamente no puedo.

viernes, 7 de agosto de 2009

Días de tedio

Me he leído Me Cago en Mis Viejos 1 y 2 enteritos seguidos, entre las 14.30h y las 15.30h de esta tarde, justo después de la comida, y del paseo de mas de media hora con café en una terraza que he dado en el tiempo “sobrante” del mediodía.
Antes me he visto todas las viñetas que ha publicado Borges en los últimos tres meses.
He leído mis blogs habituales, El Mundo y El País de arriba abajo. Me he intercambiado correos con las pocas personas que conozco que están trabajando estos días. Hasta FB parece estar de vacaciones.
No se mueve una mosca en el aire. No se actualiza un estado. No se comenta una jugada.
La primera semana de curro esta resultando un bodrio, larga, agónica, infumable. Este viernes ya esta cerca de entrar en el Guinness de los récords del día mas tostón de toda mi vida que pase en una oficina. Apenas hay curro, la oficina completamente vacía –en toda mi planta no creo que seamos más de cinco hoy-, sin jefes, sin compañeros, sin una triste presentación de ppt a la que meterle mano.
Entre todos mis compañeros en el exilio vacacional no se encuentra mi vecino, que esta tan aburrido como yo o más. En condiciones normales repite unas cien veces al día lo busy que está, pero esta semana se ha abstenido de decir nada parecido, y menos mal. En todo el pasillo solo estamos el y yo, separados por un muro de cristal e ignorándonos del modo más cordial que conocemos. Yo me he buscado un plan alternativo entre la media docena de supervivientes de los primeros días de agosto para almorzar, el no. Simplemente ha salido de la oficina, con chaqueta y bolsa y todo…en un momento –casi contenta- he pensado que igual no regresaba esta tarde, lo que probablemente iba a presentarme una tarde más tranquila. Pero no, ha vuelto, rondando las dos y media y ahí sigue, con la misma cara de conazo que yo: al menos fuma y puede darse un garbeo cada media hora a echarse un piti en la puerta de la empresa.
La semana que viene tiene pinta de ir a ser peor, aun se marcha mas gente. Me queda un consuelo: el vecino se marcha de vacaciones. Por lo menos.

jueves, 6 de agosto de 2009

Cosas que echo de menos vs cosas que me llevaría

Mi patio – la luz natural que tiene el salón
Cocinar para dos – las cenas de quesitos
Mi, nuestro cuarto – espacio en el armario
Mi coche - No acordarme jamás de los atascos
Las cenas con mis amigas – la tranquilidad de no conocer a nadie
Las carcajadas de la oficina – el tiempo para pensar, para trabajar un documento
A mis hermanas – echar tanto de menos a mis hermanas
Las series de la tele – el tiempo que me sobra para leer
Ir a los bares de siempre – descubrir sitios nuevos en cada paseo
El vino con limón en una terracita – el champagne en una terracita
Los pinchos – el foie
Los sms de los amigos – el teléfono en silencio
Las escapadas de fin de semana – las visitas de mis amigas
La sensación de estar en “mi” vida – la sensación de no tener que dar explicaciones

El orden de factores no altera de ninguna forma el producto

Classe

Creo que tiene que ver con la “classe”. Mi vecino -el que no me traga- pertenece al grupo de pijos de mi empresa. No había caído hasta ayer, pero, efectivamente el grupito que sale a comer, fumar, y tomar café juntos – y todo el mundo sabe que esas tres acciones son las que sellan una buena relación de amistad de oficina- son pijisimos y no se relacionan en exceso con el resto.
Me he quedado mas tranquila al darme cuenta, me he quitado un peso de encima, de hecho, porque si la diferencia es social, entonces no tengo que preguntarme si he hecho algo que le haya molestado o si piensa que soy gilipollas por alguna razón que no conozco.
Esta revelación ha coincidido con que una de las pocas personas con las que he trabado un poco mas de amistad del departamento, me ha mostrado claramente lo que pensaba de el, y bueno…digamos que hemos coincidido. Cuando le muestra por primera vez a un estrenado colega lo que opina de los demás conformantes del grupo, es cuando empieza a sentirse cómodo del todo y a sentir que la amistad se esta forjando realmente. Y son estos momentos curiosos. Empiezas a ver al otro con ojos diferentes. Y el otro ríe de manera distinta también. Asi que hoy han sido dos cosas buenas, dos.

