martes, 1 de abril de 2008

Las cosas que ahora sé

Ahora sé que debí dejarle la primera vez que desapareció de mi vida tres meses, sin llamadas, sin mensajes, sin noticias. Y volvió como si no hubiera pasado nada.
Ahora sé que debí dejarle la primera vez que me dijo que estaba cansado, se marchaba a casa, y se fue de marcha con un colega, y me enteré, y le perdoné.
Ahora sé que debí dejarle la primera vez que me dijo que yo no podía salir con sus amigos, porque era un plan de hombres. Y me aguanté las ganas de discutir.
Ahora sé que debí dejarle la primera vez que me dejó plantada justo el día antes de unas vacaciones por irse a un plan alternativo con sus amigos. Y me fui de vacaciones con mis padres sin rechistar.
Ahora sé que debí dejarle la primera vez que se negó a presentarme a unas amigas, de viaje en la misma ciudad que nosotros. Y tragué.
Ahora sé que debí dejarle la primera vez que descubrí que tenía una doble identidad en Internet, que yo no conocía. Y seguí con él.
Ahora sé que debí dejarle la primera vez que me excluyó en la cama, sin explicaciones. Y yo misma me inventé las excusas por él.
Ahora sé que debí dejarle cuando me di cuenta de que había creado una persona para mí y era otra persona en el resto de ámbitos de su vida. Y que en mi cabeza, y sólo en mi cabeza, esa persona creada ad hoc existía y era real. Pero se desvanecía en la vida que yo estaba viviendo.
Ahora sé que cuando decía que yo era importante para él, no se refería a lo que yo entiendo por importante. Ahora sé que cualquier intento de mantener una buena relación con él fue en vano y yo no supe interpretar las señales.
Ahora sé que no entendía la vida como la entendía yo. Que las cosas que eran importantes para mi, no lo eran para él. Que mi forma de querer y de entregarme no tenía nada que ver con la suya. Que no me quería bien –lo que yo considero bien-, que no confiaba en mí, y que no me respetaba. Y lo que es más doloroso, ahora sé que yo no hice nada por remediarlo y todavía no sé por qué me comporté como lo hice. Probablemente nunca lo sabré, porque me da miedo descubrirlo.

Ahora también sé que no hay ningún dolor que dure para siempre.
Ahora sé que para tratar de ser feliz con alguien hay que entender la vida y relacionarse con el mundo, de un modo al menos parecido.
Ahora sé que se puede volver a sonreír, charlar, vivir, amar, respetarse a una misma y ser feliz. Y me gusta.

6 comentarios:

Kaloni dijo...

No hay mal que cien años dure, ni nadie que lo resista, compañera.

Quizás no sea tan gratificante vivir en la tranquilidad que nos da la ignorancia.

Ahora ya lo sabemos.

Un saludo.
Me gusta tu blog.

Unknown dijo...

Bravo Cris, Bravo. Tu fortaleza no está reñida con tu "tamaño" :)
Enhorabuena!!!!
PD: laredooooooo :)

Pablo Casado dijo...

Genial el post!!

Muchos besos.

Lara

Queen Galadriel dijo...

Jo, menos mal que lo supiste, menudo elemento. Ahora sonríe con más ganas.
Un besín.

Alf dijo...

Ay Loren!!, ten cuidadín que dentro de poco te veo escribiendo un post en tu blog:

Ahora sé que ella sabía.....

;)

Cris dijo...

Queen galadriel, yo estaba loca por el elemento, y no todo fue siempre así (menos mal). Nuestra relación duró 7 años y por supuesto hubo muchos momentos maravillosos. Lo que me duele a mí es haber dejado que todo llegara a ese punto, no haberme querido más, no haberme respetado, no pararlo. Mi compotamiento que no va conmigo, no el suyo.