domingo, 31 de agosto de 2008

La batalla del brezo

Nuestro Nidito pega con otro Nidito similar. Nuestros patios están separados por una simple verja. Los vecinos del Nidito aledaño todavía no viven a tiempo completo, sólo vienen de vez en cuando. Es de agradecer porque cuando estamos a ambos lados de la verja, parece que estemos comiendo juntos, o hablando entre nosotros.
El brezo de la verja en cuestión hace meses que nos estamos jugando a los chinos quién lo pone. Una noche de fiesta, ya no me acuerdo si de su lado o del nuestro, decidimos pagarlo a medias. Lo compraron los vecinos, y lleva semanas decorando su patio. Las mismas semanas que yo llevo deseando que alguien se remangue y lo ponga ya, porque la vecina está más buena que yo y salgo perdiendo en las comparaciones de verano.
Los domingos deberían estar prohibidas las visitas sorpresas de las madres, las suegras, o las vecinas, aunque sean las de al lado. Un poco antes de las 12.00h ha sonado el timbre. Yo estaba tirada en el sofá en camisón con un café en una mano y el ordenador en la otra. Me he cagado en todo, literalmente, y he deseando que fuese alguien que se había equivocado. Como el cerebro va deprisa, al menos me he alegrado de llevar ropa interior. Pero no se habían equivocado, era el santo de la vecina, que venía a poner los enganches del brezo por nuestro lado. Él tampoco está mal, hace juego con la tía buena, pero demasiado muñequito Ken para mi gusto.
Como los hombres son así, mi Ken y el de la Barbie morena de al lado, están en el patio descojonados de la risa amarrando brezos. Yo le doy gracias al cielo de no tener que hacer nada similar con la vecina, porque me hubiese muerto. De asco.

jueves, 28 de agosto de 2008

Cuando los elementos multimedia me abandonan

Mi relación con la tecnología es de amor-odio, como sabéis. El domingo no me funcionaba Internet. De repente, dejó de funcionar. No sabía por qué. Como estaba sola en casa, no podía gritarle SOS a nadie. Tuve un primer pronto de mosqueo, porque lo que quería era escribir, navegar un rato, en una tarde calurosa y distendida de domingo. A las 21h todavía hacía 29 grados.
Pero cuando me di cuenta de que funcionaba la tele y el teléfono, le di mentalmente las gracias al dios del Imagenio, porque en el Nidito, cuando no hay Internet tampoco hay tele ni teléfono y el par de veces que se ha dado esta situación siempre me da por pensar que (coño, con perdón) hacíamos con nuestras vidas antes.
No hace tanto no sólo no había Internet y sólo había dos canales y generalmente una televisión por hogar. Haciendo un esfuerzo muy intenso creo recordar que yo me entretenía leyendo, escribiendo e imaginando.
Quizás esa sensación que hoy tenemos cuando los elementos multimedia nos abandonan, es la misma que teníamos cuando había un apagón. Ahora ya casi no se va la luz, pero antes, el calor, el frío, una tormenta…cualquier cambio meteorológico dejaba las casas sin luz: había que encender velas y recuerdo esos episodios como aventuras divertidas y muy muy lejanas.
Quién no ha oído decir en su familia que un hermano, un primo, un sobrino es fruto de un oportuno corte de luz. Claro, que, mañana a nuestros hijos, sobrinos y nietos quizás tendremos que decirles que son fruto de un corte del Imagenio…sin Internet, sin ninguno de los ciento y pico canales de televisión, sin teléfono, sin batería en el móvil, ya se sabe…

miércoles, 27 de agosto de 2008

Las cosas de las madres

Un mes sin ver a mi madre y lo primero que dijo cuando abrió la puerta fue (con cara de mala leche, además):
- ¿Pero qué tienes ahí?.
Yo al principio me quedé parada frente a la puerta...ahí dónde, me pregunté...pues...en una mano la bolsa de la compra y en la otra el bolso.
- ¿Qué es eso?- Ella insistiendo. La cara de mala leche aumentando.
Balbucee, - ¿dónde, el qué?-.
Se acercó a mi cara con el dedo en lanza: ahí. En los morros. Señalaba claramente mis morros.
Ahhhhhhhh.
- Un herpes, mamá, un herpes - acerté a decir, algo contrariada por el recuerdo repentino de mi herpes, que no creía ya tan horrible, cuatro días después de estar untándome una cremita asquerosa, sin poder comer bien, escupiendo pellejitos, de pegarle un morreo a alguien ni hablamos.
- Ay, hija, que susto, creía que te habías hecho un piercing- cara de madre aliviada. Sonrisa y media vuelta.
Mi madre cree que puedo hacerme un piercing en los morros a estas alturas de mi vida y además, ocultárselo a la familia. No sabía si reírme o mosquearme. Al final pensé que lo mejor era escribirlo.

