jueves, 6 de agosto de 2009

Classe

Creo que tiene que ver con la “classe”. Mi vecino -el que no me traga- pertenece al grupo de pijos de mi empresa. No había caído hasta ayer, pero, efectivamente el grupito que sale a comer, fumar, y tomar café juntos – y todo el mundo sabe que esas tres acciones son las que sellan una buena relación de amistad de oficina- son pijisimos y no se relacionan en exceso con el resto.
Me he quedado mas tranquila al darme cuenta, me he quitado un peso de encima, de hecho, porque si la diferencia es social, entonces no tengo que preguntarme si he hecho algo que le haya molestado o si piensa que soy gilipollas por alguna razón que no conozco.
Esta revelación ha coincidido con que una de las pocas personas con las que he trabado un poco mas de amistad del departamento, me ha mostrado claramente lo que pensaba de el, y bueno…digamos que hemos coincidido. Cuando le muestra por primera vez a un estrenado colega lo que opina de los demás conformantes del grupo, es cuando empieza a sentirse cómodo del todo y a sentir que la amistad se esta forjando realmente. Y son estos momentos curiosos. Empiezas a ver al otro con ojos diferentes. Y el otro ríe de manera distinta también. Asi que hoy han sido dos cosas buenas, dos.

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