domingo, 31 de agosto de 2008

La batalla del brezo

Nuestro Nidito pega con otro Nidito similar. Nuestros patios están separados por una simple verja. Los vecinos del Nidito aledaño todavía no viven a tiempo completo, sólo vienen de vez en cuando. Es de agradecer porque cuando estamos a ambos lados de la verja, parece que estemos comiendo juntos, o hablando entre nosotros.
El brezo de la verja en cuestión hace meses que nos estamos jugando a los chinos quién lo pone. Una noche de fiesta, ya no me acuerdo si de su lado o del nuestro, decidimos pagarlo a medias. Lo compraron los vecinos, y lleva semanas decorando su patio. Las mismas semanas que yo llevo deseando que alguien se remangue y lo ponga ya, porque la vecina está más buena que yo y salgo perdiendo en las comparaciones de verano.
Los domingos deberían estar prohibidas las visitas sorpresas de las madres, las suegras, o las vecinas, aunque sean las de al lado. Un poco antes de las 12.00h ha sonado el timbre. Yo estaba tirada en el sofá en camisón con un café en una mano y el ordenador en la otra. Me he cagado en todo, literalmente, y he deseando que fuese alguien que se había equivocado. Como el cerebro va deprisa, al menos me he alegrado de llevar ropa interior. Pero no se habían equivocado, era el santo de la vecina, que venía a poner los enganches del brezo por nuestro lado. Él tampoco está mal, hace juego con la tía buena, pero demasiado muñequito Ken para mi gusto.
Como los hombres son así, mi Ken y el de la Barbie morena de al lado, están en el patio descojonados de la risa amarrando brezos. Yo le doy gracias al cielo de no tener que hacer nada similar con la vecina, porque me hubiese muerto. De asco.

2 comentarios:

Olga dijo...

Bueno mujer, fijo que con el material adecuado del Leroy Merlín de turno, las dos os apañariais estupendamente... Aunque en camisón... no se... Mejor unos tejanitos...

Cris dijo...

Camisón + brezo = mala idea.