domingo, 25 de enero de 2009

Que gran noche ayer

El cumpleaños de mi hermana casi lo hemos improvisado. Dos o tres días antes decidimos cenar en la pizzería de al lado de casa y tomarnos algo después en el chiringuito de Las Matas. "Una cosa informal", "Sólo con algunos amigos a los que siempre apetece ver". Y las cosas improvisadas, a veces resultan las mejores. Porque anoche, una noche improvisada, cenando en una mesa improvisada de amigos improvisados, fue una noche divertídisima. Tanto que a las tres y pico de la mañana, todos estaban alucinados de que aun no me hubiera entrado el sueño.
Estaba contenta: contenta de ver a Majo a quién bastante que no veía. Contenta de poder charlar con Navarrete lejos de las paredes que nos encierran a diario. Contenta de salir con Loren un sábado por la noche, despúes de tanto fines de semana de frío, resfriados y trabajos del máster. Contenta de ver a las amigas de mi hermana, que son tan divertidas que te alegran el día de sólo verlas. Contenta de ver a mi cuñado tan alegre y parlanchín, con sus amigos del curro.
Estrené mis nuevos botines rojos, que son ideales, lo único que me he comprado en las rebajas de este año, junto con un bolso marrón pequeñito, que por supuesto también tuve que estrenar.
Nos reímos tanto que aun me dura la sonrisa esta mañana y mi amiga Majo me ha confesado que ella tiene agujetas.
Cantamos el cumpleaños feliz dos veces, durante la cena y al llegar a las copas.
Ara también estaba contenta, que es lo que realmente importa. Que 25 años sólo se cumplen una vez.
* Mis botines son como los de la foto, pero rojos.

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