martes, 4 de agosto de 2009

No caigo bien

No le cago bien a mi vecino de despacho. No le gusté desde el día que llegué. No sé muy por qué, porque no nos ha pasado nada, pero no le caigo bien. Y yo no lo soporto. No es que no le soporte a él, es que no soporto tener esa sensación de que le caigo mal, que me mira con un ligero desprecio, que no me deja hablar, ni explicarme, que no me aprueba.
He leído hace poco...creo que ha sido en la Crónica del desamor de Rosa Montero - ¿o no?- la importancia de aprender que es imposible caer a todo el mundo, el descanso del alma cuando se da cuenta que es algo que no puede decidir uno mismo y deja de darle importancia, y se relaja en ese aspecto.
A mí siempre me ha causado un desasosiego tremendo no caer bien, no gustarle a la gente sin motivo aparente. En los últimos tiempos parecía haber controlado bastante este tema, pero...regresa de nuevo con fuerza esa sensación cada mañana al llegar al despacho y mirarnos el uno al otro. Ni siquiera me he planteado aun si él me gusta a mí como persona, si me cae bien, o si lo apruebo.

en el aeropuerto de CDG

De todas las especies humanas que habitaban el aeropuerto Charles de Gaulle (lejísimos y llenísimo un diez de agosto cuando la mitad de los parisinos abandonan el asfalto y se dirigen en manada a la playa, o al campo, y en muchos casos lo hacen en avión) me tuvieron que venir a joder el café tres inglesas gritonas con perro incluido que merendaban te con pollo y quiche Lorraine. Aparentemente se trataba de dos hermanas cincuentonas con una sobrina adolescente. Y vinieron a sentarse en la misma mesa que yo –in-justamente cuando mas tranquila estaba con un cafelito, relajada en un sofacito, haciendo tiempo para embarcar.Y tenían las tres un tono de voz que me obligó a ponerme el Ipod para no oírlas ni un momento más.
Salí de la ofi con muchísimo tiempo porque todo el mundo me había alertado sobre el tráfico ese día-la recepcionista, mi jefa, mis dos únicos amigos españoles en la empresa-. Es cierto, encontré tráfico, pero no tardé más de 40 minutos en llegar a CDG montada en un taxi con música árabe a todo volumen, bajo el cielo encapotado de París.
Llegué con mucho tiempo y, menos mal, había un follón inarrable porque TODAS las máquinas de check-in estaban averiadas.
Cola para facturar.
Cola para pasar el control.
Y una vez dentro ojeé las tiendas, compre la cena -una sorpresa para Loren- y tomé café en un sitio agradable llamado EXKI.
Y por el camino me enamoré de unas gafas de sol y tuve que comprármelas, llevaba tiempo detrás de unas y nada terminaba de convencerme. Me escondí el resto de la tarde, retraso de hora y media includo, detrás de ellas.

lunes, 3 de agosto de 2009

Principios de agosto en París

La escapada de dos semanitas a España se ha pasado en un suspiro. Y ya estoy de vuelta, no a la rutina, porque París aun no se ha convertido en una rutina para mí, pero si a la oficina, a una oficina prácticamente vacía, porque la mayor parte de mis compañeros están de vacaciones en agosto, a una oficina sin jefes, porque también están disfrutando de sus días libres, a una oficina en la que apenas suena el teléfono y los correos llegan con cuentagotas.
Pero el primer día no ha sido tan duro como esperaba...cuesta levantarse, cuesta estar quieta en la mesa, mirando al ordenador ocho horas, cuesta volver a esforzarse por leer los correos atrasados en francés, cuesta darse cuenta que echo de menos la poca tranquilidad de mi oficina de Madrid. Cuesta darse cuenta que los meses pasan rápido, que las novedades se suceden en la empresa, que a este verano le sucederá velozmente una nueva primavera y un nuevo verano y que serán muchas las vaces que me ria, y otras tantas las que me diga sólo para mí "nada nuevo bajo el sol".
No he tenido ni ganas de escribir durante las vacaciones, pero he leído mucho, y he leído, por fin -aunque avergüence un poco decir esto- a mis 30 años a Benedetti. Ahora, precisamente este año, he descubierto yo sus cuentos. He leído Con y sin nostalgia (1977); y Buzón de tiempo (1999). Y ahora estoy leyendo la primera novela de Rosa Montero. Y me he traído un cargamento de libros de España, que me acompañen en mi Nidito Parisino este extraño mes de agosto en París.