viernes, 14 de agosto de 2009

Cerrado por vacaciones

En mi barrio hay una boulangerie cada 5 metros, sin exagerar, además de fruterías, fromagieres, tiendas de vinos y champagnes, de foigrass y delicatessen y tiendas de chocolates, y floristerías y charcuterías y carnicerías, y algunas especializadas en pollos y aves de corral…hasta dos pescaderías. Da gusto pasear por las calles del 15e después de volver del trabajo, mirando los escaparates, viendo el bullicio de los vecinos que salen a hacer la compra de los frescos del día, normalmente con los niños, y que entre las cinco y las siete y media de la tarde se afanan en comprar baguettes calentitas, algún queso cremoso pescado fresco y carne preparada, para la cena, además de croissant y otros delicados bollos para el desayuno de la mañana siguiente.
Pero el mes de agosto, la mayor parte de estos pequeños –algunos muy pequeños- comercios están cerrados por vacaciones, también algunos de los bares lo están, y el barrio ha perdido un poco de encanto y un mucho de ritmo. Quedan algunas cositas abiertas, y, por supuesto, aguantan los supermercados y la panadería grande que tiene el Monoprix fuera, pero resulta un poco triste ir por la calle contemplando todas las persianas de los comercios cerradas a cal y canto, sin apenas movimiento de gente, mas que algunos turistas despistados que pasean con miradas curiosas y se sientan a tomar un café en alguna de las terrazas del Boulevard Pasteur.
Y yo que creía que era España la que se paralizaba en agosto –y podemos decir que cada vez menos-. La vida nunca deja de sorprenderme.

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