martes, 26 de agosto de 2008

A finales de agosto

A finales de agosto me debato entre las ganas de que la rutina vuelva a mi vida y las de alargar estos días raros, pausados y calurosos de agosto. No quiero que se termine el verano, las carreteras de Madrid vacías, los restaurantes sin tanto ruido, la mayor parte de la gente de vacaciones, las horas medio-dormidas, el tiempo para mí, para leer, para escribir, para no pensar en nada o en todo, para valorar la vida, para desordenarme con placer.
Pero tengo ganas de que pase el calor abrumador, que me produce bajadas de tensión que me dejan kao. Tengo ganas de que el trabajo sea trabajo y los horarios horarios. Y los fines de semana sepan a gloria cuanto más cortos son. Y de que llueva, truene y relampaguee.
El final del verano siempre me deprime un poco, al mismo tiempo que me reconforta saberme a punto de realizar la inmersión en la inevitable rutina diaria que no deja espacio a la imaginación.
Aunque este otoño tiene pinta de ir a ser un poco diferente, con más viajes, más responsabilidades, nuevos espacios, nuevos proyectos…por eso estoy algo más intranquila de lo habitual por estas fechas.

lunes, 25 de agosto de 2008

Cómo se sugestionan los cuerpos

Estaba tan tranquila, lo juro. El verano, el calor, los cambios de presión…
Mis ovarios, alternativamente, derecho e izquierdo, son regulares como relojes suizos, 28 días clavados, al abrigo de la luna llena.
Un retraso de cinco días es una cosa extraña en mi exacto organismo, pero no estaba nerviosa, escudada en mis dolores premenstruales habituales: me dolían los ovarios, me dolía los cuernos (dos puntos estratégicos en las sienes, un dolor inconfundible) y tenía el cuerpo hecho polvo hacía una semana.
Pero entonces alguien me dijo que no me fiara, que esos síntomas podían confundirse con los del embarazo. Y entonces hice lo que no hay que hacer NUNCA, buscar esos síntomas en Internet, error fatal, porque POR SUPUESTO, los tenía todos.
Aunque me había dicho a mí misma que no compraría el test de embarazo hasta pasados al menos diez días, Internet y los falsos síntomas evidentes me hicieron adelantarme y a los seis días de retraso fui a la farmacia de mi barrio.
Y pasó lo inevitable: fue tener el test en mi poder y bajarme la regla. No me dio tiempo ni a hacérmelo. Cómo se sugestionan los cuerpos y como se dejan engañar los cerebros.

viernes, 22 de agosto de 2008

Relato: Ella

Al entrar en casa ha mirado primero el reloj y después de recorrer la cocina con la mirada, ha enchufado el transistor. Son las 14.45h, con un poco de suerte, aun puede escuchar las noticias.
Acaso los deportes, porque ya es un poco tarde. Cuando caliente la comida verá el telediario de las 15.00h. de Antena3, con la esperanza de que no abran otra vez con el conflicto de Georgia.
Mientras la cálida voz radiofónica inunda el ático, ha posado el portátil sobre la mesa del salón y melancólica se ha preguntado como es posible haber terminado trabajando en un banco. Ella, que juró no meterse en una oficina jamás. Ella, que tantas veces repitió que no dejaría el contacto con la gente. Ella, que seguía sintiendo que era cooperante, pero que ahora era la última en marcharse de las oficinas de la calle Orense. Ella, que ahora escribía informes semanales, mensuales y anuales. Informes en inglés, en español y en alemán. Ella que ahora se llevaba siempre el trabajo a casa. Ella, que prácticamente había suplicado a su Manager un ordenador portátil, para poder trabajar cuando estaba fuera de esa oficina. Lo peor de todo, era, que a ella, su nueva vida de oficina le gustaba y ese trabajo que tantas veces había jurado no tener, absorbía la mayor parte de sus horas.
Los días en las calles de Guatemala parecían tan lejanos como el Día de su Primera Comunión. La melancolía se marchó del mismo modo que vino, en un breve pensamiento y como Matías Prats ha abierto el telediario de Antena 3 con imágenes de Georgia, la siesta ha ganado el pulso al resto de actividades posibles para la sobremesa del viernes.

jueves, 21 de agosto de 2008

Cosas que te rompen

Hay cosas que no se pueden comentar, ni mucho menos comprender.
Que no se pueden remediar.
Que por no poder, no se pueden ni consolar.
Hay muchas veces que sólo se puede callar y dar las gracias a la vida, por serlo.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Súper hermanas

