domingo, 30 de noviembre de 2008

Risas mil con amigas

Después de meses de cenas en las que siempre una de nosotras estaba triste, mosqueada, amargada o agobiada por algo. Después de un año en el que hemos pasado por expedientes de regulación de empleo, tanatorios, hospitales, rupturas, paros, busquedas de empleo, citas desastrosas...el martes tuve cena de amigas y no paramos de reirnos en toda la noche.
Me encanta ver a mis amigas selectas contentas, y disfrutar contándonos nuestras vidas las unas a las otras quitándonos la palabra y recordando batallitas.
El martes pasado en Madrid hacía un frío del infierno, yo estaba cansada, como el último mes y medio, porque tengo mucho trabajo, y encima, tengo las clases del master del universo, pero salí de la oficina encantada con poder reunirnos y deseando poder compartir nuestras cosas. Pensaba darme un paseo previo, y ver las luces de Navidad, que ya están puestas en Madrid, pero el frío terminó por meternos a P y a mi en un Mallorca a tomarnos un café mientras hacíamos tiempo para la cena.
Habíamos quedado la semana anterior, para tratar de vernos todas, ya que P. había vuelto de Nepal y R. había devuelto a sus padres a casa, y aprovechando que por una semana, yo no tenía que ir a Barcelona. Así que elegimos el martes sin saber, que, además, íbamos a estar celebrábamos un ascenso, lo que hizo que la cena tuviera un ingrediente aun más festivo.
La semana que viene, hemos quedado otra vez el martes...estas son las pequeñas cosas que hacen que la vida tenga todo el sentido.

sábado, 22 de noviembre de 2008

Capítulo 1: por qué me fui de Erasmus

Yo estudié Periodismo en 4 años. No me fui de Erasmus, aunque me apetecía irme fuera un tiempo, por miedo a perderme alguna asignatura esencial para mi vida futura -aun era joven e inexperta, como demuestran ciertas decisiones-.
A los 22 ya estaba licenciada, había hecho prácticas en la SER, la COPE y un periódico en Bolivia, y empecé a buscar trabajo, pero la cosa pintaba chunga. Trabajé en una página Web, cuidé niños, pasé unos meses lo mejor que pude y finalmente tomé la decisión de hacer el segundo ciclo de Publicidad y RRPP y tratar de entrar en alguna empresa como becaria algún tiempo más y adquirir así más experiencia y de paso, echar la solicitud del programa Erasmus, a ver si sonaba la flauta para un país dónde las clases se dieran en inglés, y así poder llenar esa lagunilla que tenía en mi formación. Inglaterra y Holanda eran los destinos más cotizados en mi universidad -o eso se rumoreaba-, y era difícil conseguir esas plazas. Lo normal era que te mandasen a Italia, o Grecia, pero eso me interesaba menos.
Empecé cuarto curso de Publicidad y RRPP y conseguí prácticas en la Agencia EFE. Las pruebas de admisión son un tostón, pero estaba en uno de esos años que todo me salía. Empecé las prácticas, que fueron absolutamente enriquecedoras y, después de las navidades, comenzó el proceso de selección para el Erasmus: exámenes, entrevistas personales, pruebas de inglés...no le dije ni a mi familia que estaba en el proceso, hasta que no fueron hechos consumados: en primavera supe que me habían dado plaza para Holanda, más concretamente para una universidad de la ciudad de Haarlem y que me iría para allá a finales de agosto.
Tenía 24 años y era el año 2005. Hubo alguna que otra tragedia personal-relacional aquel intenso verano, y el 25 de agosto salí de Madrid en un avión con una sola maleta donde llevaba ordenada y apretujada mi vida de los siguientes meses. Dejé una capital a 45 grados y aterricé en Schiphol, mi aeropuerto preferido del mundo, en un día gris plomizo, con la maleta roja en una mano, y un mapa y mini-diccionario de inglés en la otra. Sola. Más sola que la una. Sólo había contactado con una chica de otra clase de mi universidad, con la que coincidí en la entrevista personal, que no llegaba hasta un par de días después. Ilusionada. Extraña. Sin novio. Echando de menos. Sin más contacto que el de la universidad y el de la residencia que nos facilitaba el programa.
Me arremangué y me acerqué a la oficina de información del aeropuerto, donde aun no sé cómo conseguí entender que necesitaba hacer un trasbordo, pero que en tren llegaría a Haarlem.
Lo primero que tuve que hacer cuando salí a la calle, fue ponerme los calcetines debajo de las sandalias, porque en Holanda, en agosto, puede hacer un frío que pela. Y lo hacía.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Un eramus nunca olvida que lo fue

