lunes, 9 de febrero de 2009

Haciendo honones al dicho...

Hoy he madrugado más, para llegar pronto y tratar de esquivar el atasco: la verdad es que para evitarlo del todo creo que tendría que salir de casa a las seis y media y no es plan.
Pero hoy he salido a las siete y media, tratando de hacer honor al dicho de que a quién madruga dios le ayuda, y he tardado una hora clavada, que para la distancia y el recorrido (que incluye parte de la M40 y parte de la M30) no está mal.
Es cierto que he tenido casi una hora de tranquilidad para marujear con mis vecinos de mesa, tomar café, ver el correo tranquilamente, apuntarme los pendientes en el cuaderno...que comparado con mi manera habitual de llegar por la mañana los lunes no tiene nada que ver. Ha estado bien. Espero recordarlo cuando esté enganchada a algún programa de televisión a medianoche, o cuando no pueda dejar el libro que estoy leyendo, o peor aun, cuando apago el despertador mientras repito: "cinco minutitos más, cinco minutitos más".
Madrugar es una tortura china. Y madrugar para trabajar ni te cuento.
Hay veces que creo que en otra vida fui oso...y por eso, paso los meses del invierno, hibernando en mi cuevita. De poder, pasaría de noviembre a marzo entre sábanas, almohadones y sueños. Como no puedo, me limito a arrastrarme con ojeras permanentes...
A ver si llega el buen tiempo - el solecito, las terrazitas, los aperitivos de los domingos, los paseos, la ropa ligera- y salgo del letargo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

" De poder, pasaría de noviembre a marzo entre sábanas, almohadones y sueños."

Totalmente de acuerdo contigo.Y aquí, donde el invierno dura más, no sabes lo que me cuesta madrugar. Ojeras, cansancio permanente...

Paciencia, un poquito más.

Cris dijo...

Este año en España, estamos casi como ahí arriba...vamos de temporal en temporal. Ya queda menos, eso es cierto!!!