Entiendo que es mi percepción de la vida, claro, pero tener hermanas es guay.
Sé que hay otras percepciones, y familias que no se entienden, hermanos que no se relacionan o que no se quieren bien, pero para mí: tener hermanas es fantástico y fundamental.
Porque una hermana para mí, mi hermana, es esa persona a quién le puedes contar cualquier cosa, lo que sea, que siempre va a ser incondicional, aunque no le parezca bien, aunque te lo diga, aunque discutáis como cochinas, da lo mismo, es tu hermana.
A una hermana puedes insultarla –solo tú y nadie más, claro- que para eso es tu hermana. Y ella a ti. Y decirle las cosas más crueles del mundo, darle ahí, dónde duele…total, la mayor parte de las brutalidades más grandes que has podido imaginar se las has dicho ya, tras toda una vida viéndola levantarse con cara de dormida y acostarse diciendo tonterías. Y peores te las ha soltado ella a ti, sin pestañear.
Contar con ella aunque viva en otra ciudad o en otro continente. No hay horarios para llamar a una hermana o para despertarla para desahogarte. Porque sabes que está siempre, sin espacio, sin tiempo. Dormir con ella sin miedo al contacto físico aunque tengas 30 años. Entrar al baño aunque esté dentro y desnuda, usar sus cosas y dejarlas sin recoger. Ir a su casa sin avisar y saber que siempre le va a alegrar. Pasarte mil horas juntas sin hacer nada especial, viendo pasar el tiempo. Robarle una camiseta para siempre. Saber que tú no verás ese bolso de vuelta jamás. No sentir envidia fea jamás. Tener ganas de matarla durante una semana seguida, sin perdonar, en silencio, y pasar a adorarla en menos de un minuto. Apoyarte y apoyarla. Ser hermanas.

Sorpresa de vacaciones

Estábamos en la Plaza Pombo, sábado de la semana grande. Hacía buena noche. Habíamos apurado el día en la playa. Iba tan distraída paseando por la plaza, había tanta gente y tanto jaleo que no vi de dónde procedía la voz que casi gritó:
- Ostía, que fuerte, Cristina Cabeza-
Esa era yo, en efecto, miré a mí alrededor.
Primero vi un flequillo perfecto, rectilíneo, abundante, negro, liso. Y después sus ojos sonriéndome. La reconocí en ese momento, Andrea, mi amiga del colegio, a la que no veía hacía más de diez años, desde que me mudé a Madrid prácticamente.
- Joder, cuánto hace.
Cálculo mental. Quince años por lo menos. Me asustó pensarlo.
Nos medio-pusimos al día, la encontré igual, pero distinta, bien, en definitiva.
Nos dimos los números, los correos electrónicos. Nos despedimos contentas.
Qué sorpresa.

martes, 19 de agosto de 2008

Rutina vital

Para mí los años no empiezan en enero, empiezan en septiembre.
Demasiados años en las aulas de colegios, institutos y carreras tienen la culpa. Las agendas, toda mi vida, han empezado en septiembre –finales de agosto, mejor dicho- y han terminado a mediados de septiembre del año siguiente. Desde que empecé a trabajar continuo con este misma pauta y es, alrededor de la última semana de agosto cuando inauguro agenda y empiezo un cuaderno nuevo, de anillas, de cuadros de un determinado tamaño –no vale cualquiera-, de tapas duras, tamaño cuartilla.
Hoy he comenzado el rito: cuaderno nuevo, este año es reciclado, teléfonos indispensables en las dos primeras páginas y lista de pendientes de septiembre, para empezar a entrar en materia, para hacerme a la idea.
Lo siguiente en esta rutina es coger la agenda, pequeña, para el bolso, para apuntar sólo las cosas inolvidables con una sola frase, pasar a limpio todos los cumpleaños del año, marcar las fiestas, los puentes, las vacaciones. Quizás alguna cita importante que sepa ya de antemano.
Pero no he podido empezar la agenda, porque no he encontrado una que me guste, con su tamaño pequeñito, sus tapas platificadas, que las hojas no se peguen, que sea escolar, si puede ser…a ver si esta semana lo consigo y para la que viene estoy al día de rutinas vitales.

