domingo, 24 de mayo de 2009

Conducir, conducir, conducir

Hacía tiempo que no lo hacía.
Esta tarde he vuelto a casa conduciendo en el coche, improvisando el camino, buscando calles nuevas y lugares por lo que no había pasado nunca antes. Dejando el tiempo correr mientras tanto.
Me funciona cuando estoy nerviosa, o triste, o alterada, cuando no se muy bien qué hacer, que decisión tomar, cómo sentirme mejor. Cuando necesito estar sola. Cuando tengo ganas de estar conmigo misma.
En el coche nadie me molesta. Pongo la música alta. Acelero. Freno. Cambio de marchas. A veces canto muy alto. A veces lloro. A veces me rio sola de forma descontrolada. Recuerdo cosas pero sin necesidad de profundizar en ellas si no quiero. Puedo hablar sola. Puedo mosquearme con el mundo. No necesito dar explicaciones. Nadie pregunta qué pasa. O de qué me asusto. O por qué estoy nerviosa. O por qué no puedo simplemente relajarme y disfrutar. Nadie me pregunta, ni me responde. Ni siquiera yo.

1 comentario:

Olga dijo...

Algunas veces, yol también necesito esas pequeñas lagunas, islas para volver a mi... o perderme en mi... que no siempre se la diferencia...