viernes, 15 de mayo de 2009

Primer contacto con el equipo de París

Me gusta mi nueva jefa parisina. Tiene -al menos aparentemente- carácter, pero se rie con una risa amplia, sonora y abierta. Y habla español perfectamente.
Hay cantidad de gente en el equipo al que me incorporo que habla español, incluso mejor que inglés.
Yo no hablo ni una palabra de francés, me he acostumbrado a escucharlo en la empresa y puedo seguir más o menos el hilo de la conversación, pero además de bonjour, merci y au revoir no sé decir nada.
Aprender a defenderme en francés es uno de los retos de estos seis meses. El otro es intentar integrarme más más que menos en la vida profesional de la central de la empresa.
Una de las diferencias entre irte de España con 24 años a Holanda de Erasmus e irte de España con 30 años a trabajar a Francia es precisamente el tono de la socialización.
Si bien es cierto que me fui a Holanda sola y sin conocer a nadie, lo hice a una residencia de estudiantes que estaba repleta de jóvenes del mundo entero en la misma situación que yo.
Ahora conozco a algunos miembros del equipo al que me incorporo, y Pedro, uno de mis amigos está entre ellos, pero no creo que la socialización vaya a ser tan sencilla para mi como lo fue hace cinco años. Y aun no sé si me preocupa o no.

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