En París los domingos sólo abren las boulangeries por las mañanas y las floristerias durante todo el día: los parisinos compran plantas y flores frescas los domingos, costumbre que encuentro ideal. Yo me he comprado una plantita pequeñita como mi piso, pero está un poco triste, es que se me dan de pena las plantas. El que tiene mano es mi santo, a mi se me mueren todas.
En mi cocina de París hay un cacharro que yo nunca había visto antes -parecido al de la foto- y que sirve para cocinar las cosas al vapor. Ayer eché dentro unas patatas pequeñas y claritas, unas zanahorias baby, unas espinacas y unos huevos, y quedaron tan estupendas, que estoy repitiendo experimento. Echas lo que quieras dentro, le pones agua en un recipiente que está debajo, lo enchufas, y en 15-20 minutos tienes tus verduras al vapor, sabrosas y sin marchar ni un cazo: directamente al plato.
En París ayer hacía 26 grados, estaba soleado y daba gusto caminar paseando por mi barrio, y hoy no creo que haga más de 18, no ha dejado de diluviar en todo el día, y se diría que no ha amanedido en todo el día, por la oscuridad que ha habido durante todo el día.
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