miércoles, 27 de agosto de 2008

Las cosas de las madres

Un mes sin ver a mi madre y lo primero que dijo cuando abrió la puerta fue (con cara de mala leche, además):
- ¿Pero qué tienes ahí?.
Yo al principio me quedé parada frente a la puerta...ahí dónde, me pregunté...pues...en una mano la bolsa de la compra y en la otra el bolso.
- ¿Qué es eso?- Ella insistiendo. La cara de mala leche aumentando.
Balbucee, - ¿dónde, el qué?-.
Se acercó a mi cara con el dedo en lanza: ahí. En los morros. Señalaba claramente mis morros.
Ahhhhhhhh.
- Un herpes, mamá, un herpes - acerté a decir, algo contrariada por el recuerdo repentino de mi herpes, que no creía ya tan horrible, cuatro días después de estar untándome una cremita asquerosa, sin poder comer bien, escupiendo pellejitos, de pegarle un morreo a alguien ni hablamos.
- Ay, hija, que susto, creía que te habías hecho un piercing- cara de madre aliviada. Sonrisa y media vuelta.
Mi madre cree que puedo hacerme un piercing en los morros a estas alturas de mi vida y además, ocultárselo a la familia. No sabía si reírme o mosquearme. Al final pensé que lo mejor era escribirlo.

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