jueves, 1 de abril de 2010

Esperando en Madrid

Es la primera vez en mi vida que me quedo en Semana Santa en Madrid, y sin tener que trabajar. En mi familia es casi una tradición viajar en Semana Santa, y son unas vacaciones que solemos compartir mis padres, mis hermanas y yo, lejos de Santander y en la mayoría de las ocasiones, más en el sur que en el norte. Hemos pasado vacaciones increíbles por toda España: Granada, Sevilla, Cádiz, Murcia...y llevo, por lo menos los últimos cinco años sin currar en toda la semana, así que, sin poder viajar y de baja desde hace ya como diez días, todavía se me hace más raro no trabajar y no salir de vacaciones.

Pero este año, me he quedado en Madrid, porque salgo de cuentas en dos semanas. Bueno, dos semanas día arriba día abajo, porque según mi ginecólogo salgo de cuentas el día 10, según el ecográfo, el 14, según la tocóloga de la Seguridad Social el 15, y según mis cuentas el 8.
El caso es que estamos en Madrid, mi santo y yo, en un Madrid completamente desierto, esperando a Julia, por si le diera por visitarnos antes de tiempo. Por si la situación no fuese ya suficientemente extraña, mi madre también se ha quedado en casa, para acompañarme en el caso de una visita temprana de su nieta, mientras mi padre y mis hermanas disfrutan, unos de la nieve, otros de la playa. A mi madre casi he tenido que rogarle que se venga a casa, porque a ella no le apetecía mucho, y al final, ha accedido a venirse esta noche y pasar aquí el día mañana, pero después se vuelve a su casa, que es donde más agustito está, dice.

Aprovechando estos días en los que por no tener, no tengo ni citas médicas -te fríen a pruebas médicas cuando se acerca el momento del parto, pero si tocan vacaciones, ya te puedes poner de parto que las consultas de todo tipo están también de viaje- hemos decidido poner a punto el patio, después de este invierno tan largo y tan frío: hemos limpiado, y estamos reponiendo las plantas que se nos han muerto este año: bueno, yo doy más apoyo moral a la causa, porque el que se está pegando el palizón es mi santo, la verdad. Pero ya empieza a salir el sol y hemos podido empezar a salir un poquito fuera, a tomar el aperitivo, el café...hasta hemos inaugurado la temporada de barbacoas, aunque eso me da para otra croqueta. Da gusto disfrutar del comienzo del buen tiempo. ¿Qué hacer mientras esperas a que nazca tu primera hija?, pues eso, disfrutar de los primeros síntomas primaverales.

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