viernes, 30 de octubre de 2009

Vestida de embarazada

Me costo mucho decidirme, y mira que mi madre no dejaba de insistirme – y las madres son muchas cosas, pero suelen tener cierta experiencia útil en estos casos-. A pesar de que la tripa se me notaba ya y de que mi ropa ya no me entraba, en especial las camisas –desde agosto me explotan los botones de todo aquello que resalto mi talle antes del verano- y los pantalones –que misteriosamente se me habían quedado grandes en la zona de los muslos y pequeños en la zona de la cintura, supongo que fruto de casi tres meses de vómitos continuos- me estaba resistiendo ferozmente a entrar a una tienda de premamá: porque la ropa de premamá me horroriza y no quería gastarme el dinero en algo que me horroriza; porque hubiese querido ser una de esas embarazadas modernas con su propia ropa y la barriguita ideal asomando; porque me daba pereza probarme…
Pero al final no tuve mas que resignarme y, arrastrada por el entusiasmo de mi madre, entramos en Prenatal, de donde salimos espantadas –¿acaso las embrazadas son monjas Clarisas?- y probamos suerte en Zara donde me compre una camisa muy mona y nada mas porque mas embarazadas de zara son claramente mas delgadas que yo en origen y a mi esos pantalones no me entraban-. En H&M me hice con un par de vestidos de punto: uno beige y uno negro: mas sosos imposible, pero cómodos.
Y cuando estaba a punto de tirar la toalla, mi madre me llevo a Mamy & Baby, en Las Rozas con la excusa de comprar una faja, por si me empezaban los dolores de espalda.
Tengo que decir, que de entrada, la dependienta me atoro un poco: le preguntamos por la faja y me dijo, claramente, que me dejase de fajas, que lo que necesitaba era un sujetador de pre-mama.
Me pase algo mas de diez minutos odiándola profundamente, pero entre ella y mi madre me metieron al probador y me hicieron probarme pantalones, faldas, chaquetas, ropa interior y todo lo que se les ocurrió: mas de dos horas después salí de la tienda equipada con el kit “básicos de embarazada de hoy en día”, con un agujero en la cuenta corriente y un poco asustada de haber bajado la guardia tan fácilmente. Desde entonces ha pasado casi un mes y ahora si que no me entran mis pantalones y, bueno, he ido poco a poco: los sujetadores-mata-libido me los puse desde el principio, de hecho, salí de la tienda con uno ya puesto y mi espalda me lo agradece cada mañana. Luego empecé poco a poco con los vestidos de punto y la camisa de zara –que sospecho que no me va a entrar hasta el final del embarazo, porque ahora ya me queda bien- y desde hace un par de semanas ya me atrevo con las bragas de cuello alto. Cualquier cosa que hayáis entendido por bragas de cuello alto, será sexi y atrevida al lado de las bragas de embarazada: son horribles, pero comodísimas y abrigan muchísimo.
Así que, aunque me pese, tengo que reconocer, no solo que he entrado por el aro, si no que he metido toda mi ropa interior ideal en una caja de la que no saldrá hasta la próxima primavera: momento en el que tirare la ropa interior de embarazada-mata-pasiones a la basura.

2 comentarios:

Olga dijo...

Y recuerda, si aparece un dolor de espalda, antes de una faja busca una buena fisioterapeuta que te arregle la espalda.
Yo conozco una que es bueníiiiiiisima, ...
jejejej ;-)

Cris dijo...

ejjejeje, lo tendre en cuenta...aunque de momento puedo dar gracias, que no me duele la espalda!!!