lunes, 29 de junio de 2009

Mi cuerpo pide vacaciones

Me he ido cuatro días a España -a Madrid- para graduarme del máster del universo y pasar el fin de semana. Han sido como unas mini-vacaciones, no sólo me ha dado tiempo a graduarme si no que he podido ver a bastantes de mis amigas, cenar en un japonés que me encanta, tomarme unas cañas con mi Carmen y su prometido, ir de tiendas, tomar un poco el sol, bañarme en la piscina, hacer plan con mis hermanas, echar un par de siestas, cortarme el pelo, perder el tiempo en dos retrasos en el aeropuerto de Orly a la ida, en el de Barajas a la vuelta, comprarme más de media docena de revistas de julio llenas de playas y bikinis, leerle casi entero "Seguir sin ti" de Jorge Bucay y Silvia Salinas, tomarme por lo menos veinte cafés con mi madre y mi madrina charlando de casi todo, pasar por la ofi de Madrid donde el tiempo no se ha detenido, extrañarme al ver a Sofía sentada en mi mesa, ir al Nidito, comprobar que el ficus está bastante triste, echar de menos la presencia de Loren en el que es nuestro hogar, tan raro sin muchas de mis cosas, aun más raro sin él.
He vuelto con un cuerpo con ganas de unas buenas vacaciones, que pide a gratis esos días libres, en Paris hay un bochorno que hace que la ciudad sea un poco irrespirable, y el lunes me ha resultado un poco denso y largo. Entre el cansancio, el calor, la vuelta, el silencio de la oficina...no sé, hoy el día me ha costado un poco.
Nada que no arregle ojear un poco una revista, leer un poco a Jorge Bucay, llamar a alguien que me importe antes de dormir y un buen sueño reparador.

martes, 23 de junio de 2009

Ojalá hubiera tenido un blog antes

El viernes vinieron dos de mis mejores amigas a verme a París y lo hemos pasado MUY BIEN. Entre la visita y que comienzo a enterarme de mi trabajo, lo que conlleva una serie de marrones asociados, no he tenido apenas tiempo de escribir.
Bueno, miento, he escrito un poco...pero no he podido colgar lo que escribo.
Tiene gracia, me ha dado por pensar lo diferente que sería haber tenido un blog con 13, con 15 y con 20 años, cuando yo escribía a borbotones y me daba lo mismo todo y cualquier locura de las que escribía podía ser colgada sin mi autocensura: ahora hay cosas que escribo que no cuelgo, que son sólo para mí, porque siento que no se pueden, que no se deben leer, que tendría que explicar quizás lo que es verdad, lo que es ficción, lo que son sentimientos, lo que son pensamientos, y todo eso me provoca malestar...porque yo escribo sobre lo que me rodea, lo que conozco, y eso cualquiera que me conozca lo sabe. Y cualquiera que me lea dos veces también lo sabe.
Y algo todavía peor, hay otras cosas que ni siquiera escribo, me rondan la cabeza, me persiguen por la casa instandome a coger el cuaderno, pero ni siquiera están hechas para ser escritas para mí: me haría demasiadas preguntas a mí misma después.
Justo antes de abrir el blog unos poquísimos amigos de confianza me leían y me aconsejaban y entonces también era radicalmente diferente.
Ojalá hubiera tenido un blog antes, cuando era tan inconsciente que no pensaba en nada de todo esto, sólo sentía y escribía sin tener en cuenta nada más, sin mirar atrás, ni adelante.
Que es justamente lo que me frena ahora: el ayer y el mañana.