100

He llegado a mi post número 100 y ¡¡¡no me había dado cuenta!!!! me he dado cuenta esta mañana, cuando actualizaba. También esta mañana he reparado en que tengo 100 amigos en Facebook. Qué coincidencia. Y qué ilusión me han hecho las dos cosas, mira que tontería.
He tenido al menos 100 veces ganas de escribir en los últimos meses. 100 pensamientos, malos, buenos, pero pensamientos.
Tengo 100 amigos de palo y precisamente hoy, no quiero preguntarme cuántos de verdad, porque tiemblo, no sé si es de miedo o es de pena.
Y por supuesto, tengo Más de 100 mentiras, que valen la pena. Como Sabina.
Título: Más de cien mentiras
Año: 1994Letra: Joaquín Sabina
Música: Joaquín Sabina
Disco: Esta boca es mia (1994)

"Tenemos memoria, tenemos amigos, tenemos los trenes, la risa, los bares, tenemos la duda y la fe, sumo y sigo, tenemos moteles, garitos, altares.
Tenemos urgencias, amores que matan, tenemos silencio, tabaco, razones, tenemos Venecia, tenemos Manhattan, tenemos cenizas de revoluciones.
Tenemos zapatos, orgullo, presente, tenemos costumbres, pudores, jadeos, tenemos la boca, tenemos los dientes, saliva, cinismo, locura, deseo.
Tenemos el sexo y el rock y la droga, los pies en el barrio, y el grito en el cielo, tenemos Quintero, León y Quiroga, y un bisnes pendiente con Pedro Botero.
Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena.
Tenemos un as escondido en la manga, tenemos nostalgia, piedad, insolencia, monjas de Fellini, curas de Berlanga, veneno, resaca, perfume, violencia.
Tenemos un techo con libros y besos, tenemos el morbo, los celos, la sangre, tenemos la niebla metida en los huesos, tenemos el lujo de no tener hambre.
Tenemos talones de Aquiles sin fondos, ropa de domingo, ninguna bandera, nubes de verano, guerras de Macondo, setas en noviembre, fiebre de primavera.
Glorietas, revistas, zaguanes, pistolas, que importa, lo siento, hastasiempre, te quiero, hinchas del atleti, gángsters de Coppola, verónica y cuarto de Curro Romero.
Tenemos el mal de la melancolía, la sed y la rabia, el ruido y las nueces, tenemos el agua y, dos veces al día, el santo milagro del pan y los peces.
Tenemos lolitas, tenemos donjuanes; Lennon y McCartney, Gardel y LePera; tenemos horóscopos, Biblias, Coranes, ramblas en la luna, vírgenes de cera.
Tenemos naufragios soñados en playas de islotes sin nombre ni ley ni rutina, tenemos heridas, tenemos medallas, laureles de gloria, coronas de espinas.
Tenemos caprichos, muñecas hinchables, ángeles caídos, barquitos de vela, pobre exquisitos, ricos miserables, ratoncitos Pérez, dolores de muelas.
Tenemos proyectos que se marchitaron, crímenes perfectos que no cometimos, retratos de novias que nos olvidaron, y un alma en oferta que nunca vendimos.
Tenemos poetas, colgados, canallas, Quijotes y Sanchos, Babel y Sodoma, abuelos que siempre ganaban batallas, caminos que nunca llevaban a Roma."

Notengopa, por Nani




Me ha encantado, refleja de maravilla este verano, y con un poco de suerte, los veranos que se nos vienen. Me lo guardo, porque entre que no hay un sólo puente este otoño, que ya de por si es una de las desgracias más grandes que puede tener un otoño y la crisis, voy a pasar más tiempo en Notengopa, que en cualquier otro sitio.

lunes, 18 de agosto de 2008

La Duda

Hoy toca relato, lo he llamado La Duda

"Cuanto mejor estoy más angustia siento", esto o algo parecido a esto leí en una entrevista de la Coixet y me gustó.

Tengo la extraña virtud de dudar en los momentos menos apropiados. Cuando todo el mundo sabe lo que va a pedir en un restaurante, a mí me entra la duda, y siempre cambio en el último momento. Cuanto más completa es la carta, más dudo yo.
Cuando salgo a comprar un regalo, y por fin tengo algo en la mano, veo una cosa que llama mi atención, y me entra la duda. Cuanto más surtida es la tienda, más dudo yo.
Cuando me pongo a planear un viaje, y me decido por ir, por ejemplo, a París, de pronto pienso en lo mucho que me gusta Londres, y me entra la duda. Cuanto más largas son las vacaciones, más dudo yo.
Por mi estrecha relación con La Duda, he comido muchas cosas que no me han gustado lo suficiente en varios restaurantes, he comprado regalos que no me convencían tanto como pensaba y he hecho viajes a sitios que no me han resultado tan apetecibles. Siendo del todo sincera, tengo que reconocer que es también mi amiga La Duda la responsable de que haya degustado platos deliciosos, haya hecho regalos perfectos, y haya disfrutado de viajes inolvidables.


