jueves, 26 de junio de 2008

Ikea me mata y me da la vida


Hemos ido a Ikea alrededor de 15 veces para comprar el cabecero MANDAL y nunca lo tenían. Estábamos locos por ese cabecero, hemos llamado a todos los Ikeas preguntando por él, hemos buscado en la Web si estaba disponible un montón de veces, hasta aprovechamos un viaje a Sevilla para ver si allí lo tenían. Pero nada, desde septiembre del año pasado que andábamos detrás de él, no ha habido manera de conseguirlo. Siempre agotado, nunca lo recibían, nunca sabían nada.
Hace un mes tras comprobar que lo habían quitado de la exposición, resignados, compramos el modelo MALM. Queda bien en la habitación, y tiene cajones escondidos que vienen bien para guardar tesoros. Ya hasta nos habíamos olvidado de nuestro intenso amor por MANDAL.
De todas las búsquedas repetidas de cosas que queríamos, que no han sido pocas, esta, sin duda, ha sido la que más decepciones nos ha costado.
Hoy él ha ido a Ikea sólo, a buscar algunas cosas pendientes, como mi cómoda de princesa Malm, que ya me está haciendo falta. Y he recibido la siguiente llamada.

- Hola. Estoy a punto de llorar. – él, con voz de amargura profunda.
- ¿Qué pasa? – yo, un poco asustada.
- Tienen el cabecero.
- Bueno, ya tenemos el otro…qué le vamos a hacer.
- ¿Y si lo ponemos encima?. Igual queda bien.
- …..
- ….
- Venga. Cómpralo, si no queda bien lo revendemos.


Ahora tenemos dos cabeceros. Ikea me encanta y me provoca un odio profundo a partes iguales.

No hay comentarios: