viernes, 1 de agosto de 2008

De agrandar mi obra nada de nada

Cuando leía apasionada cada periodo estival los Tintos de Verano de Elvira Lindo, recuerdo que ella explicaba que durante las vacaciones se iban al campo, a una casita en la sierra, cerca de El Escorial, creo, donde su "santo agrandaba su obra".
Yo tenía pensado dedicar las vacaciones a leer y a escribir. Por partes: leer he leído, pero en Santander, entre pitos y flautas, lo de agrandar mi obra nada de nada.
Eso sí, no he parado.
He ido a la playa, de hecho, a varias de mis playas preferidas -por supuesto al Sardinero, pero también a Liencres un día de mucho viento y a La Arnía una mañana maravillosa, con mil colores diferentes-, y como he estado justo la semana de fiestas, he disfrutado de las casetas de bares que habían colocado por todas las plazas de la ciudad: una idea genial, no había estado en una semana grande más divertida que esta.
He hecho algo de turismo por algunos de mis pueblos favoritos: Comillas, Santillana, Ruiloba...
Una maravilla de semana.
Y he soñado, he soñado muchísimo y tan intensamente como hacía años que no soñaba. Dedicaré un post a los sueños reales como estar viviéndolos.
Dos lecturas muy recomendables, 15 maneras de decir amor, de María Frisa. Me ha gustado muchísimo, lo leí tan enganchanda y tan ávida, que creo que voy a leerlo otra vez para ver cosas que no vi la primera. Y Cielo Nocturno de Soledad Puértolas. Sencillamente delicioso. De escribir algo en la vida, de poder agrandar mi obra en vacaciones, me encantaría que se pareciera a esto.
Mañana me voy a Murcia unos días. El plan es sólo descansar, así que espero tener algo más de tiempo para escribir, y ahora mismo me voy a comprar algún libro qué leer. Os contaré.

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