lunes, 1 de septiembre de 2008

Sin cita previa

Estaba ansiosa por ver el estreno de Sin cita previa, que yo pensé daría Cuatro, pero da Antena3.
Addison Montgomery era mi personaje preferido de Anatomía de Grey. De hecho, acabé por cogerle una manía horrible a Grey y a preguntarme porqué él había dejado a Addison, una mujer estupenda desde mi punto de vista, por semejante niñata que no sabía lo que quería. Al final llegué a la conclusión de que si bien Derek Shepherd estaba bueno, era un puro pastel de tío, que no me extraña se hubiera enamorado de la indecisa-en-la-vida Meredith.
Pero bueno, Addison se ha cambiado de hospital y se ha ido a otro y todos contentos, incluida yo, que cogí el primer capítulo empezado por cosas que no vienen al caso. No me dio mala impresión, pero habrá que ver más capítulos para estar segura.
Una escena me encantó, cuando los dos personajes Naomi y San Bennet, tienen una discusión sobre la mujer con la debe salir (o no) él, la primera tras la ruptura con ella.
Ella le reprocha que no puede salir con una tía, desde su punto de vista, peor que ella, tiene que ser con una más guapa, más inteligente, más divertida, más todo que ella.
Resulta curioso, yo también he sentido eso. Me he sentido muy defraudada cuando un hombre que había sido mío (entiéndase esto como una forma de hablar) ha salido con alguien que desde mi punto mi vista no era lo suficientemente bueno para él…sobretodo, después de haber estado conmigo, claro, pues las comparaciones con una misma son de lo más odiosas.
Claro que, si la siguiente novia es perfecta e ideal, me imagino que también me hubiera sentido fatal.
No hay fórmulas mágicas, pero ¿qué preferís, que os cambien por alguien a quién consideráis mejor que vosotros o por alguien qué creéis que es peor?.

1 comentario:

Olga dijo...

Interesante pegunta.
Cuando mi ex, tras 7 años de relación, rompió y se lió con "aquello" me sentí rara.
Por un lado decía ¿cómo puede haber elegido tan mal? ¿pero que tiene la lechuga esa? Sintiendome, más o menos, como inmejorable. Pero también pensaba "si esa es mejor opción ¿en qué verdurilla me he convertido yo?"
Si es que, pase lo que pase, nunca nos terminará de gustar la elección.