lunes, 25 de agosto de 2008

Cómo se sugestionan los cuerpos

Estaba tan tranquila, lo juro. El verano, el calor, los cambios de presión…
Mis ovarios, alternativamente, derecho e izquierdo, son regulares como relojes suizos, 28 días clavados, al abrigo de la luna llena.
Un retraso de cinco días es una cosa extraña en mi exacto organismo, pero no estaba nerviosa, escudada en mis dolores premenstruales habituales: me dolían los ovarios, me dolía los cuernos (dos puntos estratégicos en las sienes, un dolor inconfundible) y tenía el cuerpo hecho polvo hacía una semana.
Pero entonces alguien me dijo que no me fiara, que esos síntomas podían confundirse con los del embarazo. Y entonces hice lo que no hay que hacer NUNCA, buscar esos síntomas en Internet, error fatal, porque POR SUPUESTO, los tenía todos.
Aunque me había dicho a mí misma que no compraría el test de embarazo hasta pasados al menos diez días, Internet y los falsos síntomas evidentes me hicieron adelantarme y a los seis días de retraso fui a la farmacia de mi barrio.
Y pasó lo inevitable: fue tener el test en mi poder y bajarme la regla. No me dio tiempo ni a hacérmelo. Cómo se sugestionan los cuerpos y como se dejan engañar los cerebros.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Uy, que susto! Me alegra que al final no haya sido ni niá ni niño.

Cris dijo...

: )

Y tanto...