Generalmente echo pestes de los aeropuertos, el mismo viernes pasado estuve más tiempo del que me hubiera gustado con un vuelo de Air France retrasado en Charles de Gaulle. Pero, cuando me he sentado en el avión, he recordado que, cuando era una cría, siempre me imaginaba que me reencontraba con alguien a quién no veía hacia tiempo en el aeropuerto, y ese pensamiento me encantaba...y me ha hecho gracia que haya sido precisamente esta tarde, totalmente inesperada, que no prometía en absoluto, la tarde de vivir un reencuentro de aeropuerto, y me ha hecho tanta ilusión verle igual, verle bien y reirnos juntos de nuevo, como siempre, que la ensoñación infantil ha cobrado todo su sentido.
"Tenía que ser así" ha dicho, y creo que tiene razón.
Cuando he llegado a París, la ciudad me ha recibido con fuegos artificiales.
2 comentarios:
De estas situaciones, me encanta sentir que el tiempo no distancia. Un "Como decíamos ayer". Y echar unas risas, como antaño, como siempre.
Es lo bueno de los amigos.
Tienes razón, lunares, es lo mejor de los amigos, esa sensación de que no ha pasado el tiempo, que somos los mismos, y nos sentimos igual de bien juntos.
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