Hace ya muchos meses que mi gran amigo Monty me pidió que iniciara una serie de post sobre nuestro año de Erasmus en Holanda. Fue precisamente gracias al programa Erasmus que Montes y yo nos conocimos y aunque hace 5 años que emprendí esa aventura, tanto yo, como todos los amigos con los que compartí la experiencia, no sólo no la hemos olvidado, si no que la recordamos muy viva y solemos continuar hablando de ella.
Ayer mismo, en una cena con gente del trabajo, les contaba como en el Erasmus hice un curso acelerado de cocina y que fue precisamente en Holanda donde desarrollé la pasión por cocinar que hoy me acompaña. Además, les conté, solía tener la casa llena de gente -especialmente ellos- que añoraban la comida casera.
No es que no quiera complacer a Monty, que quiero, porque es un gran amigo y se lo merece y además es que a mí me apetece recordar las anécdotas, pero con poco tiempo para escribir, no da tiempo a pensar bien lo que uno quiere contar sobre esas cosas que pasaron hace tiempo. Nos gustaría recordarlas como pasaron, no como queremos que hubiesen sido, y evitar contarlo desestructurado, sin sentido. Y para eso, necesito concentrarme, y poder escribir tranquila, no a trompicones.
Hoy, leyendo El sentido de la Vida, me he encontrado con una divertida entrada "Manual de supervivencia del estudiante erasmus".
Me he dado cuenta que las anecdótas del Erasmus, que Montes y yo misma esperamos, tienen que empezar por el principio. Es decir, por el Capítulo 1: por qué me fui de Eramus.
Pero ese capítulo, lo veréis mañana.
*En la foto estamos mi amigo Monty y yo cuando éramos estudiantes erasmus.

No mezclar zumo y leche no es cuestión de cultura, si no de edad

Independientemente de si son sanos o no, que ahí yo no me meto, ¿os habéis dado cuenta que los niños y adolescentes de hoy toman un montón de productos que tienen una combinanción de leche y cítricos?.
Cuando yo era niña, era una verdad como un templo -o al menos así lo recuerdo-, que si te tomabas leche con zumo, "se te cortaba" el cuerpo. Fuese real o no, yo sigo teniendo esa sensación y no puedo casi ni pensar en sentarme a desayunar o cenar, y beberme un zumo y seguido un vaso de leche. Me dan ganas de vomitar. Imagínaos si estuviesen mezclados en el mismo envase, entonces ya me muero.
Hubo un tiempo que creí que esta creencia era más de mi familia que otra cosa, pero algunos de mis amigos me han confirmado que en sus infancias sucedía lo mismo. Naranja y Cola-cao, desastre seguro.
Ahora que los refescos a base de lacteos y zumos están de moda, que los anuncian por la tele, que la gente los toma y además dicen que son ricos, no doy crédito. A mí siguen sin gustarme, la vida es así. Esta mañana, he desayunado con mi amiga Nat, como llevo haciendo toda la semana. Recién levantadas siempre hablamos de cómo se llaman las cosas en España, en Venezuela, en Bolivia, en Canarias, en Santander, en Barcelona....nos divierten las diferencias culturales y lingüisticas. Yo estaba con mi café y ella con un gran zumo. Cuando iba a tomarse su leche manchada de café, no ha podido, porque no quería mezclar en su estómago las dos cosas. Nos hemos reído, no mezclar zumo y leche no es cuestión de cultura si no de edad.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Lo bien hecho, bien está

Lo bien hecho, bien está, y como llevo dos días absolutamente entregada al trabajo y dándolo todo, pero todo, todo, todo, sin tiempo ni para pestañear, ayer noche, felicitaciones por el trabajo bien hecho y hoy, un día en el que la nube negra que teníamos justo encima de la cabeza empieza a disiparse poco a poco.
Esta semana continua siendo intensa, pero, al menos va bien, bastante bien. Da gusto empeñarse en que las cosas salgan y que estas, consecuentemente, salgan.

