jueves, 22 de mayo de 2008

Mi mundo al revés


Hoy os dejo un relato diferente. Espero que os guste. Y lo acompaño de una foto que me ha encantado.

Una vez conocí a un dios del sexo.
Es más, una vez, salí con un dios del sexo.
Yo entonces era joven e inexperta y no sabía que los dioses del sexo son, como su apelativo indica, para tener sexo celestial y nada más.
Así que en lugar de disfrutarlo, quise quedármelo. Quería tener ese dios del sexo para siempre, casarme con él, tener cachorros y vivir felices comiendo perdices hasta nuestra muerte, fin.
El dios del sexo me satisfacía solo en parte, así que decidí tener un amante para ir al cine, salir a cenar, visitar exposiciones y ver en concierto a mis grupos favoritos. Y me encontré con un novio que ejercía de amante y con un amante que ejercía de novio, inmersa en mi mundo al revés.
Era una situación perfecta hasta el día que mi amante se enamoró de mí y quiso algo más, y tuve que dejarle. Así volví a mi rutina de siempre con mi dios del sexo. Teníamos sexo celestial y para el resto de cosas tenía a mis amigas: salir, entrar, cenar, culturizarme y charlar.
Mi amante se convirtió en mi amigo y le contaba mis cosas del trabajo, de mis amigas, de la familia, y de mi relación con el dios.
El tiempo y algunos desplantes en mi diferente relación me hizo darme cuenta que estaba a punto de crear un hogar con un dios del sexo y que los dioses del sexo no son muy de hogares. A punto de estropearlo todo, entendí que los dioses del sexo y sus habilidades celestiales deben compartirse con otras mujeres, como el teléfono de tu peluquera. Y le deje ir. Y me deje respirar.
Y no sé cómo ni cuándo me enamoré de mi ex-amante, mi buen amigo y terminé por levantarme a su lado todos los días con cara de felicidad, punto y final.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

wou.
me ha gustado el relato. este tema da para mucha conversación, a pesar de tu "punto final".
pero da tanto para hablar que mejor no entremos en teorías.

Unknown dijo...

Qué fácil se ve todo a toro pasado eh cris?? Y como cuesta discernir el arriba y el abajo cuando aún se está dentro del laberinto

Cris dijo...

Ya me lo dijiste, pelirrojo, y a toro pasado, las cosas tienen hasta sentido por sí mismas.