martes, 19 de agosto de 2008

Rutina vital

Para mí los años no empiezan en enero, empiezan en septiembre.
Demasiados años en las aulas de colegios, institutos y carreras tienen la culpa. Las agendas, toda mi vida, han empezado en septiembre –finales de agosto, mejor dicho- y han terminado a mediados de septiembre del año siguiente. Desde que empecé a trabajar continuo con este misma pauta y es, alrededor de la última semana de agosto cuando inauguro agenda y empiezo un cuaderno nuevo, de anillas, de cuadros de un determinado tamaño –no vale cualquiera-, de tapas duras, tamaño cuartilla.
Hoy he comenzado el rito: cuaderno nuevo, este año es reciclado, teléfonos indispensables en las dos primeras páginas y lista de pendientes de septiembre, para empezar a entrar en materia, para hacerme a la idea.
Lo siguiente en esta rutina es coger la agenda, pequeña, para el bolso, para apuntar sólo las cosas inolvidables con una sola frase, pasar a limpio todos los cumpleaños del año, marcar las fiestas, los puentes, las vacaciones. Quizás alguna cita importante que sepa ya de antemano.
Pero no he podido empezar la agenda, porque no he encontrado una que me guste, con su tamaño pequeñito, sus tapas platificadas, que las hojas no se peguen, que sea escolar, si puede ser…a ver si esta semana lo consigo y para la que viene estoy al día de rutinas vitales.

2 comentarios:

Olga dijo...

Me sorprende saber lo que nos ha influido la etapa escolar en nuestra vida.
Creo que, más o menos todos, hablamos del año escolar. Tengamos o no edad de estudiante o hijos.
La Navidad no es un alto tan importante como el periodo estival.
Y, realmente, es un fastidio hacer el cambio de agenda en enero.
Me voy a comprar una agenda escolar...

Cris dijo...

Y yo...si la encuentro, todavía no han venido muchas, yo creo!!! yo pensado que era rara.