Cuando leía apasionada cada periodo estival los Tintos de Verano de Elvira Lindo, recuerdo que ella explicaba que durante las vacaciones se iban al campo, a una casita en la sierra, cerca de El Escorial, creo, donde su "santo agrandaba su obra".
Yo tenía pensado dedicar las vacaciones a leer y a escribir. Por partes: leer he leído, pero en Santander, entre pitos y flautas, lo de agrandar mi obra nada de nada.
Eso sí, no he parado.
He ido a la playa, de hecho, a varias de mis playas preferidas -por supuesto al Sardinero, pero también a Liencres un día de mucho viento y a La Arnía una mañana maravillosa, con mil colores diferentes-, y como he estado justo la semana de fiestas, he disfrutado de las casetas de bares que habían colocado por todas las plazas de la ciudad: una idea genial, no había estado en una semana grande más divertida que esta.
He hecho algo de turismo por algunos de mis pueblos favoritos: Comillas, Santillana, Ruiloba...
Una maravilla de semana.
Y he soñado, he soñado muchísimo y tan intensamente como hacía años que no soñaba. Dedicaré un post a los sueños reales como estar viviéndolos.
Dos lecturas muy recomendables, 15 maneras de decir amor, de María Frisa. Me ha gustado muchísimo, lo leí tan enganchanda y tan ávida, que creo que voy a leerlo otra vez para ver cosas que no vi la primera. Y Cielo Nocturno de Soledad Puértolas. Sencillamente delicioso. De escribir algo en la vida, de poder agrandar mi obra en vacaciones, me encantaría que se pareciera a esto.
Mañana me voy a Murcia unos días. El plan es sólo descansar, así que espero tener algo más de tiempo para escribir, y ahora mismo me voy a comprar algún libro qué leer. Os contaré.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario