Estábamos en la Plaza Pombo, sábado de la semana grande. Hacía buena noche. Habíamos apurado el día en la playa. Iba tan distraída paseando por la plaza, había tanta gente y tanto jaleo que no vi de dónde procedía la voz que casi gritó:
- Ostía, que fuerte, Cristina Cabeza-
Esa era yo, en efecto, miré a mí alrededor.
Primero vi un flequillo perfecto, rectilíneo, abundante, negro, liso. Y después sus ojos sonriéndome. La reconocí en ese momento, Andrea, mi amiga del colegio, a la que no veía hacía más de diez años, desde que me mudé a Madrid prácticamente.
- Joder, cuánto hace.
Cálculo mental. Quince años por lo menos. Me asustó pensarlo.
Nos medio-pusimos al día, la encontré igual, pero distinta, bien, en definitiva.
Nos dimos los números, los correos electrónicos. Nos despedimos contentas.
Qué sorpresa.
miércoles, 20 de agosto de 2008
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2 comentarios:
Hola Cris, muy interesante tu croqueta, eh? he llegado a ti buscando la canción Más de cien mentiras de Sabina... un abrazo!
www.alcaerelsolradio.blogspot.com
Jejejjeje, me alegro que vengas a la cocina...gracias!!!
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