domingo, 16 de noviembre de 2008

Muchas cosas

La semana ha sido muy intensa, saliendo de la oficina pasadas las 23h, descubriendo asignaturas que me gustan en el máster -RRHH, por ejemplo- , haciendo de mami el fin de semana -cuánto disfruto de la niña de mis ojos, es inexplicable-, con tanta reunión social que apenas me ha dado tiempo a enterarme que era fin de semana...asistiendo al milagro de la vida en directo -es increíble lo que cambia un niño recién nacido en sólo unos días- y viendo maravillas de la medicina que te dejan cuanto menos perplejo.
Muchas cosas.
Muchas sensaciones.
Muchísimas cosas.
Mañana empieza una semana muy dura e intensa en el trabajo, que pasaré en Barcelona y que ojalá que se pase rápido. Quizás no pueda escribir mucho. Pero a partir del sábado que viene...espero que las cosas se calmen, al menos un poquito.
Tantas, tantas, tantas cosas...

miércoles, 12 de noviembre de 2008

¿cómo, cómo?

¿Cómo voy a hacer los deberes, si sigo en la oficina, miércoles 12 de noviembre a las 22.34h. de la noche?.

Máster del Universo y Grupos de trabajo terrenales

He empezado el Máster del Universo que tan lejano parecía y ya está aquí y a pleno rendimiento.
El grupo lo formamos 28 personas, si no conté mal, 7 de ellos varones. El resto, mujeres. Diría que la edad media está entre los 30 y los 35 años y las dos primeras sesiones las pasamos entre clases de Contabilidad y Entorno Económico.
Yo llegué ya un poco depre el primer día, porque nos habían puesto un montón de deberes previos, y yo no había hecho ninguno.
Fue más o menos por septiembre cuando recibí un enorme sobre del IE. Yo -que a veces soy una incauta- me creía que sería el welcome pack, pero resultó ser el primer caso práctivo y una explicación extensa sobre cómo hacer un pre-curso online de contabilidad, de 8 horas.
Bueno, 8 horas tardarán los hábiles, yo que no sé dividir -no exagero, esto es literal- probablamente necesite 38. Alguien me sugirió que lo hiciera con mi padre...como idea, no está mal, podría ayudarme, pero no quise. Primero porque no quiero que mi padre sepa que tiene una hija de 29 años que no sabe dividir, y segundo, porque las ocho horas iban a convertirse en 88 y si hay algo de lo que no ando sobrada eso es el tiempo libre.
Total, que entre pitos y flautas, no me leí el caso y no hice el curso previo de contabilidad.
Con estos antecedentes...la cosa fue mucho mejor de lo que esperaba. Me enteré bastante, porque los profesores van bien aleccionados y saben que tienen enfrente, en su mayor parte, antiguos estudiantes de periodismo y de relaciones públicas, que la última vez que vieron un número, estaba sobre su tarta de cumpleaños y tenía forma de vela.
Han surgido coindencias graciosas, como que en el mismo grupo de master hemos caído cuatro personas de mi clase de la carrera (de esa qua acabó hace ya siete años) a las que recordaba vagamente.
Como las clases las tengo jueves y viernes por las tardes hasta altas horas, he descubierto que el fin de semana, es mucho más corto de lo que pensaba...
Los coordinadores, sin apenas darnos tiempo a coincidir en la máquina de café del patio y preguntarnos aquello de ¿estudias o trabajas? o ¿a qué dedicas el tiempo libre?, ya nos han hecho el primer grupo de trabajo y nos han envíado la información por correo electrónico a traición para que no podamos poner cara de ajo pocho. No he coincidido, por supuesto, con ninguna de las personas que conocía -o semi-recordaba- y hasta este jueves, no tendré mucho juicio de valor.
La suerte está echada.

viernes, 7 de noviembre de 2008

El encanto de lo cutre

He vuelto recientemente al barrio de Ventas donde hace tiempo pasaba muchos ratos.
Fui a una locución de un vídeo a un estudio pequeñito y pasé varias horas por esa zona.
Sentí mucho alivio porque, tras un tiempo en el que no pude pasar tranquila por allí, por fin puedo pasear por la Avenida de los Toreros sin sentir que me falta el aire, cruzar Parque de las Avenidas sin maldecir y volver a disfrutar de algunos sitios encantadores.
Ventas me gusta, me gustaba cuando lo frecuentaba y me sigue gustando ahora porque es un barrio muy auténtico. Tan auténtico que ves a la gente con bolsas del súper tomando café en el bar de la esquina.
La mañana de la locución terminamos comiendo en Casa Braulio, un mini-bar-tasca situado en la esquina de Avenida de los Toreros 43, donde hacen una tortilla de patatas de morirse.
El aforo debe ser de 20 personas, y dudo mucho que quepan las 20 juntas. He desayunado allí un montón de veces: un café con leche templada y un pincho de tortilla (mi desayuno favorito), ante la atenta mirada del camarero, a quién siempre presumí también dueño, que atiende a la clientela con mimo y decicación haciéndote sentir mejor que en el Palace y a 1.80 euros el desayuno completo.
Después de comer cruzamos a tomar el café casi enfrente, Gómez -si no me falla la memoria, que creo que no-, una pastelería con barra de bar donde tienen tartas, comida preparada, agujas de ternera, empanadillas...todo de excelente calidad.
Ambos lugares con tan cutres como encantadores. De esos que echas de menos cuando por circunstancias de la vida dejas de frecuentar.
Es genial poder volver a disfrutar de vez en cuando del encanto de lo cutre.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Cuatro cosas sobre mi