viernes, 15 de agosto de 2008

Los días de fiesta deberían ser todos así

Me he despertado a las diez y pico. He remoloneado poco, me he levantado, he hecho café.
He puesto una lavadora y he quitado la ropa del tendal. Hemos escuchado al Pingüino. He empezado "El Consuelo", de Anna Gavalda. Hemos mirado cómo crecen nuestras plantas.
Me ha propuesto ir a la piscina. Hacía un poco de fresco, pero hemos ido. El agua estaba deliciosamente fría. La hierba bastante húmeda. La piscina desierta. He leído compulsivamente, el libro atrapa. Hemos charlado sentados en el borde, de esto, de aquello, de todo, de nada.
Hemos vuelto a casa. Nos hemos comido, a la hora del aperitivo, en la cama. Luego en la ducha. He preparado una comida ligera como nosotros: carne y verduras a la plancha y piña de postre. Nos lo hemos comido todo. Nos hemos sentado a ver a Nadal. Yo me he dormido la siesta encima de él, con los ruidos de peloteo de fondo. Me he despertado y he comido algo dulce. Y me he leído más de media novela de un tirón. Me está encantando. Voy a sacar dos entradas de cine. No sé todavía para qué película.
Los días de fiesta deberían ser todos así.

jueves, 14 de agosto de 2008

Me gusta Julius, muchísimo

Cada vez cocino más. Me relaja, me divierte y el resultado generalmente me encanta. Consecuencia de esta afición incrementada: cada vez veo más programas de cocina.
Estoy un poco enganchada al Canal Cocina, que no hace tanto tiempo que descubrí. Mi favorito, sin lugar a dudas a Julius:

Me gusta porque no tiene todo ordenado, pulcro y a mano. Más bien al contrario: tiene botes de todo tipo por la encimera, rebusca en los armarios para sacar cosas, guarda y recupera cosas del frigorifico…es como si de verdad estuviera en la cocina de su casa, entre cacerolas.
Me gusta porque no tiene el delantal impecable: se mancha de harina las manos, de aceite el mandil y hasta hay veces que tiene restos por la cara.
Me gusta porque siempre me da miedo que no le de tiempo a hacer la comida en 22 minutos y ¡¡¡siempre la da!!!, haga lo que haga, me estresa muchísimo, pero me encanta cuando lo logra.
Me gusta porque me cae bien, porque va vestido informal, despeinado y sin afeitar a hacer su programa de cocina.
Me gusta porque lo mismo te bollitos preñados y canapés de salmón, que una quiche, que un guiso.
Ayer estuve viendo sus dos libros de cocina. Me gustaron mucho las fotos, y las explicaciones, pero el formato es enorme, poco manejable. Me gustan los libros de cocina más pequeños.
Desde aquí hago un llamamiento: Julius, saca tus libros en formato de bolsillo, pleaseeee.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Parece mentira

He hecho limpieza de correos personales. Parece mentira la cantidad de mierda que guardo a veces de tiempos inmemorables. Parece mentira que haya borrado algunas cosas que ahora me gustaría releer. Parece mentira que haya gente importante que de repente desaparece de tu vida y es como si nunca hubiera estado en ella.
La última vez que le vi estuvimos tomando algo, hablando de libros que habíamos leído, del blog –él fue uno de los grandes impulsores de la idea, y me celebraba muchísimo los post, aunque nunca me ha dejado un comentario, quizás ya no me lee- de mi recién estrenada relación, de la suya, que en ese momento hacía aguas, de viajes que habíamos hecho y de los que queríamos hacer, de lo difícil que era todo para unos treintañeros como nosotros, de la precariedad laboral, del imposible acceso a una vivienda.
Fue una noche divertida, no recuerdo de que mes, y me emborraché un poco, lo justo para estar más graciosa que de costumbre. Sé que él también se divirtió, esas cosas se notan. Si llego a saber que iba a ser la última, quizás recordaría la fecha o cómo nos despedimos, o algún detalle concreto. Pero no lo sabía.
Hablamos alguna vez más, después hubo un incidente desafortunado al que no le di mayor importancia, los amigos aguantamos esas cosas y peores, hace falta más que una llamada poco apetecible para que yo me enfade, pero después de aquello, tardó tiempo en volver a llamar y nuestras conversaciones se fueron espaciando en el tiempo.
He borrado centenares de correos suyos con tonterías, chistes, anécdotas divertidas esta mañana y cuando me he dado cuenta de la fecha, la coincidencia me ha hecho sonreír con los ojos arrugados…sola, con cara de tonta frente al ordenador, sin testigos de esta melancolía extraña que me ha provocado acordarme de él.
Parece mentira, pero hace un par de años, -¿quizás hace ya tres?, no, no, hace dos, estoy casi segura, lo que pasa es que parece que haya pasado toda una vida en el último año-, que estábamos disfrutando de las vacaciones de verano juntos, conociéndonos mejor, viendo cosas nuevas el uno del otro. Y esta semana cumple años, el domingo 17, aniversario de la segunda vez que nació, en el Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, después de una noche estúpida en la que le apuñalaron por una discusión en la puerta de un bar pijo y que, al menos a mi, ese nacimiento y el tiempo que pasó ingresado, me dieron la oportunidad de conocerlo mejor, de encontrar una de esas personas que merecen la pena de verdad, que quizás de cualquier otro modo no hubiera podido tener el gusto de conocer.
Por si lo lees. Porque sabes que no te voy a llamar, ni a mandar un sms, porque se lo aseguré. Felicidades. Te deseo lo mejor.