jueves, 18 de junio de 2009

Una joven castora en transporte publico

Si alguna vez me he quejado de un aeropuerto español, probablemente era ordenado, limpio, cómodo de trato amable al compararlo con Orly: el aeropuerto de Paris es un caos permanente, siempre hay unas colas insoportables, prácticamente te desnudas en el control y te tratan como un borrego en el mejor de los casos.
Suelo ir a Orly porque esta más cerca que Charles De Gaulle.
Si bien es cierto que a Charles De Gaulle he ido un par de veces y tampoco me ha parecido para tirar cohetes.
Hoy que por fin empezaba a enterarme un poco de que iba mi trabajo nuevo, he tenido que volar a Barcelona, a una formación interna de RRHH de mi empresa… de uno de esos programas de desarrollo del talento para jóvenes promesas de la cantera corporativa.
Como si yo fuera Cristiano Ronaldo.
Como si fuera tan joven.
Como si el talento se aprendiera con solo desearlo.
En broma, nosotros le llamamos el programa de Jóvenes Castores y, sin duda, yo hoy parecía un boy scout, con mi mochila vieja de thimberland al hombro, zapatillas beiges deportivas, y vaqueros: mi nueva condición de usuaria del metro hace que haya perdido el poco glamour que tenía.
Jugar a la ejecutiva agresiva es difícil cuando viajas en transporte público arrastrando tus maletas.
Mientras esperaba en Orly me he probado tantas colonias en el Dutty Free que no creo que me saque la mezcolanza de olores dulzones en por lo menos dos duchas. Para colmo, no he comprado ninguna.
Lo único que me hace verdadera ilusión de este viaje relámpago a Barcelona es que voy a poder ver a mi alter ego y tengo tanta necesidad de reírme con él; sobretodo de reírnos hasta que nos duelan las mandíbulas y las panzas, pero también de analizar juntos las ultimas novedades de la empresa, contarle que en Francia me siento tonta ciega y sordomuda pero a gusto al mismo tiempo. Dejar que me cuente como es trabajar sin mí en el departamento en España.
Contarle que me cuesta permanecer quieta en mi despacho.
Contarle que, a veces, en el pasillo hay un silencio tan sepulcral que parece que este sola.
Contarle que todo es tan blanco y tan de cristal, que cuando llego por la mañana siento que entro a un hospital.
Y que veo q todo el mundo tan callado que pienso que están hospitalizados.
Contarle que cuando me reúno con Pedro por las mañanas a hacer Spanish Corner, alrededor de las 10.30h, hablamos alto y nos reímos fuerte y algunos nos miran como si no estuviéramos respetando el silencio de la sala de espera del hospital.
Y que yo quisiera explicarles que los jóvenes castores como yo, no están hechos para sentarse en una sala de espera hasta que les llegue el turno de hospitalización.
Los jóvenes castores como nosotros viajamos en metro con nuestra mochila vieja al hombro, hablamos alto, cantamos a plano pulmón y reímos fuerte hasta que nos duelen las mandíbulas y las panzas.

lunes, 15 de junio de 2009

Cosas de París

En París cuando una tienda cierra a las 19h -casi todos los comercios cierran a las 19h- te están echando a patadas a las 18.55h, aunque tú tengas intención de comprar más cosas de los dos tristes botes de cocina que llevas en las manos, aunque hayas corrido desde el trabajo al metro, hayas cogido dos líneas, te hayas vuelto loca buscando la calle en cuestión: da igual, a las 18.58h de patitas en la calle. En la lluviosa calle.
En París los domingos sólo abren las boulangeries por las mañanas y las floristerias durante todo el día: los parisinos compran plantas y flores frescas los domingos, costumbre que encuentro ideal. Yo me he comprado una plantita pequeñita como mi piso, pero está un poco triste, es que se me dan de pena las plantas. El que tiene mano es mi santo, a mi se me mueren todas.
En mi cocina de París hay un cacharro que yo nunca había visto antes -parecido al de la foto- y que sirve para cocinar las cosas al vapor. Ayer eché dentro unas patatas pequeñas y claritas, unas zanahorias baby, unas espinacas y unos huevos, y quedaron tan estupendas, que estoy repitiendo experimento. Echas lo que quieras dentro, le pones agua en un recipiente que está debajo, lo enchufas, y en 15-20 minutos tienes tus verduras al vapor, sabrosas y sin marchar ni un cazo: directamente al plato.
En París ayer hacía 26 grados, estaba soleado y daba gusto caminar paseando por mi barrio, y hoy no creo que haga más de 18, no ha dejado de diluviar en todo el día, y se diría que no ha amanedido en todo el día, por la oscuridad que ha habido durante todo el día.

viernes, 12 de junio de 2009

La curiosa comunicación humana

Hoy he tenido mi primera reunión de equipo –en francés-. Ha durado dos horas. Ha sido interesante comprobar que entiendo más de lo creo, aunque soy incapaz de decir una palabra, y que me gusta mucho observar a la gente, sus reacciones, gestos, miradas y explicaciones…que dicen tanto o más que esas palabras que sólo entiendo a medias.
Siempre me ha hecho sentir incomoda, en depende que situaciones, ser tan expresiva: soy de esas personas que con la expresión de la cara dicen todo y que si, por ejemplo, no están de acuerdo con algo en una reunión, no hace falta que lo digan…el resto se ha dado cuenta por sus ojos, por su boca, por las arrugas de la piel de que es así.
No todos somos igual de expresivos…siempre me han hecho gracia ciertos actores que ponen la misma cara en un tiroteo que en la cama con Jenifer Aniston, pero, quitando casos extremos –como el de Ben Affleck - y esos grandes actores del mundo laboral que todos conocemos, si te fijas, si miras bien, si estas atento a las miradas, las respiraciones, los tonos, colores y sonidos, puedes percibir mucho más, que cuando solamente estás pendiente de las palabras.

martes, 9 de junio de 2009

Ahora sí


Ahora sí. Estoy instalada en mi pisito de París. He llegado hoy. París me ha recibido con una lluvia tenue y fría, y me ha encantado.
El piso es una maravilla pequeña: luminoso, de techos altos, muy parisino, y me he sentido cómoda desde que entré. El taxista me ha dicho que vivo en la calle más larga de la ciudad, que mide 4 kilómetros.
Hace días que no consigo sentarme ni cinco minutos a escribir. Pero ahora sí. Ahora que he terminado el máster, ahora que comienzo una nueva etapa profesional. Ahora que voy a vivir durante seis meses en París. Ahora sí.