Siempre me han gustado estas cosas. Por qué no compartirlas.

CUATRO EMPLEOS QUE HE TENIDO EN MI VIDA
1. Canguro (la más reputada de mi urbanización)
2. Becario (una profesión en sí misma)
3. Periodista
4. Responsable de comunicación interna (o tomarriendas comemarrones)
CUATRO LUGARES EN LOS QUE HE VIVIDO:
1. Santander
2. Murcia
3. Haarlem (Holanda)
4. Madrid

CUATRO PROGRAMAS DE TV QUE VEO:
1. Anatomía de Grey
2. Camará Café
3. 22 minutos
4. Callejeros

CUATRO FORMAS DIFERENTES QUE TE LLAMAN
1. Cris
2. Cristina
3. Cabeza
4. La nena

CUATRO PERSONAS QUE ME MANDAN CORREOS CASI TODOS LOS DÍAS:
1. Mi jefa
2. Navarrete
3. Google News
4. Mi amiga Paula

CUATRO DE MIS COMIDAS FAVORITAS:
1. Tomate con sabor a tomate y no al plástico que lo cubre
2. Tortilla de patatas de mi madre
3. Croquetas de mi madre
4. Sopa

CUATRO LUGARES EN LOS QUE DESEARIA ESTAR AHORITA:
1. Tomando café en el Paraninfo de la Magdalena o mejor tomando en café en el Faro de Santander, viendo el mar
2. Debajo de las sábanas, arropadita, muerta de risa
3. En el Nidito, con buen tiempo, sentada en el patio, viendo mis tomates, leyendo algo
4. Nadando, o buceando o flotando, en algún líquido elemento
CUATRO AMIGOS QUE CREO QUE CONTESTARAN:
Como no voy a mandarlo, el resultado será sorprendente. Si alguien se anima, welcome.
CUATRO COSAS QUE QUIERO ESTE AÑO (2008) : (si no queda ná, ¿no puedo pedir para el que viene?).
1. Seguir contando con los míos como siempre
2. Que no nos falte de ná
3. Tener un poquito de tiempo para mí
4. Que se pase rápido y empecemos uno nuevo.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Metiendo horas por amor al arte...de la comunicación

Sábado 9.00h de la mañana.
He abierto el ojo con la cabeza llena de ideas. Tengo que preparar un curso para compañeros de otros departamentos sobre comunicación, como parte de un programa de formación interna. El programa parte de la base de que cada uno de nosotros es especialista en algo y consiste en que los departamentos comparten sus conocimientos unos con otros. Por ejemplo, yo puedo acudir a un curso de contabilidad para no financieros y otros empleados pueden venir a que yo les cuente cómo redactar de manera eficaz.
La idea me pareció buena cuando me la propusieron y me apunté como "formadora" (ejem...por llamarlo de algún modo), pero, como siempre, estas cosas te quitan el tiempo que no tienes, y acabas preparando el curso el sábado en tu casa, porque en la oficina no tienes momento de ponerte a hacerlo.
Aunque parezca increíble, me he despertado esta mañana, no sé cómo, con la estructura en la cabeza y he tenido que saltar de la cama a buscar un papel, no quería que se me olvidara...he trabajado toda la mañana en ella, y aun me falta identificar los ejemplos y casos prácticos que voy a utilizar. Pero, algo es algo, ya he interiorizado lo que quiero transmitir y cómo, la mayor parte del trabajo está hecho.
Tengo que dejarlo ya-de hecho, ya voy tarde-, porque tengo familia en Madrid este fin de semana y voy a comer al cuartel general, pero como me fastidia dejar las cosas cuando estoy concentrada...