La belleza está en interior: y un cuerno

“La niña que cantó en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos sólo movía los labios porque la que realmente ponía la voz era mucho más fea”.
Lo he leído esta mañana en la portada de El Mundo, de El País, de La Vanguardia y pude verlo anoche en los telediarios. No podía creérmelo. Bueno, sí que podría creérmelo porque ejemplos como este se suceden todos los días en todos los ámbitos, pero no es lo mismo que elijan a la más rubia angelical de ojos más azules para representar la función de fin de curso del colegio aunque no sea capaz de memorizar dos frases, que que no nos enseñen a la voz cantante de la ceremonia inaugural de unos juegos olímpicos porque no es lo suficientemente mona y pongan una chinita ideal a hacer play back. Si por lo menos no hubiera trascendido sería un poco menos vergonzoso.
Nos quieren transmitir chorradas desde pequeñas: que la belleza está en el interior, que si te portas como debes todo irá bien, que si luchas por algo intensamente lo conseguirás…que no digo yo que enseñar valores no esté bien, lo está, ayuda a ver la vida más de color rosa.
Pero en la vida real, desgraciadamente o no, las guapas tienen más posibilidades que las feas en una entrevista de trabajo, en las relaciones personales y hasta en la cola de la pescadería. Si te portas bien, a veces las cosas van bien, pero otras veces tan de culo. Exactamente lo mismo que si te portas mal. Y por mucho que luches y te esfuerces, tendrás más posibilidades de conseguirlo, pero es muy posible que no lo consigas.
Quizás esto también tendrían que enseñarlo de algún modo cuando eres pequeño…los niños de hoy han tenido un ejemplo de libro con las niñitas chinas: “Cantas como un ruiseñor, pequeña china, pero como eres un poco feita, pues mejor vamos a poner a esta mini-geisha a mover los labios, que quedará más linda para hacer volar la imagen del país alrededor del mundo. Afina de pena, pero es guapísima, qué le vamos a hacer”.

martes, 12 de agosto de 2008

Cómo embotar bonito

Estoy obsesionada con comprarme un bonito del norte entero ahora que es temporada y embotarlo en aceite para el invierno. Sólo que no sé cómo.
También me gustaría congerlar otra parte del hermoso y delicioso bonito para poder comerlo durante el año, cuando el atún está carísimo y bonito ni siquiera hay.
No sé cómo ha dado esta fiebre, pero yo este año me compro un bonito y lo emboto, si o si. He encontrado un par de fórmulas en Internet, pero claro, no es lo mismo que una experiencia de primera mano. ¿Alguna sugerencia?.

Segundo día en la oficina...uno menos para las vacaciones

Desde que me mudé al Nidito, compro en el Mercadona. Mucho mejor para mi economía, porque la compra me cuesta exactamente la mitad que cuando la hacía en el Alcampo de al lado de casa. Me gusta bastante, más el de Torrelodones que el de Villaviosa, pero vivo en Villaviciosa, así que no tengo mucha excusa para ir al de Torre, solamente cuando voy con mi santa madre, pero ella sigue disfrutando de las vacaciones…así que…vuelta al Nidito, vuelta a la oficina, vuelta a las rutinas, compra que nos toca.
Por cierto, ir con mi santa madre a la compra es una experiencia única: tiene mucho mejor ojo que yo para todo, hasta para elegir la carne a través del plástico de la bandeja, o la fruta que está más buena. Me comenta sus trucos, pero sigo siendo una mera aprendiz a su lado.
Volver a trabajar y hacer la compra en un mismo día puede ser muy perjudicial para la salud, pero es que no había un solo alimento fresco en mi nevera. Sólo los tomates de mis plantas, que crecen en el patio, pero como son plantitas pequeñas, me los comí en ensalada en mi primer atracón después de volver de la playa todos. No deje ni uno.
Fui, como siempre, un poco de morros, porque el Mercadona está muy lleno, porque no me gusta el parking, y porque él tiene una amiguita cajera y siempre, siempre, siempre nos la encontramos.
Pero fue llegar y se me quitó el mal rollo de golpe: en el aparcamiento había tres coches, el Mercadona lucía vacío para mi -si hubiera querido, hubiese podido hacer carreras de carro conmigo misma de lo espacioso que estaba-, la pescadería sin cola y ni rastro de la amiguita.
Menos mal. Recuperé el buen humor de golpe.
Y hoy lo estoy aguantando bastante bien. Segundo día after holiday paradise en la oficina.
Después del primer día de lectura brutal de los correos electrónicos, hoy he hecho una más analítica, archivando lo archivable, y dejando lo pendiente en pendientes.
Un día menos…para las vacaciones de Navidad.

