viernes, 14 de agosto de 2009

Ser propietaria

Hace ya varios años que valoro la posibilidad de comprarme un piso, como todo buen joven español que se precie curtido en la cultura de que alquilar es tirar el dinero y de que no eres nadie si no tienes al menos 35 metros cuadrados en propiedad.
Al principio, no podía ni remotamente acceder al precio de una vivienda, por eso espere unos anos –3, creo- pacientemente a que salieran las listas de las VPO de las Rozas, el pueblo donde llevo unos 15 años empadronada, listas que salieron el año pasado, listas en las que por supuesto yo no figuraba como futura propietaria.
Ahora podría, quizás, pagar la hipoteca de un zulo, o de una vivienda quizás algo más digna en alguna de las provincias colindantes con Madrid. En principio, me inclino por lo primero: un zulo bien situado que en el mejor de los casos tendrá la habitación separada del salón y esto, sin duda, ya será un lujo.
Empecé a pensar en esta opción seriamente el pasado verano: comprarme un zulito en un sitio en el que en un momento dado yo pudiera vivir –por ejemplo si un día se enfada y me despacha el dueño del Nidito- y alquilarlo mientras tanto para ir pagando la hipoteca mas cómodamente. Con la crisis, decidí esperar un poco más. Y en esas estamos, la gente dice que espere más, que van a bajar, y yo me he puesto de horizonte cercano empezar a mirar, pero en serio, cuando regrese a España después de la misión parisina, esto es, diciembre.
Claro, que no podemos olvidar que necesito cambiar de coche, el mío va a dejar de funcionar cualquier día.

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