lunes, 11 de agosto de 2008

La vuelta al cole

Volver a madrugar es lo que más me cuesta. A las ocho de la mañana tenía los ojos tan hinchados que apenas podía abrirlos, pero el agua de la ducha hace milagros.
Estaba contenta esta mañana, con ganas de llegar a la oficina, de sentarme en mi mesa, ver todo el trabajo atrasado acumulado, volver a sentirme activa...incluso he venido todo el camino hasta Madrid cantando como un ruiseñor (un ruiseñor sordo y ronco, pero ruiseñor al fin y al cabo), pero cuando he visto que tenía 350 correos sin leer me ha entrado un vértigo...que he tenido que irme a por un café para poder soportarlo.
La vuelta al cole siempre me ilusiona, pero me resulta dura al mismo tiempo, el fin de la libertad horaria, y de esa pequeña barrera que separa el descanso vacacional del aburrimiento y la vagancia.
Tengo mil sensaciones extrañas hoy. No me preguntes por qué.

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