lunes, 11 de agosto de 2008

La vuelta al cole

Volver a madrugar es lo que más me cuesta. A las ocho de la mañana tenía los ojos tan hinchados que apenas podía abrirlos, pero el agua de la ducha hace milagros.
Estaba contenta esta mañana, con ganas de llegar a la oficina, de sentarme en mi mesa, ver todo el trabajo atrasado acumulado, volver a sentirme activa...incluso he venido todo el camino hasta Madrid cantando como un ruiseñor (un ruiseñor sordo y ronco, pero ruiseñor al fin y al cabo), pero cuando he visto que tenía 350 correos sin leer me ha entrado un vértigo...que he tenido que irme a por un café para poder soportarlo.
La vuelta al cole siempre me ilusiona, pero me resulta dura al mismo tiempo, el fin de la libertad horaria, y de esa pequeña barrera que separa el descanso vacacional del aburrimiento y la vagancia.
Tengo mil sensaciones extrañas hoy. No me preguntes por qué.

domingo, 10 de agosto de 2008

Se me han terminado las vacaciones

Después de una semana sin ponerme encima más que el bikini.
Después de una semana en chanclas.
Después de una semana sin peinarme.
Después de una semana sin preocuparme de nada.
Después de una semana haciendo simplemente el camino de la cama a la playa, de la playa al chiringuito, del chiringuito al sofá, del sofá a la playa, de la playa al chiringuito, del chiringuito a la playa...y así indefinidamente...
Se me han terminado las vacaciones.
No puedo decir más.
Ya estoy en Madrid.
Mañana vuelvo a la oficina.

martes, 5 de agosto de 2008

Para pasar calor hay que venir al sur

Nunca he veraneado en el sur, ni en el mediterráneo. Siempre en el norte. Hasta este año, siempre he creído que las hordas de personas en la playa con sombrillas, sillas, tumbonas y hasta mesas era una exageración. Que era una cosa de antes, eso de ver a gente en bikini en el supermercado, que los chiringuitos en plena playa no eran más que un invento de Cuéntame.
Pero me toca dar fe de todo ello y peor aun, confesar, que me he imbuido del espíritu del veraneante. Estoy en una playa situada donde Murcia linda con Alicante. Hace muchísimo calor, porque hay una ola africana que está atravesando España justo esta semana, la primera de agosto –cuándo si no, también yo…- y no sé para que me traje maleta porque no me he puesto la ropa desde que llegue el sábado. No quiero decir que esté practicando nudismo las 24 horas del día. No. Lo que sucede es que desde que llegue sólo he usado los bikinis y las chanclas. Y un pareo, el único que tengo, porque en Santander entras en pareo al súper y te detienen. Estoy usando el pareo más esta semana que desde lo tengo, ya no sé si hace dos años o tres.
Estoy no morena, requetenegra. Mi madre opinaría que es demasiado. Pero no puedo evitarlo, a mi los rayos me cogen aunque me esconda de ellos.
Y me he leído dos novelas:
“Llenos de vida” de Fante, que me ha gustado un montón. Me ha recordado un poco aunque no sé muy bien por qué a “Crucero de Verano” de Truman Capote, que también es deliciosa.
“Madrid Blues” de Blanca Riestra. No está mal, se deja de leer, pero tampoco me ha parecido de caerse de culo. Lo que más me ha gustado es cuando describe sitios de Madrid, del centro, de manera bastante minuciosa. Pero la historia no me ha terminado de enganchar.
Ahora estoy con el último de Federico Moccia. No había leído nada de él todavía, a pesar de que ha vendido todo y más en Italia. Las traducciones del italiano en las que se nota que el original es italiano, me encantan. Si me da por estudiar algún idioma más alguna vez y es por placer y puedo elegir, elegiré italiano, porque me encanta como narran. Eso me ha hecho recordar a Baricco, que no puede gustarme más. Leí hace tiempo "Seda" y me enamoró -mucho antes de que hicieran la película y le cambiaran el diseño a la portada del libro para mi disgusto-. Y después he leído “Esta Historia” y “Sin sangre”. Y ninguno me ha defraudado. Baricco es realmente fantástico. Con el que estoy ahora, el de Moccia es “Perdona si te llamo amor” se lee solo, muy ligero, fácil. Ya veremos. Por cierto, me he paseado por la Web oficial, y me he quedado loca porque tiene un montón de chuminadas...una de ellas ilustra este post.


