viernes, 7 de agosto de 2009

Días de tedio

Me he leído Me Cago en Mis Viejos 1 y 2 enteritos seguidos, entre las 14.30h y las 15.30h de esta tarde, justo después de la comida, y del paseo de mas de media hora con café en una terraza que he dado en el tiempo “sobrante” del mediodía.
Antes me he visto todas las viñetas que ha publicado Borges en los últimos tres meses.
He leído mis blogs habituales, El Mundo y El País de arriba abajo. Me he intercambiado correos con las pocas personas que conozco que están trabajando estos días. Hasta FB parece estar de vacaciones.
No se mueve una mosca en el aire. No se actualiza un estado. No se comenta una jugada.
La primera semana de curro esta resultando un bodrio, larga, agónica, infumable. Este viernes ya esta cerca de entrar en el Guinness de los récords del día mas tostón de toda mi vida que pase en una oficina. Apenas hay curro, la oficina completamente vacía –en toda mi planta no creo que seamos más de cinco hoy-, sin jefes, sin compañeros, sin una triste presentación de ppt a la que meterle mano.
Entre todos mis compañeros en el exilio vacacional no se encuentra mi vecino, que esta tan aburrido como yo o más. En condiciones normales repite unas cien veces al día lo busy que está, pero esta semana se ha abstenido de decir nada parecido, y menos mal. En todo el pasillo solo estamos el y yo, separados por un muro de cristal e ignorándonos del modo más cordial que conocemos. Yo me he buscado un plan alternativo entre la media docena de supervivientes de los primeros días de agosto para almorzar, el no. Simplemente ha salido de la oficina, con chaqueta y bolsa y todo…en un momento –casi contenta- he pensado que igual no regresaba esta tarde, lo que probablemente iba a presentarme una tarde más tranquila. Pero no, ha vuelto, rondando las dos y media y ahí sigue, con la misma cara de conazo que yo: al menos fuma y puede darse un garbeo cada media hora a echarse un piti en la puerta de la empresa.
La semana que viene tiene pinta de ir a ser peor, aun se marcha mas gente. Me queda un consuelo: el vecino se marcha de vacaciones. Por lo menos.

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