martes, 22 de enero de 2008

No gastaré más saldo contigo, pero si me llevas al cine puedo invitarte a las palomitas on-line

Hay un grupo que escuchan los jovencísimos de hoy que se llama Kiko y Sara y que cantan una canción de desamor en la que dicen “No gastaré más saldo contigo”. Cuando yo era jovencísima, lo que se te podía gastar era la tinta del boli de pintarrajear los libros con el nombre de tu novio adolescente, pero ¿el saldo?, ni hablar. En otro post hablaré de cómo nos complican la existencia los móviles y los ordenadores, pero este, va de otra cosa.

Como decía, estaba escuchando ayer esta canción en la radio y pensando en cómo nos cambian la vida las tecnologías, justo antes de sacar unas entradas de cine por Internet, lo que para mí es el colmo de la modernidad. Esto, y poder hacer el autochecking en el aeropuerto, o incluso el autochecking on-line desde el ordenador 24 horas antes de volar. La primera vez que una máquina roja me dio mi puente aéreo en el aeropuerto de El Prat, solo enseñándole mi Iberia Plus, y evitando una cola de más de 100 personas un viernes a las 15h, casi me abrazo a la maquina y la beso en los morros.

De toda la vida ir al cine ha implicado dar un paseo, estar un rato en la cola, charlar con unos y otros, que el taquillero te hiciese una valoración crítica de la peli… y después, con las entradas en la mano, ir a comprar las palomitas y la bebida, tranquilamente, sin estrés. Esto ya forma parte sólo de mi recuerdo y mi hermana Alejandra que tiene 11 años se muere de la risa cuando le cuento estas cosas, porque le parecen de ciencia-ficción.

Por eso ayer saqué las entradas para ir a ver El Amor en Los Tiempos del Cólera -Bardem hace de blandito, por cierto, que decepción- a través de Internet, y cuando estaba a punto de pagar, el sistema me ofreció la posibilidad de comprar también las palomitas y el refresco. Casi me desmayo. Lo que me faltaba, ¿y dónde se recogen? ¿En la misma máquina que te escupe las entradas sólo pasando tu tarjeta de crédito por una ranura?. Estaba francamente alucinada.

Más tarde descubrí que existe una cola exclusiva para los que han comprado sus palomitas on-line, donde recoges comida/bebida después de que la maquina de las entradas te haya escupido la entrada, y un pequeño recibo para las consumiciones.

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