lunes, 4 de agosto de 2008

Como si nos hubiéramos visto ayer

¿No tenéis amigos de esos a los que da lo mismo el tiempo que hace que no ves, que siempre es como haber estado juntos el día antes?.
Pues esa es la situación que se da siempre con mi amiga Esther. Nos vemos poco, de hecho, muy poco, porque cada una tiene su vida, ella viaja mucho por trabajo...vamos, que nos vemos dos veces al año con suerte.
La pasada primavera fui a conocer su piso, chulísimo, donde vive con su futuro marido, porque mi amiga Esther, mi amiga de toda la vida, con la compartí clases en el instituto, tardes inagotables durante la adolescencia en la urbanización de nuestros padres, que eran y siguen siendo vecinos, veranos larguísimos en el norte de España, se casa el año que viene. Y va a ser una boda de las inolvidables seguro.
El sábado pasado quedamos para cenar. Una cena de parejas, algo a lo que no estoy yo muy acostumbrada. Y fue una noche genial, como siempre, como si nos hubiésemos visto el día antes. Cenamos en La Conveniente, muy bien. Son unas bodegas antiguas, con un pianista en directo, mesas y taburetes de madera recia, donde se come bien y bastante apañado de precio. Nos tomamos una tabla de quesos memorable. Hablamos de todo, nos emborrachamos. Nos reímos muchísimo. Cañadío a las dos de la mañana estaba que no podíamos ni movernos.
Pasó algo divertido: nuestros churris pegaron la hebra toda la noche y nosotras pudimos ponernos al día de absolutamente todo: boda, familia, amigos comunes, trabajo, pisos, hipotecas, decoración, crisis....todo.
Nos despedimos como siempre, diciendo que nos veríamos pronto, quizás si...quizás no...lo que es seguro es que cuando nos veamos será como haber estado juntas ayer mismo.

sábado, 2 de agosto de 2008

Mi patio tiene tomates

El Nidito tiene un patio. Como piso está muy bien, pero el patio es una vermaravilla. Muy amplio, para poder hacer barbacoas, reuniones con amigos, para poder leer a la sombra, incluso para dormitar en las tumbonas.
Lo hemos llenado de plantas. Bambús frescos y con movimiento, un madroño, rosas, jazmines de sol, tomillo, lavanda, buganvilla...y lo que más he deseado: plantas de tomates y de pimientos. Me encantan los huertos, me encantaría tener uno, pero a falta de huerto he plantado tomates y pimientos (y también quiero poner calabacines y cebolletas) en enormes tiestos en mi patio. Están ya madurando, aunque las plantas son pequeñitas.
Hoy me he comido la primera ensalada de mis pequeñosy rojitos tomatitos. Me ha sabido a gloria.

viernes, 1 de agosto de 2008

De agrandar mi obra nada de nada

Cuando leía apasionada cada periodo estival los Tintos de Verano de Elvira Lindo, recuerdo que ella explicaba que durante las vacaciones se iban al campo, a una casita en la sierra, cerca de El Escorial, creo, donde su "santo agrandaba su obra".
Yo tenía pensado dedicar las vacaciones a leer y a escribir. Por partes: leer he leído, pero en Santander, entre pitos y flautas, lo de agrandar mi obra nada de nada.
Eso sí, no he parado.
He ido a la playa, de hecho, a varias de mis playas preferidas -por supuesto al Sardinero, pero también a Liencres un día de mucho viento y a La Arnía una mañana maravillosa, con mil colores diferentes-, y como he estado justo la semana de fiestas, he disfrutado de las casetas de bares que habían colocado por todas las plazas de la ciudad: una idea genial, no había estado en una semana grande más divertida que esta.
He hecho algo de turismo por algunos de mis pueblos favoritos: Comillas, Santillana, Ruiloba...
Una maravilla de semana.
Y he soñado, he soñado muchísimo y tan intensamente como hacía años que no soñaba. Dedicaré un post a los sueños reales como estar viviéndolos.
Dos lecturas muy recomendables, 15 maneras de decir amor, de María Frisa. Me ha gustado muchísimo, lo leí tan enganchanda y tan ávida, que creo que voy a leerlo otra vez para ver cosas que no vi la primera. Y Cielo Nocturno de Soledad Puértolas. Sencillamente delicioso. De escribir algo en la vida, de poder agrandar mi obra en vacaciones, me encantaría que se pareciera a esto.
Mañana me voy a Murcia unos días. El plan es sólo descansar, así que espero tener algo más de tiempo para escribir, y ahora mismo me voy a comprar algún libro qué leer. Os contaré.