viernes, 28 de marzo de 2008

Harta de lanzar

Le cojo manía a algunas palabras, unas veces porque no me gustan, otras veces por una razón muy concreta, y en algunas ocasiones, casi sin apenas razón, vamos, porque me da la gana.
El caso de lanzar y toda su familia es porque estoy saturada de oírla, escribirla, leerla, y hasta de decirla.
Cada vez que ponemos en marcha un nuevo proyecto lo lanzamos. Hacemos lanzamientos de productos, mi jefe lanza instrucciones a su secretaria, mientras me pide que yo lance algunas propuestas para una acción que vamos a… lanzar próximamente.
Cada día corrijo varios textos de mi empresa en los que sustituyo la palabra lanzar por poner en marcha, desarrollar, habilitar, poner en funcionamiento, estar disponible, y otras opciones. Cada semana me lanzan muchos correos electrónicos anunciándome el lanzamiento de planes sobre temas concretos. Incluso me lanzan convocatorias para reuniones en las que debatiremos como podemos conseguir que los lanzamientos de las comunicaciones a nuestros colaboradores sobre los nuevos lanzamientos que tenemos previstos este año sean más eficaces y nos lancen al estrellato.
De tanto usar lanzar, ya no me dice nada. Eso sí, cada mes tengo ganas más de una vez de lanzarme (arrojarme) a la M-30, o de lanzar (vomitar) por el retrete cuando veo alguna de las repetidísimas palabras otra vez.

2 comentarios:

Zinar Ala dijo...

También dicen “te lanzo esta pregunta”.
yo estoy harto de escuchar las mismas expresiones de toda la gente: hombre mucho tiempo…, hola qué hay, qué pasa, pues nada ahí vamos………………..
Me gustaría escuchar otras formas de expresar, quiero enriquecer mi castellano, llevo dos años en España y siempre procuro utilizar la palabra adecuada, evito el uso del lenguaje vulgar aunque es muy difícil escuchar los tacos mil veces al día y no expresar mi molestia con un taco machista por ejemplo.

Cris dijo...

Comparto contigo que es realmente difícil no "contaminarse" de las expresiones más manidas, anglicismos, expresiones vulgares y tacos, ya que es lo que escuchamos y leemos todos los días. Yo misma hay días que estoy muy mal-hablada, y no me gusta, pero cuesta mucho evitarlo.