jueves, 19 de junio de 2008

Vuelta al verano del 98

Me he encontrado en la cafetería de La Magdalena, a mi primer jefe, Pedro Aresti. Cuando tenía 19 años y no sabía apenas nada de la vida, tuve la grandísima suerte de poder hacer prácticas en Radio Santander durante los meses de verano. Acababa de terminar el primer curso de la carrera, había suspendido “Teoría de la Comunicación” para septiembre y la radio me parecía un medio mágico. Ese verano lo pasé en informativos y fue, sin duda, uno de los mejores veranos de mi vida: tenía mi primer trabajo en prácticas, me saqué que el carné de conducir, conocí mucha gente, hice amigos que aun conservo y me enamoré locamente. Puede decirse que al verano del 98 no le faltó nada, ni siquiera mundial de fútbol, fue el Francia 98. Ese verano entrevisté a José Hierro que estaba visitando la UIMP, que me pareció un caballero encantador, y conservo una foto envejecida por el tiempo del periódico de aquel momento -que prometo localizar porque era muy auténtica-. Y entrevisté a un alto cargo del ejército que cuando me vio en la pecera del estudio de radio exclamó “Qué barbaridad, cada vez os cogen más jóvenes”.El trabajo me emocionaba y estresaba tanto al mismo tiempo que se me olvidaba comer y había noches que me costaba dormir. Mis padres se llevaban el transistor a la playa para escuchar –escucharme- el Hora 14, lo que en ese momento me causaba una vergüenza horrorosa y ahora me resulta muy tierno. Me he acercado a saludar a Pedro Aresti que al principio no me ha reconocido. Cuando nos hemos dado cuenta que hace ya diez años que yo estuve en la radio y que él era mi jefe, los dos nos hemos quedado noqueados. Creo que muchas de las cosas que soy ahora empezaron a fraguarse aquel verano de mis 19 años entre los sonidos de Radio Santander y los momentos de los colores vividos intensamente en mi ciudad, en Santander.



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