Ayer mismo, en una cena con gente del trabajo, les contaba como en el Erasmus hice un curso acelerado de cocina y que fue precisamente en Holanda donde desarrollé la pasión por cocinar que hoy me acompaña. Además, les conté, solía tener la casa llena de gente -especialmente ellos- que añoraban la comida casera.
No es que no quiera complacer a Monty, que quiero, porque es un gran amigo y se lo merece y además es que a mí me apetece recordar las anécdotas, pero con poco tiempo para escribir, no da tiempo a pensar bien lo que uno quiere contar sobre esas cosas que pasaron hace tiempo. Nos gustaría recordarlas como pasaron, no como queremos que hubiesen sido, y evitar contarlo desestructurado, sin sentido. Y para eso, necesito concentrarme, y poder escribir tranquila, no a trompicones.
Hoy, leyendo El sentido de la Vida, me he encontrado con una divertida entrada "Manual de supervivencia del estudiante erasmus".
Me he dado cuenta que las anecdótas del Erasmus, que Montes y yo misma esperamos, tienen que empezar por el principio. Es decir, por el Capítulo 1: por qué me fui de Eramus.
Pero ese capítulo, lo veréis mañana.
*En la foto estamos mi amigo Monty y yo cuando éramos estudiantes erasmus.
No hay comentarios:
Publicar un comentario